Estreno
Racismo: un asunto de bestias
‘Lovecraft Country’ de HBO atrapa con su viaje al corazón una tierra segregacionista y la tensión que construye alrededor de las amenazas que la habitan. Algunas impresiones sobre su episodio inicial.
Se corta la respiración, un poco, mientras se acompaña a los tres protagonistas de esta serie en el auto en el que viajan de pueblos en pueblo, en esas zonas de Estados Unidos que, si hoy son racistas, en los años cincuenta eran abiertamente asesinas y torturadoras. Se hace un silencio tenso cuando los beligerantes de ‘raza superior’ lanzan sus ataques, mientras persiguen a estos seres humanos como bestias, siendo bestias. Les disparan, amenazan con colgarlos de los árboles. Pero no son los únicos. De hecho, en esas tierras y en esos bosques aledaños a carreteras se esconden bestias ‘lovecraftianas'. Del tipo que lleva al terror a un asesino con escopeta.
Lovecraft Country sigue al joven Atticus Freeman (Jonathan Majors), quien a pesar de lo joven es veterano de guerra, a su tío George (Courtney B. Vance, grande) y a su vieja amiga Letitia (Jurnee Smollett-Bell), una mujer de ímpetu, talento para conducir pero que tampoco escapa al agresivo machismo de su hermano y a los reproches de su hermana sobre un velorio al que dejó de ir...
Los tres emprenden la búsqueda de Montrose, padre de Atticus, hermano de George. Montrose (interpretado por el mismísimo ‘Omar Little’, Michael K. Williams) desapareció pero dejó cartas con pistas a seguir. En estas cartas también le habla a Atticus de un legado que debe recobrar. Empieza la aventura, que los lleva a las tierras envenenadas y los enfrenta a peligro y a secreto y a misterio.
A Atticus lo conocemos en una secuencia inicial onírica alucinante que marca la vena sobrenatural de la serie, aterrizamos cuando despierta de su sueño en la parte de atrás de un bus segregado con ruta a Chicago, con un libro encima. Le gusta la literatura pulp, con viajes astrales y monstruos. En esa ciudad encuentra a su tío George Su tío, otro adicto a la literatura, pero de horror. Se toca de frente el racismo de H.P. Lovecraft, al que el tío George acepta ignorar selectivamente para efectos de no teñir la obra escrita que igual admira.
Se basa en la novela de Matt Ruff, mezcla un poco de Mississippi Burning con Stranger Things, y su creadora Misha Green es elegante en su uso de recursos. En una potente secuencia echa mano de palabras de James Baldwin sobre un sueño americano desollado por su propia segregación, el veneno en sus venas. La huella del productor ejecutivo Jordan Peele (Get Out, Us) también se siente.
Luce a la vez como una pulida historieta. La factura visual vibra con colores marcados pero sin saturar, como los verdes intensos en los campos. También vibra una paleta de púrpuras, morados y rosados desde Letitia y otros personajes femeninos. Esto, a su extraña manera, juega con el color sangre, apenas para una serie que tiene una dosis de gore pero que no se queda ahí, es mucho más.
Este domingo hay nuevo capítulo de cinco en total. Esperemos siga en la senda.
‘Lovecraft Country’ se transmite actualmente los domingos por HBO; puede verla también en HBOGO