Mafia rumana enlistó en sus filas a hackers mexicanos para clonar tarjetas de crédito y débito

La tecnología ha supuesto grandes cambios para la humanidad. En un año como 2020 el mundo entero se benefició de los avances tecnológicos, tanto trabajadores como estudiantes se suplieron de los beneficios en esta materia para atender sus responsabilidades laborales y académicas. Las reuniones de trabajo pasaron de darse en un café o restaurante a realizarse por medio de plataformas tecnológicas como Zoom, Meet o Teams, entre otras y los trabajos escolares en grupo ahora se realizan mediante documentos en línea como los que ofrece la plataforma de Drive, que hace parte del paquete de Google.

La ciencia también se ha valido de la tecnología y gracias a los avances tecnológicos, en poco menos de un año las farmacéuticas desarrollaron la que sería la cura para el SARS-CoV-2, que avanza a paso firme en los países que comenzaron con los procesos de vacunación.

Casi todas las esferas de la economía han migrado al mundo digital, entre ellas, los bancos. Las entidades bancarias se volcaron a la digitalización de sus productos, para ofrecer alternativas a sus clientes. Hoy por hoy las personas hacen los pagos de las facturas de los servicios domésticos, créditos bancarios, entre otros, a través de los canales virtuales de los bancos. Las compras de bienes y servicios también se dan por internet, haciendo los pagos en línea, bien sea desde las propias entidades bancarias o de las pasarelas de pagos como PSE o Pay U.

No obstante, si bien la tecnología ha traído múltiples beneficios para las personas, también se ha convertido en la herramienta de trabajo de los delincuentes.

En el caso bancario, los amigos de lo ajeno se han valido de la tecnología para desocupar las cuentas de cientos de personas a nivel mundial, una práctica nada extraña para los colombianos. Los modus operandi son distintos pero todos apuntan a un mismo objetivo: sonsacar el dinero de los demás.

Quizá una de las modalidades más comunes en este aspecto es la clonación de tarjetas, bien sean débito o crédito. Este modelo consiste en robar la información que yace en los plásticos de las tarjetas mediante dispositivos electrónicos, los cuales son conocidos como skimmers, con el objetivo de transferir toda esa información a una nueva tarjeta vacía –la que sería la tarjeta clonada– para poder cometer operaciones fraudulentas valiéndose de este recurso.

Son muchos los factores que están en juego, pero sin duda alguna, los hackers –personas con amplio conocimiento de la informática– juegan un papel determinante.

Justamente, hace poco el Gobierno mexicano detectó un cartel de clonadores de tarjetas débito y crédito que cometían el delito en varios destinos turísticos, los cuales habrían sido reclutados por la mafia rumana. Tanto mexicanos como rumanos hacían parte de ese grupo. Así lo anunció el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), Santiago Nieto.

El funcionario también explicó que lograron bloquear varias de las cuentas que se dedicaban a estas actividades. De acuerdo con Nieto, fueron bloqueadas más de 79 personas, entre físicas y morales, de uno de los grupos delictivos por orden del presidente de ese país, Andrés Manuel López Obrador.

De acuerdo con la UIF, el grupo delictivo tendría vínculos con Florian Tudor, alias el Tiburón, quien sería el artífice de una red de hackers de nacionalidades mexicana y venezolana con amplio conocimiento en los delitos cibernéticos.

De acuerdo con los informes revelados por el FBI, Bandidos Revolution Team sería el nombre de pila de los hackers mexicanos. Elio Yoel Moreno González, Isaac Rafael Jorge Romero y José Alejandro Osario Echegaray fueron los tres hackers venezolanos identificados por las autoridades y quienes habrían sido los autores del método empleado para la clonación de las tarjetas. La lideresa del Cártel Pacífico en Cancún, Leticia Rodríguez Lara, alias Doña Lety, habría sido también una aliada de este grupo delincuencial. La mujer era, entre otras cosas, comadre de El Tiburón.

El grupo experto en delitos cibernéticos fue desmantelado en 2019, en el marco de un operativo que tuvo lugar en León, Guanajuato, por la Fiscalía mexicana. Se estima que Bandidos Revolution Team obtuvo hasta 1.000 millones de pesos mexicanos por los hurtos cometidos a entidades bancarias mediante los hackeos que perpetraban en los cajeros electrónicos.