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La iglesia ‘atravesada’ de Colombia: esta es su fascinante historia
La Catedral Nuestra Señora de las Nieves, ubicada en Vélez, Santander y más conocida en Colombia como la iglesia ‘atravesada’, es un monumento envuelto en múltiples historias y enigmas.
La iglesia de los veleños cumplió recientemente 100 años. Aunque algunos registros antiguos hacen referencia al lugar de oración sobre el año 1560, el reconocimiento y apertura de la puerta principal, ubicada a uno de sus costados, se da en el año 1924, fecha que reposa impresa en su enorme puerta de madera.
Su estructura singular, marcada por una disposición inusual, la convierte en un ícono arquitectónico único en el país. Aunque la elección del terreno para su construcción no fue fortuita, quienes emprendieron su edificación enfrentaron enormes retos debido a la humedad y el desnivel, factores que los obligaron a orientar el templo hacía uno de sus costados.
Uno de los aspectos más llamativos es que, en fotos antiguas, se observa que la puerta principal de la iglesia estuvo ubicada justo frente al parque de Vélez, que en esa época era la plaza de mercado campesina. ¿Qué pasó con esta puerta? ¿siempre ha sido una iglesia ‘atravesada’? Intentaremos despejar estas dudas a lo largo del recorrido.
La apertura de la puerta de ingreso por uno de sus costados cumple 100 años, fecha que reposa impresa en la entrada principal de la Catedral Nuestra Señora de las Nieves. Pero, ¿qué explica realmente su distintivo nombre?
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Esta disposición, que contrasta con la mayoría de las iglesias en el mundo, contribuye a la fascinación arquitectónica y al carácter único de la catedral. Singularidad que ha dado lugar a la frase “más atravesado que la iglesia de Vélez”, resaltando el ingenio y la peculiaridad de sus habitantes
Un libro reciente sobre la historia de la ‘atravesada’ contiene datos importantes proporcionados por personas mayores del municipio y respaldados por escritos cuidadosamente guardados en los archivos parroquiales, la curia diocesana y la Notaría Primera de Vélez.
La iniciativa de escribir sobre la iglesia de Vélez fue encomendada al padre Miguel Ángel Velasco, párroco de Vélez, quien recurrió a los conocimientos de Néstor Moyano, un reconocido historiador del municipio.
Esta colaboración le dio vida al libro Catedral Nuestra Señora de las Nieves, que narra en detalle la rica historia y las singularidades de este emblemático templo.
“Fue casi un año para recolectar toda la información”, dijo el Padre Velasco, mientras recordó la importancia de escribir la historia para contar ese legado y no olvidar el esfuerzo de los creyentes, de las autoridades, los líderes y el pueblo para hacer grandes obras.
Los primeros datos que hacen referencia al lugar de oración aparecen sobre el año 1560. Los párrocos, en conjunto con la comunidad, proyectaron el lugar como un sitio de encuentro con Dios. Para ello, realizaron donaciones y organizaron actividades como ventas de postres, empanadas y rifas para recaudar fondos destinados a su construcción.
El municipio de Vélez fue fundado el 14 de septiembre de 1539, es decir que 21 años después se habría considerado la construcción de una iglesia, o al menos así lo mencionan antiguos escritos, que describen el templo inicial, como una humilde choza donde se celebraba la eucaristía.
Fue hasta 1652, casi 100 años después del inicio de su construcción, que se encuentran datos en un documento de la Notaría Primera, que hace referencia a una iglesia, describiendo el alto riesgo de su edificación debido a los frecuentes sismos de la época.
Los temblores, truenos y fenómenos naturales llevaron a los curas de ese tiempo, a instituir a la Virgen de las Nieves como la patrona de los veleños para pedir protección y salud. Este título, lleno de devoción y esperanza, se convirtió posteriormente en el nombre oficial de la iglesia.
Los adultos mayores del pueblo relatan que antes existía un cementerio alrededor de la iglesia, donde los habitantes solían enterrar a sus seres queridos. Esta práctica fue trasladada a una de las salidas del municipio en 1778, luego de una visita pastoral que ordenó disponer de un sitio más distante para este propósito.
Entre 1832 y 1857 la iglesia se vio afectada por las guerras civiles, siendo usada como bodega, hospital improvisado o arsenal, además de ser refugio para los habitantes
Según las investigaciones de Néstor Moyano, un escrito de 1843 indicaba que se debía disponer de todos los recursos posibles para continuar con la construcción de la iglesia, que aún no contaba con altar ni con torres.
