REDES

¿Por qué se viralizan las noticias falsas en Internet?

El episodio de las cartillas con contenido sexual que invadieron las redes muestra, una vez más, la fragilidad de plataformas como Facebook o Twitter.

8 de agosto de 2016
Usuarios de Facebook creyeron que en la planta de Bavaria donde se envasa la Pony Malta cayó una persona muerta y que un Ministerio repartió cartillas con contenido sexual. | Foto: Fotomontaje SEMANA

Si en una tertulia con su vecino o con algún compañero de trabajo le dicen “es que el Ministerio de Educación repartió en colegios cartillas con contenido sexual”, ¿usted lo creería? Es más, si un familiar le asegura que compartiendo cadenas de oraciones puede sanar a un enfermo terminal ¿usted lo creería?

Pero en el mundo 2.0 parece que el sentido común se desvanece entre publicaciones y trinos. Por más inverosímil que suene la noticia, la foto o el video, son millones los usuarios que lo dan como una realidad. Como si Internet tuviera un filtro mágico que convierte cualquier inversión en una verdad que debe compartirse. Las leyendas virales se volvieron pan de cada día y sin esfuerzo se vuelve tendencia.

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Tan sólo en 2016 han ocurrido estos ‘sucesos’ en redes sociales:

1. A raíz de un mensaje en WhatsApp buena parte de los usuarios de Facebook creyeron que en la planta de Bavaria donde se envasa la Pony Malta cayó una persona muerta. El bulo creció tanto que la multinacional tuvo que grabar un video mostrando el nivel internacional de sus máquinas.

2. A partir de un confidencial de 1985, los usuarios de Internet creyeron que Burger King se iba de Colombia. La marea llegó a tal punto que los estadounidenses también tuvieron que aclarar que seguían en Colombia.

3. Usuarios mal intencionados aseguraron que un Ministerio repartió cartillas con contenido sexual para menores de edad.

Antes de compartir: ¡lea!

Los engaños en Internet tienen una serie de denominadores comunes. El primero es la intencionalidad de los piratas cibernéticos que propagan en primera instancia los hechos falsos. El segundo factor, y acaso lo clave, tiene que ver con la inocencia o la búsqueda de likes por parte de los usuarios comunes.

Vale la pena detenerse para analizar este comportamiento. Expertos en comunicación señalan que “muchas veces los usuarios comparten la información aunque sepan que es falsa”. ¿La razón? Tener más interacciones. Sí, muchas personas ven que estas mentiras generan más ‘Me gusta’, más retuits y más corazones. Esto, sumado la creencia que todo en Internet es verdadero, creó una fórmula a la medida de los inescrupulosos.

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Pablo Jacobsen, un asesor de comunicaciones digitales, explicó que para los usuarios existe una especie de “satisfacción rápida” después de publicar una noticia que tiene repercusión entre sus contactos. No importa si el contenido es mentiroso o peligroso. Lo importante es que se reafirme lo que piensa cada quien y que tenga muchas interacciones.

Expertos en redes sociales coinciden en que hay dos razones fundamentales para que esto ocurra: pereza cognitiva de los propios usuarios. Y, en casos más complejos, sofisticadas estrategias de gurúes digitales que manejan al dedillo la crispación reinante en la web. En cuanto a la primera explicación, es claro que los consumidores de Internet se dejan llevar por los vaivenes de herramientas como Facebook y Twitter.

Respecto a la segunda razón, es claro que la red puede ser un peligroso amplificador de intereses mezquinos. De hecho, en el mundo existen al menos 1.500 organizaciones dedicadas a la creación de mentiras virales para hacerles daño a gobiernos, multinacionales o personajes públicos. La cifra fue revelada por empresas de seguridad informática.

La pregunta es: ¿Las redes les restaron capacidad de discernimiento a las personas? Una investigación reciente, publicada en la revista Psychological Reports: Disability and Trauma, reveló que Internet también puede activar las regiones del cerebro relacionadas con conductas compulsivas.

Esto se explica porque con el celular se permite tener una conexión permanente con las redes sociales, lo cual ofrece, sin mucho esfuerzo, una recompensa inmediata.