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¿Qué puede hacer un estafador con su nombre y dirección?
El robo de identidad puede traer varias consecuencias.
El robo de identidad es un delito que sucede cuando alguien usa la información financiera o personal sin autorización del titular, para cometer fraude o un acto ilegal.
El robo de identidad puede estropear un crédito de una persona, así como costarle tiempo y dinero.
Probablemente, la víctima no se dé cuenta inmediatamente que alguien robó su identidad. Pero sí se debería sospechar, si le ocurre alguna de estas situaciones:
- Recibe facturas de productos que no compró.
- Llaman para cobrarle deudas de cuentas que no abrió.
- Aparece una información en su informe de crédito que no le resulta familiar.
- Rechazaron las solicitudes de préstamo.
- Deja de recibir el correo postal con las cuentas o no lo encuentra en su buzón.
- Tan pronto identifique que alguien está usando su identidad, hay que hacer la denuncia.
Los estafadores pueden robar la identidad de varias maneras: en persona, a través de las redes sociales, correos electrónicos, mensajería (chat), llamadas telefónicas o mensajes de texto, entre otros métodos.
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A continuación, algunos ejemplos de métodos utilizados para robar identidades:
- Llamadas telefónicas en las que informan a la víctima que ha ganado un premio o que debe pagar una deuda, amenazándola con consecuencias graves si no lo hace. Es importante aprender a reconocer una estafa telefónica.
- Robo de billetera o cartera para obtener la identificación, tarjetas de crédito o débito, número de Seguro Social o dirección del hogar de la víctima.
- Revisión de la basura para obtener estados de cuenta bancarios, documentos fiscales u otros papeles importantes.
- Instalación de dispositivos en cajeros automáticos, cajas registradoras y máquinas de pago en estaciones de servicio para robar la información de las tarjetas de crédito o débito.
- Obtención de información personal a través del teléfono móvil de la víctima cuando usa redes Wi-Fi públicas no seguras, también conocido como “Wi-Fi Jacking”.
- Envío de correos electrónicos o mensajes de texto que parecen ser de compañías legítimas para obtener información o pedir que se descargue software malicioso. Esta práctica se conoce como “phishing”.
- Espionaje de las cuentas de redes sociales y grupos como Facebook, X (anteriormente Twitter), Instagram y WhatsApp para encontrar información personal en publicaciones o fotos.
- Envío de cuestionarios y encuestas en línea que parecen ser de compañías legítimas para solicitar información o dinero.
En ese sentido, el portal Kaspersky explica que con estos datos, los criminales intentarán múltiples métodos simultáneamente, tratando de hackear el correo electrónico, el teléfono y los sitios web de comercios para acceder a las cuentas bancarias. Al mismo tiempo, se comunicarán con emisores de tarjetas de crédito para crear nuevos perfiles de usuario. Aunque estos ataques no suelen durar mucho tiempo, pueden causar un impacto financiero devastador.
Otros delincuentes preferirán conservar los datos y venderlos o solicitar una tarjeta de crédito que usarán hasta el límite. Después, la víctima comenzará a recibir llamadas de empresas de cobro. Estos ataques son más difíciles de detectar y pueden resultar en pérdidas mayores a largo plazo.