Vehículos
Tres colombianos compitieron por la gloria de ser los mejores mecánicos del mundo en el I-1GP de Japón: “Llegar acá no es fácil”
El torneo, organizado por Isuzu, tuvo su final en la ciudad de Yokohama, en donde se midieron a 35 equipos de diferentes partes del mundo.
Si hay un oficio que requiere conocimiento, preparación y experiencia es el de mecánico. En muchos países se trata de una labor que también se puede aprender de forma empírica pues obedece a tradiciones familiares, algo que resulta ser muy común en las historias que se conocen en este reconocido gremio, en el que es recurrente encontrar a abuelos, padres e hijos dedicados a esta profesión.
Ese talento ha hecho que muchas de las marcas de vehículos en el mundo se preocupen mucho más por enaltecer el oficio, que resulta primordial para cuidar la reputación de cualquier fabricante, el bolsillo de los clientes y la relación entre ambas partes.
En este sentido, Isuzu, una de las empresas líderes en la fabricación de camiones en el mundo y que en Colombia trabaja de la mano con General Motors, a través del consorcio GMICA, es una de las compañías que mediante un campeonato mundial busca elegir al mejor mecánico del planeta. Un reconocimiento que no cualquiera puede lograr y para el cual es necesaria una buena dosis de estudio, talento y preparación.
Se trata del I-1 GP, evento de talla internacional en el que participan equipos de mecánicos de 35 países, en el que ponen a prueba sus conocimientos para identificar y solucionar una falla que impide el correcto funcionamiento de un camión.
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SEMANA fue uno de los dos medios colombianos invitados a cubrir la final de este certamen en Yokohama, Japón, en donde el equipo colombiano logró una destacada actuación y se ubicó en la casilla 16. El haber superado a otros competidores, es considerado por los mecánicos que participaron como un sueño cumplido.
Y es que no es nada fácil llegar al lejano país del sol naciente. Para obtener un cupo, se debe sortear una eliminación nacional, algo ya de por sí bastante complicado, pues estos mecánicos no solo deben batirse entre herramientas, cables y tornillos, sino sacrificar tiempo en familia para prepararse y practicar de cara a este esperado concurso de Isuzu.
Mecánicos de altos pergaminos
Juan Camilo Ramírez Marín, un paisa de 37 años, nacido en Jericó, Antioquia, fue uno de los que compitió por Colombia; comenzó como mecánico hace 16 años y le dijo a SEMANA que sus ‘pinitos’ en este oficio los hizo como practicante. “Desde pequeño me encantaba armar y desarmar cosas y los vehículos, las motos. Estudié tecnología en mecánica automotriz”, cuenta Ramírez.
“Es el mundial de los mecánicos, lo mejor de lo mejor, aquí el que llega es porque ha trabajado muy duro, no me ha tocado fácil”, agregó el colombiano.
Para él, llegar a Japón ya es un triunfo y se convierte en una experiencia en la que no solo se compite, sino que se aprende y se enaltece la profesión. Además, dice que el codearse directamente con los fabricantes les permite entender mucho más la importancia de cumplir procesos y procedimientos para reparar un vehículo en el menor tiempo posible, cuidar la inversión de un cliente y aportar a la imagen de la marca.
“Nosotros en Colombia solucionamos, pero acá en Japón se soluciona de manera diferente basados en procesos y procedimientos. (...) Saber cómo piensa esta cultura en cuanto a procesos y entender la forma de interpretar los pasos que se deben llevar, enriquece y ayuda a cambiar el chip. Es un mundo diferente y ojalá muchos pudieran vivir esta experiencia”, agregó.
Respeto por los procedimientos
A su turno, Cristian Alejandro Castro, el otro mecánico que integró la delegación colombiana, aseguró que en sus 30 años de vida esta es una de sus mejores experiencias en el oficio. Sus compañeros y familiares no podían ocultar el orgullo de que fuera uno de los ganadores nacionales que haría parte de este mundial.
“Es mi primera vez en el I-1GP y es una experiencia enriquecedora; me siento orgulloso de haber participado en la final y espero que mis colegas se animen. Todos (los compañeros) estaban muy contentos dándome apoyo y deseándome suerte; mi familia me dijo que iba a ser campeón”, dijo el mecánico paisa.
Ya en el ámbito profesional, Castro coincidió con Marín sobre lo importante que es poder codearse con colegas de otras partes del mundo y del propio Japón, lo cual les permite ser mucho más “asertivos” a la hora de enfrentarse con una reparación. “Esta experiencia nos ayuda a llevar un paso a paso, como lo exige el fabricante japonés para poder optimizar tiempos muertos y dar con la falla, ir a la fija”, explicó.
Una experiencia para motivar a los demás
Al frente del equipo, como técnico, estaba Alfonso Andrés Salgar, el bogotano que guio a estos dos mecánicos durante el proceso de evaluación y que finalmente se sumó al equipo para la competencia en Japón.
Salgar le confesó a SEMANA que, más allá de los desafíos propios del concurso, participar en un certamen como este es un aliciente para regresar al país y poner en práctica lo aprendido.
“De alguna forma, cuando uno viaja a Japón, entiende el concurso y comienza a ver las dinámicas de los otros concursantes, uno entiende cómo se preparan y eso ayuda bastante para regresar a Colombia y tener pautas más definidas de cómo ellos ven la forma de diagnóstico”, dice Salgar.
Isuzu, agrega, tiene unas pautas definidas que “debemos respetar y poner en práctica; eso retribuye en el cliente y el fondo generará un menor tiempo de espera, procesos que ayudan a identificar mucho más rápido y fácil las fallas”, afirmó Salgar. Dice que se cambia la práctica del “ensayo y error” por procedimientos y conocimientos que permiten “ir a la fija”.
Al final, el equipo peruano fue el más destacado y ocupó la tercera posición a nivel de equipos y la primera en la competencia individual; Chile fue 11 en el escalafón grupal, Colombia 16 y Ecuador 25.