Vida Moderna
Agua de apio para acabar con los cálculos renales y bajar el ácido úrico: así se prepara
Este vegetal es uno de los alimentos más amigables con el sistema digestivo.
El apio es una planta herbácea que tiene muchos beneficios para la salud, aunque por lo general se destaca por su poder depurativo y laxante. En la cocina se utiliza sobre todo para acompañar ensaladas y sopas calientes.
Esta verdura contiene pocas calorías, es rica en fibras y tiene acción diurética, aumentando la saciedad entre comidas y disminuyendo la retención de líquidos, siendo muy beneficioso también para incorporar en dietas para perder peso, según el portal de salud Tuá Saudé.
Entre sus propiedades nutricionales, el apio es fuente de vitaminas C, del complejo B y K, además de ácido fólico, y minerales como magnesio, potasio, calcio, sodio y hierro.
Incluso, se considera más un alimento regulador de la dieta y equilibrante que nutritivo. La razón es que el 92 % de su peso es agua, su aporte calórico es muy bajo, entre las 15 y las 20 calorías, y tiene un gran poder saciante, según el portal especializado en salud, Cuerpo y Mente.
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El apio no es una hortaliza que destaque por su contenido en macronutrientes. Estos son escasos, así como sus discretas cantidades de vitaminas (principalmente C y B9), si se comparan con las de otras hortalizas.
Lo que destaca sobre las propiedades del apio es que es rico en aceite esencial con selineno, cimol y limoneno; contiene además cumarinas, un glucósido, la apiína, apigenina, vitamina C y, como se mencionó antes, tiene sales minerales como hierro, fósforo, manganeso y calcio.
El apio no solo tiene propiedades en su propio estado, pues como señala el portal Cocina Fácil, cuando este alimento es preparado y consumido en jugo ayuda a eliminar los cálculos renales y diluye el ácido úrico de las articulaciones.
Su preparación es sencilla. Se agregan en la licuadora dos varitas de apio, el jugo de un limón y una taza de agua. Se procesan y al finalizar se puede consumir.
Cálculos renales y ácido úrico
Los cálculos renales, que también son conocidos como piedras en los riñones, hacen referencia a un trozo de material que se forma en los riñones y que rara vez causan un daño permanente si un profesional de la salud los trata a tiempo, según explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, Medline Plus.
Cuando un cálculo renal atasca a medida que sale del riñón, este se puede alojar en uno de los dos uréteres que son los conductos que llevan la orina desde los riñones hasta la vejiga. Además, esto pueden tener el tamaño de un grano de arena o también pueden ser tan grande como una perla.
Como tal, estos trozos que son de material sólido ocurren cuando hay una concentración alta de minerales en la orina, por lo que estas piedras se albergan en uno o ambos riñones y pueden formarse debido a diferentes causas como la alimentación.
Por su parte, el ácido úrico es un químico que se crea cuando el cuerpo descompone unas sustancias llamadas purinas, que son producidas de forma natural y también se encuentran en algunos alimentos o bebidas.
El hígado, las anchoas, los fríjoles y las arvejas son algunos alimentos que tienen un alto contenido de purinas. La mayor parte del ácido úrico se disuelve en la sangre y viaja a los riñones, y desde ahí sale a través de la orina. Si el cuerpo produce una mayor cantidad de ácido úrico, no lo eliminará en cantidades suficientes, lo que puede ocasionar que la persona se enferme. Los niveles altos de ácido úrico en la sangre se denominan hiperuricemia, indica Medline Plus.
Según el portal web Chemocare. Los niveles de ácido úrico normales son entre 2,4 y 6,0 mg/dL (para las mujeres) y entre 3,4 y 7,0 mg/dL (para los hombres). Estos valores varían según el laboratorio.