Literatura
Amy Bloom: la mujer que ayudó a su esposo a morir
La escritora fue el gran apoyo de su pareja, quien, al ser diagnosticado con alzhéimer, decidió morir dignamente. Ella cuenta su experiencia en su libro In Love.
En Enero de 2020, Amy Bloom y su esposo, Brian Ameche, se embarcaron desde Connecticut en un vuelo rumbo a Zúrich, Suiza, en la comodidad de la clase ejecutiva. La pareja se había conocido 13 años atrás, cuando decidieron dejar a sus compañeros de entonces para seguir una vida juntos. Ese día, a 10.000 metros sobre el mar, festejaron esa decisión. Ordenaron champaña y brindaron a la manera italiana, diciendo “Cent’anni”, que traduce algo así como “larga vida”.
Pero a él solo le quedaban unos pocos días. En 2019, le diagnosticaron alzhéimer y en cuanto los síntomas serios de la enfermedad empezaron a aparecer, le planteó a Amy que quería acabar con su vida antes de que la enfermedad acabara con él. Ella, que siempre ha apoyado la libertad de las personas para decidir sobre su cuerpo, no tuvo otra alternativa que aceptar su decisión y ayudarlo a morir. “Quería matarlo porque lo amaba”, dice en una entrevista al diario The Times.
Pensaron en todas las opciones posibles, desde ahogamiento hasta un disparo, pero todas tenían repercusiones legales. Terminaron decidiéndose por Dignitas, una clínica en los suburbios de Zúrich que ofrece el servicio de suicidio asistido por alrededor de 10.000 dólares. Por eso el viaje en avión. Él iba a encontrarse con la muerte. Ella tendría que regresar sola.
El 30 de enero, después de unos días de turismo en la ciudad, Brian llegó a la clínica, donde las enfermeras le pusieron una almohada alrededor del cuello. Enseguida, Ameche empezó a sorber una dosis letal de fenobarbital de sodio. Amy le tomó la mano durante todo el proceso, que tardó 20 minutos, y lo despidió con un beso en la frente, como si se tratara de un hijo que emprende un viaje largo. “Fue terrible, pero no traumático”, dijo Bloom al diario inglés. “Fue tal vez la peor experiencia de mi vida, pero sucedió sin dolor y en paz, que era lo que él quería”.
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Por petición de su esposo, Amy tomó nota todos los días desde el diagnóstico y después de su muerte, y comenzó a darles forma a esos escritos. El resultado es el libro In Love, un compendio sobre el amor y el duelo que ha conmovido a muchos. En el texto cuenta que él, un exitoso arquitecto, tenía un gran corazón, una gran sonrisa y un gran entusiasmo. La enfermedad, sin embargo, le fue quitando todo eso y más. Este mal no solo despoja de la memoria, sino prácticamente de la personalidad, la identidad, el alma de quien la sufre.
Y así fue con Ameche. Su demencia invadió insidiosamente sus vidas. No terminaba sus proyectos a tiempo y por eso perdió su trabajo. Faltaba a las citas o se perdía de camino a ellas. Sus gustos cambiaron, así como su caligrafía, y Amy y él ya no tenían tema de conversación. Si tenían una pelea, al otro día él no lo recordaba. Aunque mantuvieron la intimidad, la capacidad de él para expresarse con elocuencia y con sus matices habituales se desvaneció. Su cerebro no funcionaba como antes. Aunque muchos creen que el alzhéimer no cambia la esencia de la gente, ella dice: “Pero por supuesto que sí”. En el proceso no solo “tratas de cuidar a alguien, sino que también estás tratando de manejar tu propia sensación de pérdida”.
Después de un examen en el que se le diagnosticó su enfermedad, a Ameche solamente le tomó 48 horas tomar la decisión. “Ese día estábamos en la cocina y me dijo que no quería tener una pelea por eso”. Solo le pidió su ayuda: “Tienes que hacer esto por mí”. Al principio, le dijo que no era necesario ir a ese extremo porque ella cuidaría de él hasta el final, pero él respondió que quería morir cuando aún estuviera consciente. Para un paciente con alzhéimer como él, la determinación es crucial porque cuando la enfermedad ya está demasiado avanzada no tiene la consciencia suficiente para decidir sobre su propia muerte, mientras que al comienzo de ella se siente todavía muy capaz de seguir y no morir.
Amy dice que su libro no es un argumento para convencer a los demás sobre la eutanasia. “Es nuestra historia”, dice. Cuenta que ha recibido cientos de mensajes de personas que han tenido experiencias similares. Ella, por su parte, sigue viviendo con el dolor de haber perdido a su esposo. “Es como la cicatriz de una herida, que está ahí, pero no te detiene”.