Esto se logró durante un periodo de paz de casi una década, que le permitió a los líderes religiosos organizarse en torno al lugar de encuentro con Dios.
En 1844 se menciona la creación de una organización llamada Fábrica de iglesias , fundada por los curas para recaudar recursos destinados a su construcción. Al año siguiente, decidieron implementar el cobro de los santos sacramentos para financiar su objetivo.
“Una misa cantada valía 10 reales, con órgano cinco reales, y por un rosario cantado, cuatro reales”, se lee en el escrito. El compromiso de los veleños fue tan notable que, en 1847, el cabildo de Vélez, un organismo de gobierno de la época, donó 579 pesos y un lote para la venta, con el fin de apoyar la obra.
En 1848 se informó de la terminación de media torre al norte del templo, pero la puerta se había caído. En 1849, otro escrito hacía referencia al ornato público: colegios, escuelas e incluso el hospital “yacían tristemente abandonados”, señalando que dentro de poco serían ruina, y de la iglesia se dijo: “Causa pena”.
Las guerras civiles del siglo XIX, y más tarde la Guerra de los Mil Días, convirtieron la iglesia en un refugio y centro de operaciones, frenando su construcción. No obstante, la devoción y el esfuerzo colectivo de los veleños permitieron que la obra continuara, aunque con recursos limitados.
En los años siguientes, los habitantes del pueblo siguieron donando fincas y propiedades para avanzar con la construcción de la iglesia.
Sin embargo, el 23 de septiembre de 1910 se convocó una reunión extraordinaria debido a un trágico incidente: alrededor de las 10 de la noche, un rayo había caído sobre la torre de la iglesia, destruyendo parte de ella y del tejado que había sido donado.
En los escritos se advertía que el desnivel del terreno era de cuidado y que se debía evitar una construcción peligrosa.
Luego de estas obras se autorizó la construcción de la segunda torre y en 1924 quedaron listas las puertas que dan al costado sur del templo y la del frente al parque principal. Pero un temblor, en 1967 dejó parte de las cornisas de la torre sobre la calle en dirección al Banco Popular.
Aunque los recursos eran escasos, la gente trabajaba en comunidad para seguir dándole vida al templo y entre los años 60′s y 70′s tuvo algunas modificaciones en su estructura interna para darle amplitud.
A mediados del siglo XX, el Padre Rodrigo Vesga Arenas realizó modificaciones significativas que cambiaron la estructura interna del templo. Fue entonces cuando desapareció la puerta que daba al parque principal, convirtiéndose en la entrada trasera que se conoce hoy.
Al consultar a Néstor Moyano, este compartió que no hay registros que documenten el motivo por el cual se cerró esa puerta de ingreso desde el parque principal. Lo que se sabe es que los recursos eran escasos para seguir construyendo y que esa pequeña puerta es hoy la entrada trasera de la Catedral de Vélez.
Mery Luz Martínez, de 80 años e ícono de los folcloristas veleños, contó que la ubicación original de la puerta generaba mucha distracción debido al constante paso de la gente, lo cual no era bien visto, “no atendían a la misa”, dijo. Además, al ingresar por esa puerta, el altar no estaba de frente, sino que se debía girar a la izquierda para poner atención a la misa.
Pero antes del cierre de esta puerta, ¿era una iglesia atravesada? Ante la pregunta, Néstor Moyano asintió. Explicó que, independientemente de la ubicación de la puerta principal, la fachada de la iglesia no presenta las características de una arquitectura común, ya que es mucho más larga que las construcciones típicas de este tipo.
El 14 de mayo de 2003, el templo fue elevado a la categoría de Catedral, y el primer párroco designado fue Pedro Elías Vega Quintero. Hoy, la catedral se presenta con sus imponentes torres y en una de ellas reposa un enorme reloj.
Recientemente, el color del templo cambió de amarillo a blanco y se realizaron modificaciones en la parte baja para asegurar que la nueva imagen se mantenga en buen estado, resistiendo las inclemencias del tiempo y el desgaste causado por el tránsito de las personas.
El pasado 18 de julio, los veleños se congregaron para conmemorar los 100 años de historia de la Catedral, una celebración acompañada, como es costumbre, de torbellinos, música colombiana y una noche de luces.
Esta iglesia, única en su tipo en el país y la segunda en el mundo, sigue siendo un símbolo de la identidad veleña gracias a su peculiar arquitectura, que le ha valido el nombre de ‘atravesada’. La ceremonia, presidida por monseñor Luis José Rueda Aparicio, contó con la participación de obispos, sacerdotes y todo el pueblo fiel a la diócesis.