Crianza
A celebrar la Navidad con los niños
Las festividades, celebraciones y tradiciones son importantes para los hijos. La psicóloga infantil Annie de Acevedo explica por qué.
Llegó de nuevo diciembre. Otro año termina y este es el momento preciso para hablar de las celebraciones y las tradiciones. Hay muchas celebraciones a lo largo del año. Todos necesitamos la experiencia de sentirnos motivo especial de una celebración. Nos produce una gran felicidad celebrar y además nos infunde una esperanza sostenedora para el futuro. Los niños especialmente necesitan de esta experiencia, donde son el centro de atención afectuosa y se les hace sentir importantes. Esto lo sienten a nivel individual con los cumpleaños. Pero a nivel grupal no hay una época más especial para enseñar las bondades de la celebración como esta, la de la Navidad.
La festividad de la Navidad es un acontecimiento mágico pues, ¿qué podría ser más mágico que el nacimiento de un niño y por ende el renacimiento de uno mismo? ¿Qué ofrece más a todos los seres humanos que la promesa de una oportunidad de empezar de nuevo?
Estas fiestas se engalanan con rituales y celebraciones especiales y están hechas para que las familias dejen huellas psicológicas importantes en la vida de sus hijos, nietos, sobrinos y primos. Los regalos que recibe el niño en Navidad simbolizan los dones “mágicos” de los reyes magos, a la vez que los fuegos artificiales y las luces de los árboles de navidad son símbolos de un nuevo sol que traerá más luz y una vida nueva.
La navidad representa la renovación de las ilusiones que todos necesitamos. No solamente los niños necesitan de estas experiencias renovadoras de ilusiones. La navidad pasó de ser una fiesta netamente religiosas en el siglo pasado, donde se le hacían regalos a los niños solamente, a una fiesta familiar inmensa en la que participan familiares y amigos de todas las edades. Ahora es una oportunidad para que todo el mundo le haga regalos a los demás.
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Hay que reconocer que todos nos beneficiamos de celebrar la navidad en familia y que en las tradiciones esta la tranquilidad del orden y la pertenencia a un grupo. Tenemos la posibilidad de escoger qué tipo de celebración queremos, pero no debemos privar a nuestros niños ni a nuestros adultos de estas experiencias únicas, que les brindan la oportunidad de sentirse queridos y protegidos por su familia.
Así, cuando venga la adversidad, tendrán de que echar mano de estas experiencias para hacerle frente a los obstáculos. Es como si los tanqueáramos poco a poco de amor con esta magia positiva de la felicidad que traen estas festividades de Navidad y fin de año. Proporcionan seguridad y apoyo moral que dura todo el año y si se hace con amor y regularidad se convierten en tradiciones cuyos efectos benéficos duran toda la vida.
Entonces, estas festividades son importantes para renovarse y volver a comenzar .Puede ser el final de un ciclo y el inicio de otro posiblemente mejor. La Navidad, como celebración del amor que es, remueve mucho las emociones en todos nosotros. Compartamos con todos nuestros seres queridos los sentimientos positivos que nos embargan. Yo recomiendo dejarlos aflorar todas esas sensaciones y permitirse sentir las mismas emociones que tuvimos de niño. Eso es algo que todas las familias deben fomentar.
Las celebraciones de las festividades que se convierten en tradiciones son parte importante de la historia afectiva de una familia. Déjele recuerdos imborrables a sus hijos no solo en el amor, la unión y la protección, sino también en la pertenencia al grupo. De esta manera ellos a su vez serán capaces de hacerlo con sus hijos. Esta navidad les ofrece nuevamente una maravillosa oportunidad de fortalecer a sus hijos.
¡Aprovéchela! No la viva solo. Reúnase con su familia, arme el arbolito, haga el pesebre, rece la novena, cante villancicos, prepare bueñuelos y natilla y ofrezca así una experiencia indeleble a los niños.