Ciencia
Greta o su hijo: los niños pueden cambiar la opinión de los adultos sobre el cambio climático
Un estudio publicado en la revista Nature sugiere que la mejor manera para que los adultos sean más conscientes del clima es educarlos a través de sus hijos. Como sus opiniones no reflejan ninguna ideología política arraigada, es más probable que se sientan inspirados a cambiar por ellos.
Uno de los desafíos más grandes que enfrenta el mundo para frenar el cambio climático es lograr la acción colectiva. Aunque la mayoría de científicos no dudan de que existe y está relacionado con la acción humana, una gran parte de la población todavía no cree que sea cierto. Sus razones son varias, pero dentro de las más relevantes está el argumento de que es muy descabellado pensar que el hombre es responsable de catástrofes como el huracán Katrina, el deshielo del Ártico o el retroceso de los glaciares del Himalaya.
Además, muchos se escudan en que en la historia geológica de la Tierra ha habido muchos periodos más cálidos a los de ahora. Todos estos prejuicios ideológicos y más, han convertido el tema del cambio climático en un eterno debate. Pero la realidad, como lo han advertido los científicos, es que de no tomar acciones pronto, las consecuencias para la vida humana serán irreversibles.
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Sin embargo, la reciente fama de Greta Thunberg, una niña sueca de 16 años que hoy lidera uno de los movimientos juveniles más importantes contra el cambio climático, ha llevado a los científicos a preguntarse qué tanto impacto pueden tener los pensamientos y acciones de los más pequeños en el mundo. Los resultados son sorprendentes pues una investigación realizada por la Universidad de Carolina, Estados Unidos, plantea que los niños y jóvenes en efecto pueden ser más convincentes que cualquier otra persona a la hora de cambiar la perspectiva de los adultos sobre temas polémicos y trascendentales como el cambio climático.
Foto: Getty. Miles de jóvenes en más de 123 países salieron a las calles el pasado 15 de marzo para exigir a los adultos medidas definitivas para proteger el planeta.
El trabajo, publicado en la revista científica Nature Climate Change, analizó el impacto que tenía en 238 familias de la costa de Carolina del Norte educar a los niños entre 10 y 14 años sobre cambio climático. Por algunas semanas, los estudiantes participaron en actividades sobre el tema y luego un grupo de 92 padres fueron invitados a explorar los proyectos. Parte de la actividad exigía que los niños entrevistaran a los adultos sobre los cambios en el clima que hubieran experimentado en su vida: “¿Cómo has visto cambiar el clima? ¿Alguna vez has visto el aumento del nivel del mar?
Al principio y al final del ejercicio se encuestó a los padres sobre su edad, su ideología política, así como su opinión sobre el cambio climático. Y tras comparar los resultados, los científicos encontraron que los padres de los niños que habían asistido a la actividad, expresaron mayores niveles de preocupación por el cambio climático que los padres que no participaron. Lo más sorprendente es que el mayor efecto fue en los padres que se describieron a sí mismos como conservadores y las hijas fueron más convincentes que los hijos cambiando las opiniones.
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Para los científicos la razón por la que los niños pueden lograr este cambio es porque sus opiniones generalmente no reflejan ninguna ideología política arraigada. De esta manera, los adultos están más abiertos a escuchar su opiniones, se sienten menos juzgados si cambian sus opiniones y, a su vez, son más propensos a participar en iniciativas colectivas que generen un cambio.
"Si cambias de opinión sobre algo en lo que toda tu comunidad cree, te arriesgas a la alienación social", dice John Cook de la Universidad George Mason al Smithsonian. Pero tener una conversación con los hijos, con quien los adultos comparten un nivel de confianza, no es tan polarizante como discutir con alguien en los comentarios de Facebook.
Foto: Getty. Las huelgas por el cambio climático liderada por los niños y jovenes no tiene tinte político y está repleta de pancartas exigiendo un cambio de perspectiva a los gobiernos.
Los resultados también sugieren que el aprendizaje intergeneracional entre padres e hijos, es decir, la transferencia de conocimientos, actitudes o comportamientos de los niños a los padres, puede ser un camino prometedor para superar las barreras ideológicas sobre el cambio climático y otros asuntos trascendentales. "Este modelo de aprendizaje intergeneracional ofrece un doble beneficio", dijo a Scientific American una de las autoras del estudio, Danielle Lawson. Por una parte, prepara a los niños para lidiar en un futuro con los problemas del calentamiento global, pero por otro, los capacita para ser agentes de cambio con las demás generaciones.
Aunque muchos ven en esta perspectiva una oportunidad positiva, otros más críticos dicen que el hallazgo podría alentar a que los adultos usen a los más pequeños con intenciones políticas. Sobre esta opinión, Kathryn Stevenson, coautora del trabajo dijo en un comunicado de prensa que "esto se trata de educación, no de activismo, y los niños son grandes educadores".
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La mejor prueba de que la acción de los niños puede tener un impacto real es que desde que Greta ganó visibilidad en los medios, estudiantes de más de 70 países han seguido su ejemplo y naciones de todo el mundo se han solidarizado con la causa. Pero más allá de Greta, las historias de otros niños ejemplares como como Malala y su lucha por los derechos de las mujeres, Emma González y su movimiento contra las armas en Estados Unidos, entre otros, demuestran que los niños pueden ser agentes y líderes de grandes cambios.