TRANSPORTE
Pruebas del Uber autómático: nervios y aceptación
Los nuevos vehículos deberán ahora pasar la prueba de la espesa nieve y el hielo en el invierno de Pittsburgh (Estados Unidos).
El nuevo vehículo parece haberla dominado. Sin embargo, Uber envía en cada automóvil dos técnicos, uno para mantener sus manos cerca del volante para intervenir en una eventual situación difícil, mientras que el segundo monitorea otros aspectos.
Los automóviles necesitan una intervención cada tres kilómetros en promedio, y es fácil ver porqué. Los camiones de reparto paran en forma imprevista y bloquean la senda, los peatones cruzan sorpresivamente, etc.
Pero un conductor impaciente que se cuela delante del vehículo de Uber arriesgadamente donde está prohibido adelantar, no altera sin embargo su cerebro computarizado. Realiza una suave desaceleración, suficiente para fortalecer la confianza del pasajero o se detiene cuando es necesario.
Pittsburgh, your self-driving Uber is arriving now. Check out the future of transportation. https://t.co/rVN9N2uqLJ pic.twitter.com/CHuOFl47oY
— Uber (@Uber) 14 de septiembre de 2016
El mayor riesgo en el viaje de prueba para los reporteros fue que resultaba demasiado fácil para la persona sentada en el lugar del conductor olvidarse de mirar el camino. Este aspecto también debe ser considerado.
Los nuevos vehículos deberán ahora pasar la prueba de la espesa nieve y el hielo en el invierno de Pittsburgh.
Pero el mayor desafío, según un oficial, es el básico para un servicio similar al de los taxis: ser abordado y dejar a los pasajeros en su destino. El vehículo autónomo de Uber está concebido para encontrar una plaza de estacionamiento completamente segura, algo que no abunda en las ciudades, cuando los automóviles con chofer con frecuencia paran en la calle para tomar y dejar a sus clientes.