TURISMO
Turismo en Oporto (Portugal): los lugares de visita obligada
Palabras para definir el carácter de una ciudad que fluye, con las aguas del Duero, entre la melancolía del pasado y la reinvención cultural del presente.
Saudade
Para entender el significado de saudade, basta sentarse en la Ribeira de Oporto, la segunda ciudad más grande de Portugal, a orillas del río Duero, y observar la luz —tan cinematográfica— reflejada en sus casas coloridas. Ver cómo la ropa se balancea delicadamente en los tendederos y tratar de poner por separado los sonidos distorsionados que provienen de las calles estrechas y medievales, casi siempre fado o música popular, mezclada con los gritos insistentes de las gaviotas y las cantaletas de las vendedoras de lino. Como emblema de los portugueses, esta palabra apela a la nostalgia de un pueblo aventurero, intrépido, que fue un enorme imperio marítimo y que hoy mira melancólico a su grandioso pasado.
Proviene del latín solitas y está asociada a un sentimiento de pesar, melancolía, al dolor de la privación causado por una persona ausente o por un momento pasado. El uso del término se generalizó en la época de los grandes viajeros portugueses de los siglos XV y XVI, para definir la soledad de los marineros, alejados durante meses de sus seres queridos. Aún hoy, no hay un consenso sobre la traducción ideal.
De acuerdo con un estudio de 2013 realizado entre 1.000 traductores por una empresa británica, esta es la séptima palabra más difícil de traducir. Y una investigación de la Universidad de Londres, realizada en 2017, afirma que saudade es una de las tres palabras portuguesas —las otras dos son desbundar y desenrascanço— que no tienen traducción. En castellano, y corriendo el riesgo de quedarnos cortos, o de ser emocionalmente imprecisos, usaremos el término nostalgia.
Tripeiros
Incluso si no entiende bien un idioma, el portuense siempre encuentra la manera de comunicarse. El tripeiro de gema (persona originaria de Oporto) es de trato fácil. Tiene, además, su propia forma de expresarse, gesticulando mucho y hablando en voz alta (para que se entienda mejor), a menudo cambiando la “v” por la “b”, y usando expresiones muy peculiares: en Oporto, un café es un Cimbalino (en Lisboa se pide un garoto) y una cerveza es un fino (cuando más al sur es una Imperial).
El apodo de tripeiro, exclusivo para los que aquí han nacido, proviene de las famosas tripas à moda do Porto, uno de los platos estrella de la ciudad. Cuenta la leyenda que en 1415 el Infante D. Henrique pidió a sus gentes que aceleraran la construcción de la flota que llevaría a los portugueses a conquistar Ceuta, y que se sacrificaran por esa misión. Sus súbditos de Oporto han decidido entonces donar toda la carne a la armada que saldría de la ciudad ese mismo año en dirección al norte de África, quedándose solo con las entrañas de los animales. Como forma de agradecimiento por su esfuerzo, el Infante les dio entonces el apodo de tripeiros, clasificado como un honor en la época.
Azulejos
Una de las señas de identidad de la ciudad son los azulejos coloridos en las fachadas de algunos edificios, representando momentos históricos, religiosos o mitológicos. Solo en el vestíbulo de la estación de trenes de São Bento, por ejemplo, hay 20.000 azulejos con referencias a eventos determinantes para la nación, incluida la mencionada conquista de Ceuta por el infante D. Henrique en el siglo XV. La Capela das Almas, ubicada en la calle más comercial de Oporto (Rua de Santa Catarina), cubierta por casi 16.000 azulejos, es otra de esas obras de arte convertidas en edificios. La palabra “azulejo” tiene origen árabe (azzelij o al zuleycha significa pequeña piedra pulida), y fue traída a la Península Ibérica por los árabes en el siglo XIII.
En Portugal, y con el pasar de los años, el azulejo se convertiría en mucho más que una pieza decorativa: se usó como un arte de intervención en la arquitectura de las ciudades y fue marcado por diversas influencias políticas, bien visibles en sus patrones y colores. La producción nacional de azulejos registró un aumento exponencial en el siglo XVIII, en gran parte debido a la influencia de los emigrantes brasileños, que utilizaron este material para cubrir sus hogares. La historia y evolución de esta pieza de cerámica está muy bien descrita en el Museo Nacional del Azulejo, en Lisboa).En el norte del país, los azulejos han adquirido sus propias características, con relieves pronunciados, patrones azules y blancos, contrastes de luces y sombras. Se estima que solo en Oporto hay más de mil patrones diferentes.
