NUTRICIÓN
Bebés veganos: los riesgos de una dieta severa
En Italia quieren prohibir que los padres alimenten a sus hijos con un régimen alimenticio extremo. Expertos hablan de las consecuencias para los pequeños.
Elvira Savino, una diputada italiana, encendió recientemente el debate de hasta qué punto pueden los padres imponer en sus hijos una dieta vegana. Lo hizo al proponer un proyecto de ley en su país para sancionar, incluso con penas de cárcel, a aquellos que eliminen los alimentos de origen animal de la dieta diaria de sus pequeños. Savino trajo a colación los casos de unos niños veganos hospitalizados en Génova y Milán con un peso notablemente inferior al promedio de su edad y con bajos niveles de hemoglobina, y señaló que le parecía absurdo que los padres obligaran a los pequeños a un régimen tan estricto sin el “adecuado conocimiento científico o asesoría médica”.
La polémica le ha dado la vuelta al mundo. Para unos padres, incidir en la dieta no es más ni menos que inculcar la cultura o la religión a sus hijos. Con esa idea, Rodrigo Restrepo y Laura Álvarez, instructores de Happy Yoga y vegetarianos, decidieron que desde su nacimiento su hija también lo sería. Pero para otros eso es un atropello porque los hijos deberían decidir por su propia cuenta si quieren ser o no vegetarianos y el deber de los padres es alimentarlos bien. Todos coinciden en que si se va a optar por esta vía, hay que hacerlo de la mano de un experto pues no consumir carnes, lácteos o huevos puede conducir a desbalances nutricionales y enfermedades. Eso es válido para los adultos y mucho más para los bebés.
No hay evidencia de que el veganismo sea nocivo. Por el contrario, algunos expertos aseguran que esta dieta puede traer beneficios a los pequeños pues no consumir carnes ni lácteos les evita sufrir enfermedades gastrointestinales y estreñimiento. De igual forma, su salud cardiovascular se protege por la baja ingesta de grasas saturadas presentes en los productos de origen animal.
La clave radica en reemplazar las proteínas animales con las vegetales que se encuentran en los granos, las legumbres y las semillas. Están en alimentos como la quinua, la lenteja, el garbanzo, el fríjol seco, la arveja, las habas y la soya. Esto sin dejar de lado los suplementos vitamínicos esenciales para este tipo de dietas. “Una dieta vegana puede ser extraordinariamente saludable, pero únicamente si es planeada correctamente”, señaló a SEMANA Janet Brill, experta en nutrición y fitness.
Normalmente los pequeños empiezan a consumir alimentos sólidos a partir de los 6 meses y es importante que los padres tengan en cuenta que deben buscar algún tipo de suplemento que reemplace el hierro, el zinc, el calcio, las vitaminas D y B12 y los aminoácidos esenciales, que en su mayoría se encuentran en las proteínas de origen animal. “Todos estos macronutrientes intervienen en el crecimiento y el desarrollo cerebral y cognitivo de los niños. Lo ideal es obtenerlos a partir de los alimentos y no de suplementos”, dijo a SEMANA Luz Stella Hidalgo, especialista en nutrición clínica de la Pontificia Universidad Javeriana.
La endocrinóloga pediatra Silvia Chahín Ferreyra, cofundadora del Colegio Asociación Colombiana de Endocrinología Pediátrica (Acep), señala que todo niño que comienza a tener una dieta vegana debe “someterse a los controles pediátricos con el fin de evaluar el impacto que este régimen alimenticio está teniendo sobre su crecimiento y desarrollo”. Es preferible no inyectarles la hormona del crecimiento, controlar los niveles de los nutrientes y estar atentos en caso de que haya deficiencias para sustituirlos a tiempo y evitar que los niños sufran cambios en su peso y estatura.
Brill, sin embargo, considera que es mejor no someter a los niños a una dieta estrictamente vegana, sino desde los 2 años, pues necesitan consumir grasa para el desarrollo de su cerebro. Con ella coincide el nutriólogo Benjamín Ramírez Forero, quien afirma que son mayores los riesgos que los beneficios de adoptar este tipo de dieta entre los 0 y 10 años. “Esto solo se debe hacer cuando los pequeños nazcan con alguna enfermedad genética o problemas de metabolismo. Es importante tener en cuenta que en los adultos hay cosas que se solucionan, pero en los niños los daños pueden ser irreversibles”, señaló el experto a SEMANA.
Rodrigo y Laura dicen que criar a un niño vegano es difícil en este país porque aún hay mucho miedo y “todavía persiste un valor extraño de que comer carne es mejor y eso no es del todo cierto”. Ellos procuraron que su hija fuera vegetariana, un régimen que simplemente rechaza las carnes. Pero en el camino se dieron cuenta de que necesitaba proteína animal por su tipo de sangre. “Eso lo solucionamos con un poco de pescado, huevo y leche y muchos vegetales y aunque come carne la cantidad es mucho menor a la de otros niños”. Pero Claudia Reyes crio a sus dos hijos con una dieta vegana y no ha sufrido inconvenientes hasta ahora. “Mis papás comen carne y me decían que mis hijos iban a tener problemas neurocerebrales y de déficit de atención por la dieta. Pero Luis y Daniela tuvieron una etapa de crecimiento normal y están a punto de graduarse del colegio con buenas notas”.
Pero también hay casos de niños que desde pequeños decidieron no comer carne o ser veganos. Y otros que tras crecer como veganos deciden tomar el camino contrario. Es el caso de Antonio, el hijo de una pareja argentina de instructores de yoga que tras comer un choripán en una piñata quedó obsesionado con ese “alimento tan rico que estaba en medio del pan”, cuentan sus familiares. Desde entonces Antonio decidió ser carnívoro y hasta el sol de hoy nadie ha podido detenerlo.
Lucía Martínez, dietista y nutricionista del Centro de Nutrición Aleris en Madrid, España, y autora del blog Dime qué comes, afirma que, cualquiera que sea la decisión de los padres, una dieta bien planificada “debe tener las mismas bases para todos, sean vegetarianos, omnívoros o veganos”. Eso significa que debe ser suficiente, balanceada, con variedad de alimentos y adecuada para cada quien.