Salud
¿Beber vino es bueno para el corazón?, esto dice la Universidad de Harvard
El exceso de estas bebidas es perjudicial y puede desencadenar enfermedades graves.
El consumo de alcohol por muchos años ha sido visto como algo nocivo para la salud. Debido a que el alcohol, además de alterar el comportamiento de la persona, si se consume en exceso, podría causar intoxicación; aumenta la “presión arterial, enfermedad cardiaca, accidentes cerebrovasculares, enfermedad del hígado y problemas digestivos”, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
Asimismo, los CDC indican que el consumo excesivo de esta sustancia, basados en diferentes estudios, puede causar problemas como:
- Cáncer de mama, boca, garganta, laringe, esófago, hígado, colon y recto.
- Problemas de aprendizaje y memoria, como demencia y bajo rendimiento escolar.
- Problemas de salud mental, como depresión y ansiedad.
- Problemas familiares, problemas relacionados con el trabajo y desempleo.
- Dependencia al alcohol o alcoholismo.
En ese sentido, el alcohol, según el Instituto Nacional del Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de los Estados Unidos, indica que “interfiere con las vías de comunicación del cerebro y puede afectar la forma en que el cerebro se ve y funciona. Estas interrupciones pueden cambiar el estado de ánimo y el comportamiento, y hacer que sea más difícil pensar con claridad y moverse con coordinación”.
Además, indican que los “bebedores crónicos son más propensos a contraer enfermedades como la neumonía y la tuberculosis, que las personas que no beben demasiado”, es decir, que su sistema inmune, que es el encargado de defender al cuerpo de infecciones y virus se debilita al beber en exceso.
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Sin embargo, los portales de dichas instituciones médicas son específicos en que esto puede ocurrir si se practica en exceso, pero al consumir alcohol se debe ser moderado para evitar cualquier tipo de daños.
Sobre el mismo, recientemente se conoció un estudio publicado en la Revista del Colegio Americano de Cardiología (en su edición en inglés) titulado La reducción de la actividad de la red neuronal relacionada con el estrés media el efecto del alcohol en el riesgo cardiovascular, que encontró datos sobre lo que le ocurre al cuerpo al beber una copa de vino.
De 53.064 participantes (mediana de edad 60 años, 60 % mujeres), 23.920 no tenían o era mínimo el consumo de alcohol y 27.053 sí consumían. Durante una mediana de seguimiento de 3,4 años, 1.914 experimentaron eventos cardiovasculares adversos mayores (Mace).
El consumo, frente a ninguno o mínimo, está asociado con un menor riesgo de Mace, después de ajustar por factores de riesgo cardiovascular. En 713 participantes con imágenes cerebrales, frente a ninguno o mínimo, se asoció con una disminución de la (SNA) actividad de la red neuronal, (consumo de alcohol del 95 %).
Un SNA más bajo medió parcialmente el efecto beneficioso de consumo de alcohol, sobre eventos cardiovasculares adversos mayores del 95 %. Además, el consumo de alcohol está asociado con mayores disminuciones en el riesgo de Mace entre individuos con (vs. sin) ansiedad previa 95 %.
Saber Vivir registra que el doctor Josep Masip, cardiólogo y coordinador científico de la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición, indica que: “El beneficio podría ser debido a que beber de forma moderada reduce el estrés psicológico”.
El estudio, entonces, concluyó que “el beneficio del consumo ligero/moderado (frente a ninguno/mínimo) de alcohol sobre el riesgo de ECV se debe en parte a su capacidad para atenuar la actividad de la red neuronal relacionada con el estrés”.
Además, “observamos que el impacto beneficioso de la ingesta ligera/moderada de alcohol en MACE en esta población fue casi el doble entre las personas con (vs. sin) ansiedad. Sin embargo, las observaciones de CVD se vieron contrarrestadas por hallazgos adversos relacionados con la malignidad”.