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No hay que ser astronauta para que su nombre sea grabado para siempre en la misión de la Nasa a Júpiter, así puede lograrlo
La iniciativa ‘Mensaje en una botella’ permitirá que el nombre de varias personas viaje a millones de kilómetros de la Tierra.
La Nasa ha abierto plazo para agregar nombres del público en general a un poema original dedicado a la misión Clipper de la Nasa, que se lanzará rumbo a la luna Europa de Júpiter en 2024.
El poema y los nombres serán como un mensaje en una botella, viajando miles de millones de kilómetros mientras la misión investiga si el océano que se cree que se encuentra debajo de la corteza helada de Europa podría albergar vida, informa la Nasa.
Como parte de la campaña ‘Mensaje en una botella’, los nombres recibidos antes del final de este año se grabarán en un microchip, junto con el poema, escrito por la poeta laureada estadounidense Ada Limón y titulado “Elogio del misterio: un poema para Europa”.
Para participar en esta iniciativa es necesario acceder al sitio web oficial de la campaña (https://go.nasa.gov/MessageInABottle), allí el usuario deberá llenar un formulario asociado a la campaña.
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El sitio también permite a los participantes crear y descargar un recuerdo personalizable, una ilustración de su nombre en un mensaje en una botella contra una representación de Europa y Júpiter, para conmemorar la experiencia.
Esta campaña es similar a otros proyectos de la Nasa que han permitido que decenas de millones de personas envíen sus nombres para viajar junto con Artemis I y varias naves espaciales de Marte.
Europa Clipper actualmente se está ensamblando, en cámara, en JPL. Programada para ser lanzada desde Cabo Cañaveral, Florida, la nave espacial viajará 2.600 millones de kilómetros para llegar al sistema de Júpiter, donde llegará en 2030. Mientras orbita Júpiter y vuela cerca de Europa unas 50 veces, recorrerá otros 800.000 kilómetros, mientras que un conjunto de instrumentos científicos recopila datos sobre el océano subterráneo, la corteza de hielo y la atmósfera de la luna.
Un descubrimiento en la Vía Láctea que tiene ‘estupefacta’ a la comunidad científica
Cientos de filamentos -de entre 5 y 10 años luz de longitud- han sido descubiertos a lo largo del plano galáctico, apuntando al agujero negro supermasivo central de la Vía Láctea.
Se originaron probablemente hace millones de años, cuando el flujo de salida del agujero negro interactuó con los materiales circundantes.
A principios de la década de 1980, Farhad Yusef-Zadeh, de la Universidad Northwestern (Estados Unidos), descubrió unos gigantescos filamentos unidimensionales que colgaban verticalmente cerca de Sagitario A estrella, el agujero negro supermasivo central de nuestra galaxia.
Ahora, Yusef-Zadeh y sus colaboradores han descubierto una nueva población de filamentos, pero estos hilos son mucho más cortos y se sitúan horizontal o radialmente, extendiéndose como los radios de una rueda desde el agujero negro, según publican en el ‘The Astrophysical Journal Letters’.
Aunque las dos poblaciones de filamentos comparten varias similitudes, el catedrático de Física y Astronomía en Weinberg College of Arts and Sciences de la Northwestern y miembro del Ciera, Yusef-Zadeh, supone que tienen orígenes distintos. Mientras que los filamentos verticales barren la galaxia y se elevan hasta 150 años-luz de altura, los horizontales se parecen más a los puntos y rayas del código Morse, puntuando sólo un lado de Sagitario A estrella.
“Fue una sorpresa encontrar de repente una nueva población de estructuras que parecen apuntar en dirección al agujero negro --recuerda en un comunicado Yusef-Zadeh--. La verdad es que me quedé de piedra cuando las vi. Tuvimos que trabajar mucho para comprobar que no nos estábamos engañando. Y descubrimos que estos filamentos no son aleatorios, sino que parecen estar ligados al flujo de salida de nuestro agujero negro”, añade.
“Al estudiarlos, pudimos aprender más sobre el giro del agujero negro y la orientación del disco de acreción --prosigue--. Es satisfactorio cuando uno encuentra orden en medio de un campo caótico del núcleo de nuestra galaxia”.
El nuevo descubrimiento puede resultar sorprendente, pero a Yusef-Zadeh no le resulta extraño descubrir misterios en el centro de nuestra galaxia, situado a 25.000 años luz de la Tierra. El último estudio se basa en cuatro décadas de investigación. Tras descubrir por primera vez los filamentos verticales en 1984 con Mark Morris y Don Chance, Yusef-Zadeh junto con Ian Heywood y sus colaboradores descubrieron más tarde dos gigantescas burbujas emisoras de radio cerca de Sagitario A*.
Con información de Europa Press