PREVENCIÓN
Cómo seguirle el rastro al cáncer de colon
El cáncer de colon sí tiene síntomas, el problema es que muchos no los comentan con familiares ni médicos por pena. Una campaña busca eliminar eso para evitar muertes innecesarias por esta causa.
Muchos dicen que el cáncer de colon es una enfermedad silenciosa. Aunque esto es en parte cierto, existen señales tempranas que podrían alertar al paciente pero a la mayoría le da pena comentarlas. Según una investigación hecha en Gran Bretaña, la mayoría siente pudor de hablar de sus hábitos intestinales y solo la mitad de los consultados manifestó que discutiría el tema en familia. Mucho menos contemplarían mencionarlo con sus amigos.
Lo cierto es que cuando alguien es diagnosticado con cáncer de colon, con frecuencia nota que venía sufriendo de problemas digestivos desde tiempo atrás, pero simplemente se lo guarda para sí mismo. El cáncer de colon es la tercera causa más común de cáncer en el mundo. Cuando se detecta a tiempo, las posibilidades de sobrevivir aumentan, pero cuando se diagnostica tarde, como sucede con muchos pacientes, la expectativa de vida no es mayor a cinco años.
Aunque la mejor manera para detectar este tipo de cáncer es la colonoscopia a partir de los 50 años (o más temprano si hay más factores de riesgo familiares), algunas de esas señales de alerta son fácilmente visibles en las heces. En otras palabras, el intestino puede dar información de esta enfermedad. Solo hay que mirar las señales y saberlas interpretar.
Por eso, asociaciones y médicos en el mundo han lanzado una campaña cuyo objetivo es que la gente mire sus evacuaciones intestinales a diario, esté atento de su digestión y en caso de notar algo extraño, no se lo guarde para sí mismo. “El cuerpo reacciona a todo. El estrés, los temas pendientes y hasta el cáncer pueden evidenciarse en el baño”, dice el médico oncólogo Joaquín Guerra.
Cada persona tiene movimientos intestinales propios y por eso los médicos señalan que no se puede hablar de qué es normal y qué no. El tamaño, la forma y la consistencia de las heces cambian de un individuo a otro. En lugar de buscar por un comportamiento normal hay que estar pendientes de los cambios. “Si antes era fácil la evacuación intestinal pero ahora es difícil o me demoro más, si antes era solido pero ahora es más líquido, son todos cambios notorios que merecen una visita a un doctor”, dice Guerra.
El tamaño importa. Según los expertos, si lo normal era tener deposiciones grandes pero ahora son delgadas, como un lápiz, lo mejor es consultar a un médico. Esto puede deberse a la presencia de pólipos o de cáncer de colon. Si es así el intestino se vuelve estrecho y las deposiciones serán más delgadas. No siempre esta situación es un cáncer pero si esta situación permanece por tres semana s o más, es posible que el médico le orden una colonoscopia para descartar ese diagnóstico.
También hay que ver la consistencia. La diarrea crónica o la constipación son un indicio de enfermedad. Si a esto se suma la flatulencia o si hay una combinación de las tres se debe considerar una señal de alarma. De las tres, según la médica especialista en cirugía colorrectal Brooke Garland, la de mayor preocupación deben ser los episodios alternados de diarrea y constipación.
Además de la forma de las heces hay que tener en cuenta su color pues cambios en este frente puede mostrar problemas. Las heces oscuras, púrpuras o negras indican presencia de sangre. A veces la sangre puede ser síntoma de condiciones benignas como hemorroides o fisuras anales pero también de pólipos y cáncer colorrectal. En ocasiones la sangre no se ve a simple vista por lo que se necesita de un examen de sangre oculta en heces.
Si estos indicios se suman a otros síntomas como pérdida de peso, cansancio, dolores abdominales, falta de apetito, hay que acudir a un médico.
Los casos de cáncer de colon están aumentando a medida que incrementa la expectativa de vida, señala Guerra. Se calcula que entre 40 por ciento de las personas entre 50 y 55 años, tendrá pólipos. Solo el 10 por ciento de ellos se vuelve canceroso. Los estudios muestran que la mitad de los casos podrían prevenirse con buena alimentación, actividad física, y manteniendo un peso saludable. También ayuda mirar las deposiciones diarias y estar atento a cambios en los hábitos intestinales.