Destruye la flora intestinal. Una flora intestinal sana favorece la digestión y protege el aparato digestivo de bacterias dañinas. Un elevado consumo de azúcar fomenta la reproducción de los hongos y parásitos que habitan en nuestro intestino. Sobre todo la de la cándida, un hongo en forma de levadura que en grandes cantidades provoca muchas infecciones. El azúcar también ocasiona flatulencia, estreñimiento y diarrea.

Vida moderna

Aloe vera y miel para mejorar la digestión: así se pueden consumir

Se debe visitar regularmente al médico para realizar exámenes y verificar que no haya problemas de salud.

1 de julio de 2022

La digestión es importante para el cuerpo humano debido a que es el proceso a través del cual se obtienen los nutrientes provenientes de los alimentos y las bebidas. “El aparato digestivo descompone químicamente los nutrientes en partes lo suficientemente pequeñas como para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes y usarlos para la energía, crecimiento y reparación de las células”, explican los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés).

En cada persona la digestión puede variar respecto al tiempo. Según detalla Elizabeth Rajan, experta de Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, después de ingerir los alimentos estos pueden demorar alrededor de seis a ocho horas en pasar por el estómago y el intestino delgado.

Todo el proceso de digestión puede durar hasta cinco días. “Los alimentos entran en el intestino grueso (colon) para una mayor digestión, absorción de agua y, finalmente, eliminación de los alimentos no digeridos. La comida tarda unas 36 horas en moverse por todo el colon”, apunta la experta.

Algunas personas pueden tener problemas de digestión. En caso de presentarlos, es importante consultar a un médico para recibir la asesoría y tratamiento adecuado. Asimismo, también existen algunos remedios caseros que pueden ayudar aliviar. Sin embargo, no reemplazan una atención profesional.

El portal Mejor con Salud destaca los beneficios del aloe vera y de la miel para aliviar los síntomas de los problemas estomacales y mejorar la digestión. “Lo aconsejable es tomarlo recién hecho para evitar que pierda sus propiedades con el tiempo”, detalla el sitio web. Es importante tener en cuenta que antes de ingerir este remedio casero se debe consultar con un médico. No lo pueden tomar las mujeres embarazadas ni aquellas que estén lactando.

Receta de tostadas con miel y parmesano | Juliana Orozco

Ingredientes

  • 1 tallo de aloe vera.
  • 2 cucharadas de miel (50 g).
  • 1 taza de agua (250 ml).

Preparación

  1. Lavar muy bien el aloe vera, dejándolo en remojo en agua para que bote la secreción amarilla.
  2. Llevar a la licuadora todos los recipientes y procesar por varios segundos.
  3. Servir.
  4. Agregar 2 cucharadas de miel o según sea el gusto. El consumo debe ser moderado.
  5. Servir el jugo de 3 a 5 veces a la semana, antes de cada comida. No se debe consumir por más de 7 días.

Mejor con Salud explica que esta bebida puede causar diarrea en algunas personas debido al efecto laxante que tiene el aloe vera. Por eso, es importante consultar a un profesional médico antes de iniciar su consumo.

Afecciones del aparato digestivo

El aparato digestivo se compone del tracto gastrointestinal, el hígado, el páncreas y la vesícula biliar. En algunas de estas partes se pueden desarrollar afecciones de salud. De acuerdo con MedlinePlus el primer signo de problemas en el aparato digestivo incluye algunos de estos:

  • Sangrado.
  • Distensión.
  • Estreñimiento.
  • Diarrea.
  • Acidez gástrica.
  • Incontinencia.
  • Náuseas y vómitos.
  • Dolor en el abdomen.
  • Problemas para tragar.
  • Aumento o pérdida de peso.

Algunas de las afecciones de salud digestivas pueden ser

  • Cáncer.
  • Síndrome del intestino irritable.
  • Intolerancia a la lactosa.
  • Cálculos biliares, colecistitis y colangitis.
  • Problemas rectales, como fisura anal, hemorroides, proctitis y prolapso rectal.
  • Problemas del esófago, como estenosis (o estrechamiento), acalasia y esofaguitis.
  • Problemas estomacales, incluyendo gastritis, úlceras gástricas usualmente causadas por infección por Helycobacter Pylori y cáncer.
  • Problemas hepáticos, como hepatitis B, hepatitis C, cirrosis, insuficiencia hepática y hepatitis alcohólica y autoinmunitaria.
  • Pancreatitis y seudoquiste pancreático.
  • Problemas intestinales, como pólipos y cáncer, infecciones, celiaquía, enfermedad de Crohn, colitis ulcerativa, diverticulosis, malabsorción, síndrome del intestino corto e isquemia intestinal.
  • Enfermedad del reflujo gastroesofágico (ERGE), enfermedad de úlcera péptica y hernia de hiato.