Vida Moderna
Colapso mental: ¿cómo saber si sufre de uno?
El cansancio mental está asociado a un estilo de vida con niveles de estrés demasiado elevados y/o a un exceso de trabajo.
La mayoría de las personas alguna vez en su vida se han sentido bajos de ánimo, sin ganas de nada o con la mente en blanco. Además, en estos momentos, expresan frases como: ‘estoy agotado’, ‘no doy más’, ‘tengo una tensión terrible’ ‘¡qué estrés!’, ‘me dará un colapso nervioso’, entre otras expresiones.
En concreto, el mental breakdown, o colapso mental, no se usa en el ámbito clínico como diagnóstico. “Es una terminología que define cuando nuestra mente no está en calma y/o serena. Todas las personas, según nuestra manera de gestionar las diferentes situaciones y circunstancias de la vida, las emociones, actos y pensamientos, podemos llegar a colapsar o estallar mentalmente”, explica Patricia Fernández, psicóloga sanitaria, al portal especializado en salud, Cuerpo y Mente.
Pero, ¿por qué se siente esto? Todo puede estar relacionado. “El estrés es un estado de tensión mental y físico que altera el normal funcionamiento de una persona, el cansancio mental está asociado a un estilo de vida con niveles de estrés demasiado elevados y/o a un exceso de trabajo”, según la doctora Caridad Ruesta, de la Universidad de Piura.
Si bien, los llamados nervios son, producto de la secreción de adrenalina, sustancia que el organismo genera frente a situaciones de exigencia. Ruesta, también aclara que esta tiene ciertos efectos en el organismo que, mantenidos bajo cierto nivel, pueden ayudar a enfrentar exitosamente la exigencia.
Síntomas
Como se mencionó antes, los síntomas del mental breakdown van de la mano del estrés y la ansiedad. “Es muy complicado llegar a colapsar mentalmente si no se ha convivido durante mucho tiempo con sintomatología ansiosa o exposición a estresores. Si esto sucediese es necesario poner el freno, ya que se puede llegar al descarrilamiento emocional o al bloqueo”, asegura Fernández.
Según la experta en psicología sanitaria, los síntomas más recurrentes del colapso mental son:
- Vivenciar emociones desagradables como la frustración, el enfado y la tristeza.
- Dificultad para conciliar el sueño.
- Cambios en el peso, sea por comer en exceso o por la sensación de nudo en el estómago que imposibilita el apetito.
- La fatiga y cansancio psíquico.
- Apatía y desgana ante los quehaceres diarios, falta de ilusión y/o motivación.
- Pensamientos con mayor carga negativa que positiva y preocupación constante sobre algo concreto.
Cómo detectar el estrés:
- Dificultad para dormir, insomnios.
- Aumento o pérdida de peso.
- Respiración agitada, sensación de falta de aire o de que el corazón late muy a prisa.
- Aumento de la susceptibilidad, tristeza, sensación de que no se les considera.
- Falta de concentración, olvidos constantes,
- Tendencia a polemizar, irritabilidad.
- Preocupación constante.
- Pensamientos o sentimientos negativos.
- Cansancio físico y mental, desgano.
- Dolor de cabeza y de cuerpo.
- Malestares estomacales.
¿Qué provoca un colapso mental?
Sin embargo, “Puede producirse una crisis nerviosa o colapso mental porque no se ha sabido dar una negativa, porque no se han puesto los suficientes límites o porque simplemente algunas personas no se priorizan ni escuchan a sí mismos. Cuando esto ocurre, cabeza y el cuerpo dicen basta”, añade la experta.
La doctora Caridad Ruesta de la Universidad de Piura, recomienda trabajar mucho la inteligencia emocional; es decir, en el manejo intra e interpersonal, como:
- Descansar y dormir lo suficiente; siempre relajarse antes de dormir.
- Hacer deporte o alguna actividad física; bailar, andar en bicicleta o caminar.
- Lograr mayor seguridad de sus propias capacidades.
- Esforzarse y dar lo mejor; pero también hay que saber descansar y distraerse.
- Evitar que acudan a la mente ideas obsesivas y/o pensamientos irracionales.
- Renovarse: hacer algo nuevo, por ejemplo: salir a caminar, contactar un viejo amigo, comer algo rico y diferente, bailar, ir a un spa, etc.
- Tener capacidad para reaccionar frente a los obstáculos.
- Sentirse optimista, desechar los pensamientos negativos y las actividades inútiles.
- Priorizar y posponer lo secundario. No acumular tareas ni dejar cosas pendientes.
- Evaluar, al menos una vez a la semana, lo que está haciendo y el resultado que está obteniendo.
- Aplicarse, hacer lo que hay que hacer, entrar en acción.
- Alejarse, en lo posible, de situaciones conflictivas.
- Alimentarse bien, apartar un tiempo para sentarse y disfrutar lo que se come.