Transporte
La red de transportes públicos funciona muy bien para desplazarse por Oporto. A la llegada compra una tarjeta recargable —Cartão Andante (0,60 euros)— y cárgala con 10 viajes u opta por el Andante Tour, válido por 1 o 3 días, por 7 y 15 euros respectivamente.
• Funicular & Teleférico
Para una vista panorámica de la ciudad, toma el funicular que conecta la zona de la Ribeira con Batalha (2.50 euros cada viaje).
• Metro
La red de Metro cubre gran parte del área metropolitana y de julio hasta octubre funciona durante toda la noche los fines de semana. También es ideal para ir a las playas de Matosinhos, Vila do Conde y Póvoa de Varzim. El precio por trayecto varía entre 1,20 y 5,20 euros.
• Tranvía
La línea 1 acompaña el Duero hasta que este llega al océano, uniendo el centro histórico con el Jardim do Passeio Alegre; La línea 18 va desde Massarelos hasta el Carmo; y la línea 22 es ideal para descubrir tranquilamente el centro histórico. Precio por viaje: 3,50 euros.
• Autobuses y embarcaciones
Toma el número 500 en la Avenida dos Aliados y disfruta de una vista panorámica desde Foz do Douro a Matosinhos en este autobús de dos pisos. En Foz do Douro, junto al muelle de Lordelo do Ouro, toma el barco Flor do Gás hasta Afurada para dar un paseo por el río por 1,50 euros.
Ruas
El edificio del Mercado do Bolhão, que supera el siglo de historia, y que se está restaurando actualmente, conserva el espíritu de los vendedores tradicionales de Oporto: afiladores de cuchillos, engrasadores o vendedores de pescado en los puestos más antiguos de la ciudad, profesiones que empiezan a escasear.
Ermelinda Lopes pisó por primera vez las instalaciones del Mercado do Bolhão en el vientre de su madre. La pescadería que hoy regenta era de su abuela, que tendría hoy 130 años. “Era la vendedora más antigua del mercado”, cuenta la nieta orgullosa que nunca ha dejado un negocio familiar que llegó a ser muy exitoso cuando todavía no había congelados. “Era todo pescado fresco”, garantiza Erminda, con la nostalgia bien marcada en la mirada. Las calles también cambiaron. La Rua do Almada, por ejemplo, anterior calle de las ferreterías, fue la primera arteria importante (creada en 1761) fuera de los límites de las Murallas Fernandinas.
Hoy tiene tiendas gourmet, bares, hoteles de lujo y alberga el histórico Cinema Trindade, reabierto al público 17 años después de su polémico cierre. Y la Rua das Flores, la antigua calle de comerciantes y aristócratas, que hasta hace unos años estaba prácticamente desierta (como todo el centro de la ciudad, de hecho) hoy está llena de personas que disfrutan del arte y de la música callejera desde sus terrazas.
Francesinhas
“Hace dos o tres décadas, la francesinha era un simple bocadillo que la mayoría de los insaciables comían entre horas. De ninguna manera era un plato tradicional. Ahora, comer una francesinha es imprescindible para quienes visitan la ciudad”, explica el historiador Manuel Sosa, sobre uno de los platos más famosos de la ciudad. El plato nació en el extinto restaurante Regaleira, de las manos de un antiguo inmigrante francés que, de vuelta a Portugal, decidió crear un sándwich con queso, diversas carnes y bañado en salsa picante, al que llamaría francesinha en alusión a las mujeres francesas, más extrovertidas que las portuguesas. En la Rua de Passos Manuel, en el centro de Oporto, están los bocadillos más famosos en los restaurantes Santiago, Lado B y Brasão. Sin embargo, para el chef y escritor Anthony Bourdain, quien estuvo en Oporto por última vez en 2017, la mejor francesinha es la de Afonso. “Carne, queso, grasa y pan: la combinación inmortal”, dijo durante su visita.
