VIDA MODERNA

Bacteria sobrevive un año en el espacio exterior sin ninguna protección

En un artículo de la NASA de los años 90 se le citaba como ‘Conan la Bacteria’.

20 de noviembre de 2020
| Foto: Thinkstock.

Un microbio llamado Deinococcus radiodurans sobrevivió un año completo en el duro ambiente del espacio exterior en un compartimento acoplado a la Estación Espacial Internacional.

El nombre del microbio proviene del griego deinos (que significa terrible), kokkos (grano o baya), radio (radiación) y durare (sobrevivir o resistir). En un artículo de la NASA de los años 90 se le citaba como ‘Conan la Bacteria’.

El experimento se realizó en el módulo japonés Kibo de la Estación Espacial, que está equipado con equipos robóticos para completar varios experimentos en las brutales condiciones del espacio exterior. Uno de estos experimentos fue exponer células de D. radiodurans durante un año y luego probar las células para ver si no solo sobrevivirían, sino que podrían reproducirse de manera efectiva después. D. radiodurans demostró estar a la altura del desafío de la radiación espacial y las enormes fluctuaciones de temperatura, informa Universe Today.

The fully constructed International Space Station orbits Earth roughly 250 miles up, continuously crewed to continue its vital mission to conduct microgravity research and experiments, ranging from human biology and physiology to astronomy and materials science, aboard humanity’s only orbital laboratory.
La Estación Espacial Internacional orbita a 250millas de la superficie terrestre. Su diseño modular le ha permitido cambiar de forma y reorganizarse a lo largo de los últimos 20 años para garantizar una presencia humana ininterrumpida en el espacio. | Foto: NASA

Sin embargo, una investigación publicada hace unas semanas en la revista Microbiome, detalla cómo estas formas de vida simples y unicelulares soportaron condiciones que matarían a un humano en segundos durante un año completo. Los autores observaron que en un entorno de alta radiación, el número de fragmentaciones de ácidos nucleicos (roturas en la cadena de ADN) que experimenta D. radiodurans no es diferente al de la conocida E. coli.

En otras palabras, D. radiodurans no tiene ningún tipo de protección a prueba de radiación, como un chaleco de plomo microscópico del consultorio del dentista. En cambio, es excepcionalmente capaz de reparar el daño que sufre, haciéndolo 50 veces más resistente a la radiación ionizante que E. coli.

Junto con la reparación directa de su ADN, este microbio debe hacer frente a especies reactivas de oxígeno o producción de ROS. Las células utilizan interacciones proteicas complejas para encapsular ROS y desechos celulares asociados. Estas cápsulas, llamadas vesículas, están hechas de la membrana celular y se pueden ver salpicando el exterior de las células traídas de la exposición a la EEI. En comparación con las células de control de la Tierra, los astronautas bacterianos están cubiertos de lunares de supervivencia. Parece que la bacteria tiene una bolsa completa y multifacética de trucos a su disposición cuando se trata de lidiar con el estrés de la exposición al espacio exterior.

La investigación también es de vital importancia para la esterilización eficaz de los programas espaciales futuros. Si un mundo extraterrestre contiene vida, ninguna sonda de exploración terrestre debe contaminar el medioambiente.

Otra razón de peso para estudiar la viabilidad de extremófilos como D. radiodurans es probar la viabilidad de la teoría de la panspermia. La panspermia es la idea de que las formas de vida resistentes pueden sobrevivir dentro de las rocas u otro material expulsado de un planeta (por ejemplo, de un meteoro que impacta con Marte) y luego sobrevivir al aterrizar en otro planeta (como la Tierra).

Con información de Europa Press.

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