Entrevista

“La dictadura en Chile es un antes y un después”: Mariana Loyola

La actriz chilena es uno de los protagonistas de ‘Mary & Mike’, una nueva serie de Space que narra el horror cotidiano de los años de Pinochet.

Ana Gutiérrez
13 de marzo de 2018
Loyola junto a los otros actores de 'Mary & Mike'. Cortesía Turner.

En una lujosa casa del barrio Lo Curro de Santiago vive una familia ideal: un esposo guapo, una esposa literata, y dos adorables hijos. Ellos disponen de su hogar para tener animales en los espacios abiertos, grandes fiestas junto a la piscina y para que ella, Mary, pueda ser anfitriona de talleres literarios en la sala. La misma casa se podría describir como un cuartel de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) de la dictadura de Pinochet que opera como un centro de tortura. El edificio podría pensarse como una metáfora demasiado perfecta para lo que se vivía en Chile entre 1974 y 1977: en la superficie todo parece estar bien, pero por debajo está el horror de las desapariciones, la represión y las matanzas. No obstante la casa de Lo Curro, y el matrimonio que la habitó, es real: mientras Mariana Callejas tenía sus reuniones intelectuales, su esposo Michael Townley experimentaba con armamentos y Eugenio Berríos trabajaba el gas sarín para facilitar el asesinato de disidentes políticos.

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El 13 de marzo se estrena, a las 10:30 p.m. en Space, Mary & Mike, una miniserie de seis capítulos dedicada a la cara escondida de la pareja. Con un estilo elegante pero gráfico, recuerda a series como The Sopranos y The Americans, aunque con un matiz latinoamericano marcado. El programa narra una versión ficcionalizada de los hechos reales en los que participaron tanto Townley como Callejas, dos personajes tan fascinantes como contradictorios. Él era un estadounidense mucho menor que ella dedicado a la dictadura, y ella había viajado por el mundo y participado en una variedad de movimientos políticos contradictorios. Para entenderla mejor, hablamos con su intérprete, Mariana Loyola, sobre la vida “quíntuple” de Callejas, la humanidad de los torturadores y las heridas que siguen abiertas en Chile.

¿Cómo entrar en la cabeza de un personaje así? Callejas, por ejemplo, era madre, esposa y escritora pero cómplice del régimen. Algunos de sus cuentos hasta muestran el conocimiento sobre tortura y bombas que le dio el DINA.

Son seres humanos, nos guste o no. En el primer año de escuela de teatro enseñan que uno tiene que defender el personaje que le toque, sea amoral, asesino, psicópata. Tienes que defenderlo con verdad y no enjuiciarlo. En ese sentido, yo traté de defender a este personaje desde el lugar dentro. Es difícil entender el por qué hacen lo que hacen, no tiene mucha lógica lo que ellos hacían, tenían mucho odio, rabia y sentían que estaban en guerra y que necesitaban exterminar al enemigo. Pero son humanos, son padres que se levantan y desayunan como todos.

En particular Callejas es un personaje con una historia muy insólita, que si fuera basada en la realidad parecería una exageración del guionista. ¿Cómo retratar a alguien tan complejo?

Estudié todo lo que pude y efectivamente ella tiene una vida tan compleja que, no quiero usar la palabra esquizofrénica porque me parece muy grande, pero es una vida que no es doble, es quíntuple. Ella se fue de Vicuña, que es un pueblito muy pequeño del norte de Chile donde nació Gabriela Mistral, de hecho ella se comparaba con Gabriela Mistral, y se fue a vivir a un kibbutz socialista en Israel. Después se fue a Nueva York y marchó contra Nixon y Vietnam, y se vinculó al partido comunista. Luego se vino a Chile, se enamoró de este gringo mucho años menor que ella, y ¡ella ya tenía tres hijos! Tuvo dos más con él y van a Miami, donde ella empieza a escribir y mientras tanto Allende sube acá. Allá algo pasa, con los anticastristas al parecer, y con la distancia, y ellos empiezan a generar esta onda antisocialista y anti-Allende. Cuando llegan a Chile, un poquito antes del golpe, se meten al Frente Nacionalista Patria y Libertad, que es un grupo de ultraderecha armado. Dice uno: ¿cómo es que esta misma mujer, que fue socialista en Israel, que fue comunista en Estados Unidos, ahora está en un partido de ultraderecha? Es súper inexplicable y complejo y yo traté de abordarlo desde tener mucho conocimiento de su vida. Leí mucho, vi videos, leí sus novelas y cuentos; traté de empaparme mucho de lo que era su vida para hacerlo de la mejor forma posible, defender el texto, que es ficción con verdad, defendiendo esta complejidad de personaje que es un ser humano, finalmente. Si lo tuviera que resumir en algo es que era una mujer muy oportunista que siempre estuvo donde calentaba el sol.

¿Qué se siente abordar una herida tan reciente de la historia de su país? Townley sigue vivo y Callejas murió hace solo dos años...

La dictadura en Chile es un antes y un después, absolutamente. Para mí, en particular, es un tema fuerte, doloroso pero encuentro que es fundamental. No solo para que lo entiendan las nuevas generaciones sino para los que ya están, los que somos hijos de la dictadura; para que los mayores también vean que esto realmente ocurrió, que esta gente sí existió, que estas atrocidades sí se cometieron. Hay gente todavía en Chile que piensa que esto es un invento, que es una exageración y también hay gente que piensa que aquí había una guerra. Es muy importante, a nivel humano, contar estas historias, es valioso y convence que se recupere la memoria y que ojalá se siga haciendo justicia porque en Chile se ha hecho poca al respecto. Todavía hay gente en libertad, todavía hay muchos desaparecidos, hay pactos de silencio y, en ese sentido, se me hacía trascendental contar esta historia. Lo interesante de esta serie es que esta vez no estamos en el lugar de las víctimas sino en el de los victimarios. Va a ser interesante que la gente vea el por qué, qué le pasaba a esta gente por la cabeza, cuáles eran sus delirios, en qué estaban, porque finalmente lo que pasó en Chile es que chilenos mataron a chilenos.

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