Vida moderna
Alimentos ricos en vitamina E y Omega 3 para mejorar la circulación sanguínea en brazos y piernas
Una mala circulación se puede dar por llevar una vida sedentaria o un consumo de alcohol constante.
Con el paso de los años, es normal que las personas comiencen a preguntarse cómo pueden mejorar la circulación de ciertas partes del cuerpo, especialmente cuando existe un antecedente familiar, como un trastorno circulatorio.
Las causas de una mala circulación pueden deberse a contracciones musculares por malas posturas, lesiones o exponerse a bajas temperaturas. Asimismo, se puede presentar por obstrucción en las arterias periféricas, deficiencias del riñón, diabetes, afecciones pulmonares, hipertensión, entre otras.
Síntomas y señales que pueden indicar mala circulación sanguínea
Entumecimiento y hormigueo
El hormigueo, o entumecimiento, como se conoce clínicamente, de las manos, brazos o piernas puede ser provocado por una irritación en los nervios, explica la Clínica Mayo. Por ello, se percibe poca sensibilidad en estas extremidades.
Aunque el hormigueo lo puede experimentar cualquier persona, con mayor frecuencia lo perciben quienes sufren de diabetes. Además, la institución de investigación americana explica que el entumecimiento también se puede dar por afecciones en el cerebro. También menciona que algunas de las causas pueden ser no solo por enfermedades, sino por permanecer en una postura incorrecta. Asimismo, la presión provoca obstrucción del flujo sanguíneo que afecta los nervios.
Tendencias
Frío en las manos y en los pies
El sitio web señala que la falta de flujo sanguíneo disminuye la temperatura de las manos y los pies y, según explica, el cuerpo intenta llevar oxígeno a otras partes del cuerpo como el corazón.
Asimismo, se ve asociada la enfermedad de Raynaud que, de acuerdo con el centro médico, “causa sensación de adormecimiento y frío en algunas zonas del cuerpo”, debido al estrés o a climas de temperatura baja.
La piel tiende a cambiar de color como consecuencia del estrés y el clima. Es decir, primero tiene un aspecto blancuzco y luego azul. Por ello, cuando la temperatura corporal aumenta, la circulación mejora. Es de mencionar que no solo los pies y las manos se enfrían, sino que la nariz y/o las orejas, entre otras partes del cuerpo, también lo hacen.
Hinchazón en las piernas
Usualmente, las piernas hinchadas se relacionan con edema, que en palabras de la enciclopedia médica es una “hinchazón causada por la acumulación de líquido en los tejidos del cuerpo”. Esta tiene muchas causas, como el consumo excesivo de sodio o complicaciones con los riñones, entre otras.
Sin embargo, también se puede ver relacionado con problemas de circulación, como la insuficiencia venosa crónica (IVC), ya que la sangre se acumula en las venas por muchas causas, entre esas, por válvulas dañadas, asegura Healthline. Los síntomas que más se destacan es cansancio, inflamación, descamación y/o rasquiña en las piernas.
Talones agrietados
Según Business Insider, los talones agrietados también son un síntoma de mala circulación. Se trata de fisuras que pueden empeorar si no se les da un tratamiento adecuado, advierte la Clínica Mayo. Por esto, recomienda humectarlos al menos dos veces al día, señalando que algunos productos tienen componentes suavizantes que ayudan a retirar la piel muerta.
Para mejorar la circulación en el organismo, existen algunas medidas que se pueden implementar, pero que deben estar acompañadas con un estilo de vida saludable, es decir realizar ejercicio constante, pausas activas en el trabajo y consumir bastante agua.
De acuerdo con el portal Mejor con Salud, las personas pueden realizar 30 o 40 minutos de yoga, pilates, bicicleta o salir a correr. La ropa que se utiliza a diario también debe ser mirada con detenimiento, ya que las prendas ajustadas impiden una buena circulación.
El mencionado portal también indica que una dieta saludable es importante para prevenir una mala circulación sanguínea, especialmente en alimentos ricos en vitamina E y Omega 3. Entre los alimentos que más destacan están los siguientes:
- Aceite de oliva.
- Nueces.
- Avellana.
- Salmón.
- Almendras.
- Pescado azul.
- Aceite de almendra.
- Aceitunas.
Finalmente, es importante mencionar que antes de realizar algún cambio en la dieta, se recomienda consultar primero con un profesional de la salud.