CONEXIÓN VIAL
El Túnel del Toyo, el proyecto que acercará a Medellín al mar
El que era un viejo sueño antioqueño ahora está a punto de cumplirse gracias a una de las obras públicas de ingeniería más importantes del país: el túnel del Toyo. Sus 9,84 kilómetros conectarán a los municipios de Cañasgordas y Giraldo.
Los antioqueños han soñado históricamente con comunicarse con el océano. No solo por el deseo de ver sus aguas azules, sino con el objetivo de exportar, de forma más fácil y rápida, sus mercancías. Y claro, no han sido la única región con este anhelo, pero su caso es diferente. Están cerca, pero a la vez lejos del mar: tienen la costa de Urabá, sin embargo, las cordilleras la alejan del centro.
En los años setenta, Guillermo Gaviria Echeverri, un reconocido ingeniero, periodista y político antioqueño, propuso por primera vez una solución para el problema. “Él nació en Frontino y recorrió las carreteras de Urabá, que en esa época eran una tortura que podía durar hasta 20 horas. Entonces se le ocurrió hacer un túnel que conectara a Santa Fe de Antioquia con el otro lado del boquerón del Toyo, sin necesidad de hacer el recorrido por esas montañas tan altas y agrestes”, recuerda Gilberto Quintero Zapata, secretario de Infraestructura Física de Antioquia y uno de sus amigos.
Con el paso de los años hubo algunos intentos fallidos para materializar esta idea. Hoy la obra está a punto de hacerse realidad. Desde enero de 2018 se construye el Túnel del Toyo, un complejo vial de 37,6 kilómetros que comunicará a los municipios de Giraldo y Cañasgordas y, a su vez, reducirá la distancia entre Medellín y la costa de Urabá. Este proyecto incluirá, entre muchos componentes, un túnel de 9,84 kilómetros de longitud que será el más largo de América Latina y lleva el nombre de quien lo soñó: Guillermo Gaviria Echeverri.
La obra, que cuesta 1,83 billones de pesos (a precios del año 2012), se divide en dos tramos. El primero está a cargo de la Gobernación de Antioquia y de la Alcaldía de Medellín. Abarca 18,2 kilómetros entre las poblaciones de Cañasgordas y Giraldo e incluye siete túneles que suman 12,5 kilómetros. Su obra estrella es el túnel principal que atravesará la cordillera Occidental, bordeando el río Tonusco, y perforará el Alto del Toyo a 900 metros de profundidad. El tramo cuesta en total 1,3 billones de pesos, que están asegurados con vigencias futuras.
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La construcción del segundo tramo, que aún no ha iniciado, le corresponde al gobierno nacional y se ubicará entre Santa Fe de Antioquia y Giraldo. Estará compuesto por 4,99 kilómetros de túneles, 1,63 kilómetros en 13 puentes, 310 metros en túneles falsos y 12,51 kilómetros en vías de cielo abierto.Este segundo tramo suma 19,4 kilómetros que cuestan 530.000 millones de pesos a precios del año 2012.
Desarrollo a tiempo
Juan David Gallego, director de Túneles del Consorcio Antioquia al Mar –la contratista que se encarga del proyecto–, explica que “para el diseño del túnel usamos una herramienta llamada el nuevo método austriaco. Este es un procedimiento observacional que incorpora el terreno a los elementos de soporte y permite que, a medida que se vaya excavando, se coloquen más o menos elementos. Es un método más flexible y optimiza los proceos y los costos”.
Precisamente, debido a la planeación desde la etapa de preconstrucción, la ejecución del proyecto se ha desarrollado en los tiempos establecidos. La excavación del túnel principal está en un 21 por ciento y la obra, en conjunto, en un 22 por ciento. A este ritmo se espera concluir en enero de 2024.
El proyecto vial del Toyo generará muchos beneficios para el país y la región. Por ejemplo, se reducirá en 20 kilómetros aproximadamente la distancia entre Santa Fe de Antioquia y Cañasgordas. Se dinamizará la movilidad entre Medellín y la costa de Urabá, pues el recorrido pasará de tardar más de siete horas a solo cuatro horas y media. Y lo mejor: se abrirá la posibilidad de que este proyecto se integre a otros complejos viales de cuarta generación que puedan generar impactos en el transporte de todo el país. Además, los beneficios para las comunidades de las zonas de impacto no se han hecho esperar: ya se han generado 400 empleos directos.