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| Foto: Semana.com

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Triple homicidio en Medellín: una terrible noche en un bar de Laureles

Una de las víctimas inocentes era Mauricio Ospina, un diseñador gráfico que estaba departiendo con una amiga que acababa de llegar del exterior.

28 de diciembre de 2018

Mauricio Ospina, un diseñador de 35 años que trabajaba en la Universidad de Antioquia, se había reencontrado en un bar del barrio Laureles con una amiga que venía del exterior.

Estaban tomando cerveza, riéndose, comentando asuntos de la vida. A las 11:23 de la noche llegó hasta allí una moto, más exactamente a la calle 43 con carrera 76. Y fue entonces cuando se bajó un hombre que comenzó a disparar dentro del bar.

Mauricio y su amiga se tiraron al piso, ambos comenzaron a arrastrarse. Pero el hombre de la moto continuó disparando. Una de las balas impactó a Mauricio en la cabeza. Salió herido, pero falleció horas después en el Hospital General.

Los otros dos hombres que resultaron muertos y que estaban en una mesa cercana a la de Mauricio fueron identificados como Hernán Darío Rayo, de 49 años y John Fredy Acevedo Roldán, de 50 años. El ataque sicarial, según algunos testigos, iba dirigido a la mesa en la que estaban estas dos últimas personas.             

Al 23 de diciembre pasado, Medellín ya superaba la cifra de 600 homicidios.

Jorge Posada, uno de los mejores amigos de Mauricio, escribió estas palabras al enterarse de la trágica noticia:

Mauricio Ospina era un Dios. Era todo. Siempre estaba para sus amigos. Siempre apoyó las causas más nobles. Siempre apoyó la paz. Siempre se puso del lado de los que sufren, del otro lado de la historia. Nunca faltó. Siempre aparecía con su sonrisa, con sus ideas geniales para nombrar las cosas como son, para pintar, hacer ilustraciones de la vida, de sí mismo, de sus amigos, de historias, de la lucha por la verdad, por el fin de la guerra.

Pero Medellín se está devorando a su gente y a Mauro lo mataron ayer en un bar de Laureles, en la noche, mientras hablaba con una amiga y tomaba cerveza.

Dos hombres, en moto, llegaron al lugar, a matar unos tipos que estaban sentados en otra mesa. Mauro se tiró al piso, con su amiga, se arrastraron entre las mesas, intentando protegerse, pero el sicario también le disparó a él, en el suelo.

Ese hombre le robó la sonrisa a Mauro, le tiro a la cabeza dos tiros. Mauro murió en un hospital hasta donde llegaron sus amigos y familiares a despedirlo. Ya Mauro no está. Lo acabaron, lo destrozaron todo.

Pero nosotros no vamos a olvidarte, no vamos a dejar que el odio se trague tu memoria.

Mauro, estamos devastados y tenemos rabia de esta ciudad salvaje que amamos y nos devora.