Salud
Ataques de ira: cuente hasta tres, pare y respire
La psicóloga Jessika Perdomo explica un eficaz método para manejar esas situaciones en las que todo parece salirse de control.
Cuando las personas sufren de ataques de ira es porque han ‘practicado’ por muchísimos años la capacidad de perder el control. Es una situación en la que se quiere pasar de un punto en el que no se tiene el control de las reacciones y se presentan ataques de ira, a un punto en el que no se pierda el control de las reacciones, no se grite, no se arrojen objetos y no se busque hacer daño a otros o a lo que está alrededor.
Jessika Perdomo, psicóloga y host del popular pódcast ‘Control de la ira’, explica que para llegar del punto A al punto B, existe una pieza clave: la pausa mental de un segundo, en el que la persona decide no perder el control.
Para la especialista, ante un ataque de ira se debe:
- Decidir no perder el control.
- Hacer la pausa mental.
- Practicar no perder el control.
¿En qué consiste esta pausa?
De acuerdo con Perdomo, psicóloga y coach, la pausa consiste en instalar unos “frenos mentales” que generan un cambio instantáneo en la forma en la que pensamos y percibimos la vida. “Si revisamos, vamos a encontrar que siempre que reaccionamos desde la ira, todo empeora; por lo tanto, no reaccionar cuando estamos enojados, es muchísimo más útil y completamente válido para la sociedad evolucionada en la que vivimos”, dice la experta.
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Es decir, “no gritar en el supermercado porque la cajera está tomando más tiempo del que esperabas en facturar tus compras es perfectamente lógico y racional; sentir sensaciones físicas de ira en tu cuerpo y no hacer nada al respecto, es decir no reaccionar es con un 99 por ciento de probabilidad la mejor opción en la mayoría de situaciones de la vida moderna”, agrega.
Entonces, “cuando empezamos a pensar que en realidad no reaccionar y no perder el control es normal, se crea una disyuntiva en la mente, en la que ya no hay una sola respuesta a lo que pasa diariamente, sino que hay dos respuestas, por ejemplo: escoger entre chocolate o fresa. “Note que al tener que tomar una decisión, tienes que pausar y decidir, y eso toma unos segundos, esa es la pausa mental que te permitirá no perder el control para siempre”.
Para instalar esta pausa mental y no perder el control, solo se necesita 30 días de práctica constante, en la que conseguirá además controlar los ataques de IRA y la impulsividad.
¿Cómo se siente no perder el control?
Cuando se hace la pausa, llega ese momento en el que se quiere gritar y se decide no hacerlo. “Tenemos que seguir con esa decisión por unos instantes, y esto se siente incómodo, sobre todo cuando estamos empezando y decidimos no perder el control. Es una sensación incómoda, la cual pasa muy rápido, pero es seguro tener esta incomodidad, no es un problema sentir esa sensación de ira en nuestro cuerpo, porque al final la recompensa siempre va a valer la pena y nos vamos a sentir llenos de orgullo y satisfacción de haberlo conseguido”, dice Perdomo.
Entonces, si se logra superar ese fastidio al decidir parar y se practica la tarea de no perder el control, “no tendremos que lidiar con las consecuencias negativas de ‘grité e insulté a mi hija adolescente, quedé en ridículo en el trabajo, le di un puño a la pared, rompí el teléfono, agredí a mi pareja, o mi pareja se fue de casa’”.
Sentir esta pequeña incomodidad física durará un minuto o dos, “y es el precio por sentirnos en paz, por no perder el control, por mantener la imagen respetable que queremos en nuestro círculo social, por sostener la relación armoniosa que queremos, por ser la madre o el padre que nuestros hijos admiran y básicamente por tener una vida llena de paz y felicidad”.
¿Qué son los frenos mentales?
De acuerdo con Perdomo, consisten en cuatro frases muy simples y súper poderosas. Son frases con palabras escogidas cuidadosamente para ser escuchadas por la mente inconsciente, para que reciba el mensaje firme y claro de ‘No me es útil perder el control en éste momento’:
- “Estoy a salvo” o “Es seguro”, es el primer freno mental y la base de todos los demás. La función primordial del cerebro es sobrevivir. “Necesitamos asegurarle a la mente inconsciente que estamos a salvo, incluso aunque tengamos una sensación física intensa como la ira.
- “That´s ok” o “esto no es un problema”, es el segundo freno. “No tiene ninguna lógica si estamos varados en medio de la autopista en plena hora pico. Pero, el objetivo es indicarle a la mente inconsciente que aunque “estamos varados en medio de la autopista, no necesitamos que se eleven nuestros niveles de estrés, de alerta o de entrar en pánico y perder el control.
- “Esto no significa nada sobre mí”, es el tercer freno. Se utiliza para que durante las conversaciones podamos escuchar con atención sin tomarnos las cosas de forma personal, y así mantener la calma y el control, sin ponernos a la defensiva y atacar con comentarios fuera de lugar que luego se lamentarán.
- “Soy un humano”, es el último freno. Simplemente para desconectarse de las etiquetas y entrar en un espacio de empatía con las personas que tenemos al alrededor “e incluso nosotros mismos, porque somos humanos y cometemos errores, y nuestra pareja, hijos y colaboradores, también lo son.
Estos frenos mentales, practicados de manera correcta, de forma intensa y repetitiva por 30 días, darán como resultado que nuestra mente suene algo así: “Estoy a salvo, incluso si me siento super enojado en éste momento”. Esto crea un espacio de neutralidad y paz en la mente y permitirá no perder el control.
Si desea aprender a no perder el control en un mes, utilizando los frenos mentales, puede escuchar el pódcast Control de la IRA y puede inscribirse al challenge grupal de 30 días, que inicia el próximo 6 de julio.