TURISMO
¿Sabía que los perfumes y las esencias más famosos de París salen de un mismo lugar? Así es la isla Reunión
Perfume, amor y seducción resultan inseparables. En París, desde el siglo XVII y hasta hoy, varias de las esencias más exóticas tienen un origen común: la isla Reunión, territorio francés de ultramar, donde suelo, clima y vegetación conforman un banco de aromas y colores.
Cerca de Saint Denis, la capital de Reunión, una isla afrancesada en su arquitectura y costumbres, el aroma del vetiver, el geranio y el ylang-ylang impregnan el ambiente. Las fragancias proceden del Jardin de l’État, el legado vegetal que dejaron aquellos expertos botánicos de la Compagnie des Indes Orientales en tiempos de la colonia francesa.
Una de las tantas flores que pueblan este vergel, inaugurado en 1764, es el geranio (Pelargonium). Esta planta, que originalmente se trajo de Suráfrica, fascinó a los europeos de la época y sigue cautivando a los perfumistas. De hecho, las notas a menta fresca, a rosa dulce y a fruta tropical que emanan del geranio caracterizan muchos perfumes masculinos de gran éxito comercial en la actualidad.
Desde el siglo XVII, cuando fue colonizada, los franceses utilizaron a Reunión como un huerto particular de su hermana mayor, París, tanto con plantas nativas como con especies introducidas exitosamente. El primero en llegar, en 1715, fue el café, que pronto se convertiría en el principal cultivo de la isla y en un lucrativo negocio para la poderosa Compagnie des Indes Orientales. Luego llegaron otras plantas exóticas —frutas tropicales, flores y hierbas aromáticas—que fueron introducidas en Reunión de la mano de un joven horticultor, Pierre Poivre, quien también había hecho experimentos botánicos en las vecinas Ile de France (hoy Isla Mauricio) y Seychelles.
Aquellos cultivos prosperaron con un éxito asombroso y muy pronto, lejos de la fría París, el nuevo territorio francés se convertiría en el rincón más deseado entre la alta sociedad europea, pero sobre todo entre los más renombrados perfumistas. Si nos dirigimos hacia el sur de Reunión, bordeando la costa oriental, el sentido olfativo nos indica que debemos detenernos en Bras-Panon, la capital de la vainilla. Esta orquídea fue introducida desde México hacia 1820 y hoy la bourbon vanille que crece en los bosques de la costa oriental supone el cultivo más importante (y caro) de Reunión. Que la vainilla natural sea una de las especias más costosas del mundo se explica por el hecho de que aún se poliniza de modo manual flor por flor.
Lo más leído
Si bien la mayor parte de la producción se exporta —el prestigioso perfumista de las estrellas de Hollywood, Ben Krigler, es uno de sus mayores defensores— su dulce aroma también inunda la cocina isleña. Tierra adentro, el poderoso volcán Pitón de la Fournase, flanqueado por tres circos situados como las hojas de un trébol: Salazie, Cilaos y Mafate, reina en una tierra de exuberante vegetación. Desde 2003, en estas fértiles tierras volcánicas de interior crece algo más que flores exóticas y fragantes árboles de especias: el café.
La historia y las plagas quisieron que el primer cultivo que llegó a Reunión fuera abandonado en 1880 en pos de la más lucrativa caña de azúcar. Aquella prestigiosa variedad local de Arábica, el Bourbon Pointu, que tanto gustaba en la Corte de Luis XV, vuelve a ser hoy —con perdón de la vainilla— el producto más exquisito y aromático de la isla.
Texto: Kris Ubach
Fotógrafa y periodista de viajes nacida en Barcelona. Colaboradora frecuente de publicaciones como National Geographic Viajes y Lonely Planet Traveller.
Artículo publicado originalmente en la edición 57 de la revista Avianca