Pioneras
The united fruit company
Sembró los primeros cultivos de banano del país, fue el semillero del movimiento laboral e influyó sobre los orígenes de la industria bananera exportadora nacional. Una empresa controvertida.
The United Fruit Company es leyenda en América Latina. Quizás ninguna multinacional tiene tantas connotaciones en el incipiente poder de Estados Unidos sobre los países de su "patio trasero" como esta bananera que todavía domina el comercio mundial de banano. Sus explotaciones bananeras fueron de absoluta importancia para las economías de los países centroamericanos e incluso para su política, tanto que dieron origen al término "repúblicas bananeras". En el caso de Colombia, las cosas fueron distintas.
Para la multinacional, en términos de producción y exportación de banano, Colombia nunca tuvo la importancia de los países centroamericanos. Sin embargo, después de cien años de presencia en Colombia que terminaron en 2004, la multinacional dejó impactos indelebles sobre la economía nacional. No solo introdujo el banano en un país cuyo potencial agrícola le permitía cultivar cualquier producto, sino que instigó, aunque de manera turbulenta, el movimiento laboral del país, al igual que influyó en los orígenes de la industria bananera exportadora nacional.
Por un lado, a principios del siglo XIX y principios del XX, el departamento de Magdalena no era reconocido por su producción bananera. Era uno de los principales productores de tabaco, azúcar, arroz, cacao, algodón y, por último, banano. Sin embargo, la llegada de la United Fruit Company cambió este panorama drásticamente.
Por otro, el cultivo de banano no era intensivo en capital, pero su explotación comercial sí. Y capital fue lo que trajo la multinacional. Primero, la bananera asumió el control de la Compañía del Ferrocarril de Santa Marta y lo extendió 90 millas y adicionó 80 millas de tramos privados para servir las plantaciones. También construyó muelles y sistemas de riego. Además, la empresa tenía su famosa Flota Blanca de barcos para transporte internacional. Por otra parte y haciendo las veces de único banco de la región, otorgó créditos a los productores locales a quienes compraba banano, y les brindaba asesoría técnica sobre el cultivo. Esta sumatoria de facilidades cambió la estructura productiva del departamento e impulsó el cultivo del banano en lugar de otros.
Los sindicatos
A pesar de que la historia de United Fruit en Colombia es recordada por la masacre de 1928 de trabajadores huelguistas, perpetrada por el Ejército colombiano, su presencia contribuyó a crear movimientos laborales. Como dice Judith White en su libro Historia de una ignominia: la United Fruit Co. en Colombia, la débil organización de los sindicatos en Colombia a principios de siglo XX era "corolario de la ausencia de grandes empresas capitalistas".
United Fruit llenó este vacío. Y de ella se crearon algunos de los primeros sindicatos del país como la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena en 1926 que se consideraba una organización más sólida que las anteriores. También surgió el Sindicato de Trabajadores de la Compañía Frutera de Sevilla y, por su parte, United Fruit ayudó a crear Sindebras, primer sindicato de Urabá de trabajadores en puerto; su creación se debió a la estrategia de la multinacional de no tener empleados directos con quienes tuviera que negociar peticiones. Con todo, a principios de siglo XX, las peticiones de los trabajadores de las bananeras incluían cosas tan simples como una semana laboral de seis días, prestaciones de salud e indemnizaciones por accidentes de trabajo que luego fueron parte de cualquier contrato laboral.
Estas organizaciones fueron precursoras y a pesar de que, para muchos, el movimiento laboral de Magdalena había sido una derrota, los logros de los trabajadores de las bananeras no fueron vanos. Hoy Sintrainagro es el sindicato bananero más grande del mundo con 16.000 trabajadores, en su mayoría de Urabá. Y como afirma Marcelo Bucheli en Banana and Business, "(Alfonso López Pumarejo) extendió los logros de los sindicatos bananeros en los años 30. a todos los trabajadores del agro". Por su parte, agrega White, en últimas, se había desarrollado una conciencia de clase, que sería necesaria. Los empresarios y hacendados colombianos que sembraban y exportaban banano se comportaban de manera muy similar a la de la multinacional. En ciertos casos, no solo pagaban menos por el jornal, sino que contenían las mismas condiciones draconianas en los contratos de suministro.
La industria local
Durante buena parte de su historia, la United Fruit Company hizo lo posible por desanimar la competencia de los empresarios colombianos que quisieran exportar banano; sin embargo, terminó alentándolos. Como afirma Bucheli, el surgimiento del empresariado bananero nacional estuvo directamente ligado a la multinacional, mientras que en su posterior desarrollo se desligó.
Entre las maniobras que utilizaba United para sofocar la competencia colombiana estaban los contratos que obligaban a sus proveedores a darle exclusividad; ni la fruta rechazada podía ser vendida a otro. La multinacional tenía varios métodos para amarrar los cultivadores a estos contratos. Estipulaba que terceros -como las autoridades aduaneras de Estados Unidos y las cortes británicas- podían hacer cumplir los contratos. Esto frenó algunas exportaciones colombianas que se "escaparon", como las de la Cooperativa Colombiana de Productores en los años 30. También firmaba contratos en distintos tiempos, de tal manera que ninguna cantidad significativa de cultivadores colombianos quedara libre para reunirse y exportar rentablemente.
Por varios años, estas tácticas funcionaron. Irónicamente, la multinacional también transfirió a sus cultivadores los conocimientos y recursos necesarios para sembrar. Atípicamente para United en la región, en Colombia el cultivador independiente siempre suministró una cantidad importante del banano que la multinacional exportaba. Según datos de Bucheli, en 1930, el 80% del banano exportado por United era de cultivadores colombianos, mientras que en Centroamérica esta proporción era mínima.
Durante la II Guerra Mundial, United se había retirado temporalmente de Colombia y, aprovechando sus conocimientos, los cultivadores colombianos se reunieron. El renovado ánimo invitó a los empresarios colombianos a buscar importadores extranjeros. Estos esfuerzos dieron lugar a empresas que exportaban a Estados Unidos, Alemania y Suecia, entre otros. Después de la Guerra, se creó la Federación de Productores de Banano del Magdalena, un conglomerado que unió a toda empresa independiente. Para 1955, las exportaciones colombianas comprendían el 58% de las exportaciones totales de banano, el resto eran de la United. Muchas de estas iniciativas fracasaron debido al mal clima, que destruyó cosechas, y a la demora en convertir su producción a banano de otra variedad que el mercado mundial ya había adoptado (el gobierno había demorado la importación de las semillas). Ninguna alcanzaría a ser jugador mundial.
En los años 70 y 80, ya con el apoyo total del gobierno, nacieron otras empresas como Uniban y Proban, originalmente proveedores de la United, además del gremio Augura. Desde los 60, United o Chiquita, su nombre actual, se marginó de la producción directa de banano en Colombia dedicándose a la parte más rentable del negocio, la comercialización. De hecho, en 2004 la empresa, aún dominante en los mercados mundiales, vendió sus operaciones en Colombia a Banacol por US$52 millones y firmó un contrato para comprar banano colombiano durante los próximos ocho años.