Vida moderna
Bebidas energizantes: ¿cuáles son los riesgos para la salud?
Este tipo de bebidas contienen sustancias que pueden causar diabetes, falta de sueño y hasta enfermedades del corazón si se consumen en exceso.
En la búsqueda constante de soluciones para la fatiga y la necesidad de mantenerse activo, las bebidas energizantes se han presentado como remedios milagrosos que prometen un aumento inmediato de energía y alerta.
Sin embargo, a medida que su popularidad ha ido en aumento, también han surgido cuestionamientos sobre los posibles riesgos para la salud que podrían estar asociados con su consumo. Un estudio realizado por estudiantes de la facultad de ciencias de la salud de la Universidad Tecnológica de Pereira, explora tanto sus efectos positivos como los peligros que podrían ocultarse detrás de su atractiva imagen.
Las bebidas energizantes, disponibles en prácticamente todos los supermercados y tiendas de conveniencia, de acuerdo con el estudio, se han convertido en compañeras habituales de muchos, en especial de adolescentes y adultos jóvenes. En un intento de examinar a fondo las implicaciones de estas bebidas, expertos han llevado a cabo una revisión exhaustiva de los conocimientos actuales, centrándose en los componentes de las bebidas energizantes y sus posibles impactos tanto beneficiosos como perjudiciales para la salud.
Según lo informado por el sitio web La Razón, las bebidas energizantes tienden a presentar una composición rica en componentes como cafeína, taurina, vitaminas del complejo B, azúcares, extractos de plantas y otros estimulantes. En particular, la cafeína se erige como uno de los elementos centrales en estas bebidas, ejerciendo su función de estimular el sistema nervioso central para incrementar el estado de alerta y reducir la sensación de fatiga.
De igual modo, la taurina, un aminoácido que se encuentra de manera natural en el organismo, se cree que posee propiedades con efectos energizantes y propiedades antioxidantes. En estas bebidas, también se encuentra una concentración elevada de azúcares, ya sea en forma de sacarosa o jarabe de glucosa, que proporcionan una fuente inmediata de energía.
Aunque se ha observado un aumento en el consumo de bebidas energizantes, aún prevalece la incertidumbre en cuanto a su composición exacta y las concentraciones de sus ingredientes. La cafeína y la taurina, dos componentes comunes en estas bebidas, han sido objeto de preocupación debido a sus efectos adversos conocidos. A pesar de que los beneficios de las bebidas energizantes no se han establecido concluyentemente, existe suficiente evidencia que resalta los riesgos potenciales de algunos de sus ingredientes más comunes.
En un intento por arrojar luz sobre la seguridad de las bebidas energizantes, la revista Journal of negative & no positive results, ha analizado los efectos de sus componentes en una variedad de situaciones. Se ha observado que el consumo de estas bebidas puede estar vinculado con prácticas de riesgo, como la combinación con el consumo de alcohol. Además, se ha documentado un aumento en la incidencia de efectos adversos cardíacos, psiquiátricos y neurológicos asociados con el uso excesivo de bebidas energizantes.
La Revista Alimentos, señala que la publicidad que rodea a estas bebidas puede ser engañosa en términos de sus propiedades supuestamente beneficiosas. La falta de transparencia en cuanto a la composición y concentración de los ingredientes en las bebidas energizantes plantea inquietudes sobre la seguridad y la información brindada al consumidor. “Esto es particularmente preocupante, considerando que estas bebidas son fácilmente accesibles y ampliamente consumidas por una amplia gama de personas.”
Para los deportistas, es importante tener en cuenta que este tipo de bebidas energéticas no son bebidas diseñadas para la rehidratación, por lo que no deben sustituir a la hidratación y recuperación de metabolitos por medios convencionales como el agua o, en su caso, a través de bebidas isotónicas. Por lo anterior, los expertos en salud aconsejan limitar el consumo de estas bebidas, especialmente entre los grupos de riesgo, como personas con enfermedades cardíacas o presión arterial alta.