Estudios anteriores habían sugerido que con los años el sexo va cuesta abajo y que todas las mujeres pierden interés en el sexo a medida que envejecen.

VIDA MODERNA

Adiós al mito: las mujeres sí quieren sexo después de los 50

Suele pensarse que con los años ellas pierden interés por la intimidad, pero un nuevo estudio confirma que no es cierto. Para muchas sigue siendo una prioridad, pero el principal límite es el estigma social y cultural.

29 de septiembre de 2020

Existe la percepción de que, a cierta edad, las mujeres dejan de disfrutar el sexo o sentir interés por él. La idea está ligada a la menopausia, una etapa que puede producirse entre los 40 y 50 años, y representa el fin de la vida fértil de una mujer. Junto a ella vienen cambios hormonales, como el descenso en la producción de estrógenos, que muchos asocian a la falta de deseo sexual, una menor lubricación vaginal o menor intensidad en la excitación y el orgasmo.

Sin embargo, un reciente estudio, presentado este año en la reunión anual de la Sociedad Norteamericana de Menopausia, confirma que se trata solo de un mito. Tras seguir el caso de 3.200 mujeres durante 15 años, los investigadores encontraron que muchas mujeres continúan clasificando el sexo entre sus principales prioridades hasta entrada la mediana edad y más allá.

“El estudio mostró que un número sustancial de mujeres aún valora mucho el sexo, incluso a medida que envejecen, y no es anormal”, dijo Holly Thomas, autora principal del estudio. “Aproximadamente una cuarta parte de ellas considera que el sexo es muy importante, independientemente de la edad”.

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Para el 45 por ciento, el sexo era importante al comienzo de la mediana edad y fue disminuyendo con el tiempo. Para el 27 por ciento siguió siendo importante a lo largo de los 40, 50 y 60, y para el 28 por ciento, el sexo fue de poca importancia. Según Thomas, ese 27 por ciento es la evidencia clave de que no todas las mujeres pierden el interés sexual a medida que envejecen.

La experta argumenta que los estudios anteriores usaron enfoques y metodologías defectuosas, pues simplemente compararon el impulso sexual de una mujer en un momento de su vida con otro posterior, lo que “no evalúa la trayectoria compleja del deseo sexual a lo largo de la vida de una mujer”, dijo.

Para su investigación, Thomas utilizó una técnica diferente, enfocada a buscar distintas explicaciones sobre cómo varía la sexualidad de una mujer. Encontró, por ejemplo, que aquellas que valoraban mucho el sexo tenían un nivel educativo más alto, estaban menos deprimidas y habían experimentado una mejor satisfacción sexual antes de entrar en la mediana edad.

El sexo tiene beneficios para la salud física y mental. | Foto: 123RF

Además, también incidió el factor cultural. Las mujeres negras fueron más propensas a decir que el sexo era importante durante la mediana edad, pero las mujeres chinas y japonesas tenían más probabilidades de considerar que el sexo no era importante o de menor importancia. Thomas cree que el nivel económico también podría incidir, pues aquellas que tiene estabilidad, tienen más tiempo para hacer del sexo su prioridad.

Todo eso la lleva a concluir que la idea de que ellas tienen una caída en el apetito sexual en la edad madura está más relacionada a factores socioculturales que biológicos. “Las mujeres de distintos grupos culturales tienen diferentes actitudes… diferentes niveles de comodidad sobre el envejecimiento… y sí es normal que una mujer continúe valorando el sexo a medida que envejece”, explicó.

Está claro que la caída de estrógenos implica retos, pero igual que para los hombres existe el viagra, para ellas también hay soluciones. Por eso, estudios como estos brindan información valiosa para los médicos y la sociedad, quienes deben dejar de normalizar la caída del deseo sexual en las mujeres como una parte natural del envejecimiento.

Hay otras razones que influyen y son tratables, entre ellas la sequedad vaginal o la depresión. En ese sentido los expertos no deben cohibir a las mujeres, sino estar preparados para orientarlas a cómo retomar su actividad sexual.