Ciencia

Una colombiana está en el equipo de científicos que logró que parapléjicos volvieran a caminar

Andrea Gálvez es la colombiana que se encuentra dentro del grupo de neurocientíficos en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza.

9 de febrero de 2022
A través de un sistema de inteligencia artificial que imita las señales eléctricas que conectan el cerebro con las piernas un grupo de neurocientíficos lograron que tres personas recuperar el movimiento en sus extremidades.
A través de un sistema de inteligencia artificial que imita las señales eléctricas que conectan el cerebro con las piernas, un grupo de neurocientíficos lograron que tres personas recuperaran el movimiento en sus extremidades. | Foto: Getty Images

Luego de que el mundo celebrara que tres personas parapléjicas volvieran a caminar luego de que perdieran esa posibilidad tras sufrir un accidente de moto, se han conocido detalles del procedimiento y el grupo de científicos a cargo de esta labor.

En este avance médico participó la colombiana Andrea Gálvez, como ella misma lo confirmó en entrevista en Caracol Radio. Gálvez es integrante de este grupo de neuroingenieros del ensayo clínico de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza.

Según explicó, el procedimiento que implicó la implantación de electrodos en los módulos de la médula espinal logró que los tres pacientes parapléjicos pudieran volver a mover las piernas y caminar.

Estos electrodos situados en diferentes puntos de la médula son manipulados por medio de un sistema de inteligencia artificial que a través de esta tecnología logra imitar las señales eléctricas que conectan el cerebro con las piernas, para así emular el movimiento del cuerpo.

Andrea Gálvez explicó que debido a que son pacientes que tienen lesiones desde hace varios años, estarán por seis meses en un proceso de neurorrehabilitación acompañados por robots de asistencia terapéutica.

Este logro se ha convertido en una nueva investigación que abre el camino para próximos médicos y especialistas. Los detalles del procedimiento se publicaron en la revista Nature. Grégoire Courtine, neurocientífico de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, y Jocelyne Bloch, del hospital universitario en Suiza, fueron los líderes científicos del hallazgo.

La intervención quirúrgica tuvo una duración de cuatro horas. En el proceso se implantaron electrodos que lanzan pulsos eléctricos de manera sincronizada y comparten la información entre la médula espinal y el cerebro para que se efectúe el movimiento de los pies.

Para que todo funcione, el grupo de electrodos se encuentra conectado a un ordenador de inteligencia artificial, el cual hace la ‘magia’: reproduce los impulsos y permite caminar. Además, también se cuenta que los pacientes pudieron montar en una bicicleta especial o remar en piragua.

“Un día después de empezar a practicar vi que mis piernas se movían otra vez; fue una emoción muy intensa”, explicó Michel Rocatti, uno de los tres pacientes en una rueda de prensa, según consigna el diario El País.

El reciente trabajo presenta una nueva novedad para el mundo de la ciencia. Los electrodos y los cables que los unen fueron diseñados por primera vez para este tratamiento. “Hasta ahora todos los implantes de este tipo reutilizaban electrodos originalmente diseñados para tratar el dolor”, señala Courtine.

“Diseñar por primera vez una tecnología específica para este nuevo uso nos permite sincronizar mejor la estimulación con el momento del movimiento imitando las señales reales que envía el cerebro al andar, por ejemplo”, agregó el experto en neurociencia.

Sumado a esto, la operación no solo permitió que se estimularan los nervios que mueven las piernas, sino también los músculos del abdomen y la espalda baja.

Como si fuera un “milagro”, los pacientes pudieron volver a estar de pie

La operación fue catalogada como un ‘éxito’. Después de varias horas en el quirófano, los participantes volvieron a estar de pie. Solo bastó que despertaran y se sintieran bien para que con la ayuda de un arnés volvieran a caminar.

Luego de esto, los retos eran aún mayores y de inmediato se prosiguió con un entrenamiento de meses. Al pasar no más de cinco meses, Rocatti pudo caminar por la calle y tomar algo en un restaurante; se apoyó de un caminador que controla la intensidad y cadencia de los impulsos eléctricos.

“Cuando uso el aparato me encuentro mejor, me siento más fuerte y los dolores asociados a la silla de ruedas desaparecen”, dijo a manera de testimonio la participante.