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Colágeno: ¿cuándo es recomendable tomarlo y a partir de qué edad?

El colágeno es responsable de la elasticidad y firmeza de la piel.

20 de julio de 2021
Cuidado de la piel (Foto Getty)
A medida que el tiempo avanza, a partir de los 25 años, el organismo disminuye la producción de colágeno. | Foto: Getty Images/iStockphoto

El colágeno es una de las sustancias más importantes para el cuerpo, pues se trata de una proteína estructural que permanece en el cuerpo humano en grandes cantidades debido a que contribuye al buen funcionamiento de los huesos, dientes, músculos, piel, articulaciones y algunos tejidos conectivos.

Hay que señalar que el cuerpo produce esta sustancia a partir de la combinación de aminoácidos, que son nutrientes que están contenidos en los alimentos ricos en proteínas, junto con otros elementos como la vitamina C, el zinc y el cobre.

Según la doctora Lorea Bagazgoitia, en su libro Lo que dice la ciencia sobre el cuidado de la piel, el colágeno es responsable de la elasticidad y firmeza de la piel.

Sin embargo, a medida que el tiempo avanza, a partir de los 25 años el organismo disminuye la producción de colágeno, generando efectos colaterales en la piel, como la disminución del brillo e hidratación natural.

Por tal razón, la doctora ecuatoriana Narcisa Zambrano recomienda que las mujeres inicien a tomar colágeno cuando se esté llegando a los 40 años o en la menopausia, mientras que los hombres lo pueden hacer cuando son mayores de 60 años. Sin embargo, antes de consumir algún suplemento de colágeno es importante que consulte a un experto y este lo guíe.

Varios estudios han demostrado que los péptidos de colágeno o los suplementos que contienen colágeno contribuyen a retrasar el envejecimiento de la piel, especialmente en el caso de las mujeres.

Además, la ingesta de colágeno podría ayudar a prevenir el riesgo de enfermedades cardiacas, pues esta proteína colabora en la estructuración de las arterias y los vasos sanguíneos que transportan la sangre. Sin la proteína, las arterias podrían deteriorarse y volverse frágiles.

Según la experta Brianna Elliott, la deficiencia de la proteína puede hacer que las personas sufran aterosclerosis, una enfermedad que podría provocar ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares.

Además, según explica la nutricionista Sophie Medlin, hay dos tipos de colágeno que se utilizan en los productos comestibles: el integral y el hidrolizado. El integral se descompone en péptidos (aminoácidos, los bloques a partir de los cuales construimos las proteínas) durante la digestión “como cualquier otra proteína”, mientras que el hidrolizado se descompone en partículas más pequeñas que se vuelven más fáciles de procesar.

Según el portal especializado Healthline, estos son los beneficios más comunes de consumir colágeno hidrolizado:

- Mejora la firmeza y la elasticidad de la piel.

- Fortalece las uñas y el cabello, lo que mejora su aspecto.

- Previene y mitiga los síntomas de la osteoporosis.

- Previene y retarda la aparición de arrugas, líneas de expresión y celulitis.

- Tonifica articulaciones, tendones y ligamentos.

- Controla la presión arterial.

- Previene la aparición de úlceras gástricas.

- Disminuye y evita el surgimiento de estrías.

Cabe resaltar que el colágeno no solo se encuentra en cápsulas o suplementos, pues existe un sinfín de alimentos que son ricos en la proteína como el pescado, huevos, verduras, carnes rojas y frutos secos, al igual que otros que contengan omega-3.

Otros alimentos recomendados son:

· Pollo

· Cítricos (naranjas y pomelos/toronjas)

· Bayas (fresas, frambuesas, arándanos y moras)

· Frutas tropicales (mango, kiwi, piña, melón y guayaba)

· Ajo

· Hojas verdes (espinaca, col rizada, acelgas, brócoli y demás verduras de ensalada)

· Anacardos (conocido también como castaña de cajú)

· Tomates

No obstante, hay otros alimentos que no contribuyen a mantener un buen nivel de colágeno, como el exceso de azúcar y los carbohidratos refinados, que pueden causar inflamación en el organismo y deteriorar el colágeno en el cuerpo, lo que también se ve reflejado en un deterioro en el estado de la piel, los huesos y los músculos.

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