VIDA MODERNA
Arrugas: claves para entender la piel a los 40 años de edad
Las células de la piel se regeneran cada 28 a 35 días.
A partir de los 40 años el cuidado de la piel se convierte en el motivo de preocupación para las personas, en especial, para las mujeres. A esta edad, la dermis del rostro comienza a perder elasticidad, luminosidad y las arrugas comienzan a marcarse y pueden aparecer las primeras manchas. Llevar a cabo una rutina de cuidado diario es fundamental si se desea mantener una piel bonita y firme durante más tiempo.
Para ello, Germaine Goya, especialista en estética facial, explica qué le ocurre al cutis a los 40 y propone los tratamientos profesionales, pensados para diferentes tipos de piel, con los que hacer frente a los signos de envejecimiento y volver a lucir un aspecto natural y seductor.
- La flacidez genera pérdida de firmeza en el rostro, es decir, las fibras que sostienen la piel disminuyen y, por tanto, se reduce la concentración de elastina y colágeno, generando menor elasticidad y resistencia de la misma. Es muy común que, a partir de esta edad, aparezcan arrugas en zonas como la mandíbula, la papada, los surcos al final de la nariz y los párpados.
- La deshidratación por déficit de agua en la epidermis es otro de los signos más usuales a causa de factores como el clima, el tabaco, la falta de líquidos e incluso una mala alimentación.
- La desnutrición o sequedad de la piel se manifiesta al disminuir las glándulas sebáceas, encargadas de sintetizar el sebo y lubricar y proteger la superficie de la piel. Independientemente del tipo de piel, el rostro puede resecarse en cualquier momento.
- A partir de los 40, los pigmentos se alteran y empiezan a salir las primeras manchas debido a una previa y excesiva exposición solar en las zonas más visibles: el rostro, el cuello, el escote o los hombros.
- Uno de los signos que más delatan la edad son las arrugas. Estás líneas de expresión formadas en el entrecejo, la frente o el contorno de los ojos se acentúan con los años a causa del resquebrajamiento de las fibras de las dermis. Son la consecuencia de la disminución del colágeno y la falta de elasticidad entre otros.
- La utilización de cremas con SPF de 25, 30 o 50 (dependiendo del tipo de piel) puede suponer un 80 % de la rutina diaria para luchar contra el envejecimiento prematuro de las zonas más sensibles y expuestas a todo tipo de radiaciones y radicales libres.
- La limpieza es vital para el mantenimiento de la naturalidad de la piel. Usar un gel limpiador o jabón facial pueden ser las mejores opciones para abrir los poros, recuperar la frescura a la piel y eliminar la suciedad depositada en cara durante la jornada.
- Asimismo, se debe hacer especial hincapié tanto en la hidratación externa como en la interna. Beber al menos 2 litros de agua al día ayudarán a mejorar y ganar la firmeza, la elasticidad y la luminosidad perdida.
- Los tratamientos antiaging serán aliados para reducir las marcas. Emplear cremas y suplementos ricos en vitaminas C, como los sérums, o en ácido hialurónico, como los contornos de ojos, para mantener hidratada la zona y aumentar su volumen es indispensable.
- Dormir bien es fundamental para que la piel se regenere. Se recomienda hacerlo durante 7 - 9 horas diarias, ya que, los signos del cansancio se reflejan en el rostro mediante la aparición de arrugas, bolsas y ojeras y un tono de piel más apagado.
Con información de Europa Press.