Vinho do porto
Fue durante el reinado de doña Antonia, conocida como “Ferreirinha”, una mujer muy emprendedora, que comenzó la historia de éxito de estos vinos dulces y digestivos, entre los más apreciados y vendidos en el mundo. En el Duero, todavía se ven los “barcos rabelo”, que antaño transportaban las barricas y que ahora son utilizados para fines turísticos.En la actualidad, el vino de Oporto es una excusa para hacer una visita, con cata incluida, a las bodegas ubicadas en la orilla de Vila Nova de Gaia (frente a la Ribeira y con vistas impresionantes sobre Oporto) o emprender un viaje en barco por el río Duero, en dirección al Norte, observando las terrazas inclinadas (los socalcos, en portugués) donde reposan los viñedos. Oporto supo aprovechar este patrimonio natural y el legado dejado por la Ferreirinha, convirtiéndose en un destino imprescindible para los amantes del buen vino. Y el hotel The Yeatman es uno de los mejores lugares para degustarlos. “Como un hotel de vinos de lujo, The Yeatman se asume como una embajada de los mejores vinos portugueses. Hoy, 100 productores se han convertido en nuestros socios, dando el nombre a cada una de las habitaciones del hotel. Cada habitación está personalizada por una marca, invitando al huésped a viajar por la región, por las historias y tradiciones de cada local que dan origen a sus vinos”, afirma Beatriz Machado, directora de vinos del The Yeatman.
Letras
La ciudad está presente en una serie de obras de importantes escritores portugueses, como el Arco de Sant’Ana, de Almeida Garrett, o Amor de Perdição, de Camilo Castelo Branco. Su obra maestra, escrita en 15 días en la Cadeia da Relação (el edificio de la cárcel es hoy el Centro Português de Fotografía, manteniendo gran parte de sus características originales). De acuerdo con Inês Castanheira, directora creativa del proyecto Bairro dos Livros, “Oporto es una ciudad literaria y no hay que caminar mucho por sus calles para darse cuenta de su atmósfera repleta de librerías y bibliotecas. La ciudad se ha transformado en la última década, principalmente gracias al turismo, pero ha mantenido su espíritu auténtico que inspiró a los grandes autores de su tiempo, de todos los tiempos”.
La centenaria librería Lello, considerada una de las más bellas del mundo, es el máximo exponente de la difusión de esta cultura literaria. La librería inspiró la novelista británica J.K. Rowling para crear el universo fantástico de Harry Potter y actualmente hay incluso una ruta temática, las Potterheads Porto Tours, para los fanáticos de la saga. Pero hay muchos otros puntos de interés para los “librófilos” en esta ciudad. Solo en el centro de Oporto existen alrededor de 40 librerías.
Barrios a visitar
• Rua de São Vítory Bellas Artes
Es el lugar de las ‘islas’, vecindarios de la clase trabajadora de principios del siglo XX que están siendo recuperados por escritores, músicos, pintores y cineastas.Cerca de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Oporto se encuentra el Jardín Quinta da Nova Sintra, refugio de diseñadores.
• Bonfim
El nuevo hotspot de las artes en Oporto. Aquí se encuentran diversos talleres de artistas, galerías de arte y cafés (como el Porto dos Gatos).
• Miragaia
Con la mirada puesta en el río, aquí están las típicas casas coloridas de Oporto. Visita las antigüedades del Armazém y las exposiciones del Museu dos Transportes e Comunicações.
• Sé
Vale la pena recorrer a pie la zona de la Sé (Catedral) de Oporto, caminando por las calles estrechas hacia el río, mientras observas las casas apiñadas en los acantilados. • Foz VelhaEs una de las zonas de la ciudad que mejor supo conservar sus antiguos trazos, con pequeñas casas escondidas entre calles estrechas, muchas de las cuales conservan los azulejos originales en la fachada. El faro y el fuerte de São João Batista son lugares de visita obligada.
Por:
AnaLuísa Oliveira
Licenciada en Periodismo, con especialización en Audiovisuales en la Universidad de Minho. Ha colaborado con medios como Canal Superior, Radio Azeméis FM,Porto 24 y Público. Traducción: Anabela Teixeira Couto Portuguesa nativa, residente en Barcelona desde 2008.
Artículo publicado originalmente en la edición 77 de la revista Avianca