SALUD
¿Cuál es la mejor manera de tratar el colesterol?
Intenso debate sobre si las estatinas, pastillas que ayudan a regular esta sustancia, ofrecen mayores beneficios que efectos secundarios. Todo indica que el riesgo de tomarlas no es tan alto.
Los cardiólogos están enfrascados en un intenso debate por cuenta de dos estudios contradictorios acerca del uso de las estatinas, el fármaco más prescrito en el mundo para controlar el colesterol. Primero apareció una investigación en la revista The Lancet según la cual estas pastillas son seguras, efectivas y deberían tomarlas millones de personas para prevenir accidentes cardiovasculares. Y unos días después otra prestigiosa publicación del Reino Unido, British Medical Journal (BMJ), cuestionó el hallazgo y trajo a colación otros estudios que habían demostrado que consumir estatinas podría ocasionar efectos adversos.
No es la primera vez que las estatinas ocupan el centro de atención, pues desde hace casi 30 años los cardiólogos las recetan con frecuencia a personas con altos niveles de colesterol. Sin embargo, ante ese manto de duda creado en los últimos años, miles de pacientes dejaron de tomarlas. De hecho, una investigación publicada a mediados de 2016 reveló que a raíz de la controversia en torno a este medicamento más de 200.000 personas en el Reino Unido las suspendieron, lo cual generó aún mayor preocupación porque dejar de tomarlas sin la asesoría de un especialista es riesgoso.
Las dos investigaciones que encendieron el avispero en el BMJ señalan que por lo menos 20 por ciento de los pacientes que consumen estatinas corren el riesgo de padecer dolores musculares, mareos, estreñimiento, náuseas, insomnio, problemas hepáticos, renales e incluso diabetes. Adicionalmente, dichos estudios cuestionaron que los pacientes con bajo riesgo de sufrir ataques cardiacos pudieran prolongar su vida gracias a estas pastillas.
Sin embargo, varios expertos consideraron exageradas esas afirmaciones. Uno de ellos, Rory Collins, médico de la Universidad de Oxford, lideró la investigación reciente publicada en The Lancet según la cual las terapias con estatinas no causan directamente casi ninguno de los efectos secundarios atribuidos a ellas. Según ese estudio, una dosis diaria de este medicamento ayuda a reducir los niveles de colesterol a valores tan bajos como para lograr prevenir 1.000 de cada 10.000 ataques cardiacos o accidentes cerebrovasculares potenciales, en personas que han padecido previamente este tipo de eventos, y por lo menos 500 en quienes tienen riesgo por la edad, la diabetes o la hipertensión.
Por eso Collins afirma que la cantidad de infartos cardiacos y derrames cerebrales que pueden evitar las estatinas representa un beneficio mucho mayor que los efectos secundarios, pues estos aparecen solo en un número limitado de casos. Con él coincide Alonso Merchán Villamizar, cardiólogo de la Clínica Shaio en Bogotá, quien dice que “los riesgos son mínimos si se usan las dosis apropiadas en las personas indicadas, con supervisión médica”, señaló a SEMANA.
Y es que las estatinas no solo reducen el colesterol malo (LDL) en la sangre, sino que aumentan los niveles del colesterol bueno (HDL) y bajan los triglicéridos. Estas se encargan de bloquear en el hígado una enzima necesaria para sintetizar el colesterol. Por eso permiten disminuir de forma significativa la probabilidad de sufrir accidentes cardiovasculares o enfermedad coronaria, asociados con los altos niveles de colesterol. “A veces se desconoce que también ayudan a mermar los ataques cerebrales, una situación de alto impacto para el paciente, su familia y el sistema de salud”, dice Merchán.
Adicionalmente, varios estudios han revelado beneficios adicionales de este fármaco. Por ejemplo, una investigación publicada en The Journal of Sexual Medicine demostró que los hombres que sufren disfunción eréctil pueden solucionar este problema, pues el medicamento los ayuda a mejorar el flujo sanguíneo en los cuerpos cavernosos del pene. Otro trabajo presentado hace unos años en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología señaló que sirve para prevenir la demencia senil al reducir las placas e inflamaciones en los vasos sanguíneos del cerebro. También puede estabilizar los depósitos de grasa de las paredes de las arterias y disminuir la probabilidad de que se rompan. Por eso algunas personas lo toman así tengan niveles sanos de colesterol.
Ese precisamente es el punto álgido del debate. Según el médico Mark Porter, la controversia de las estatinas gira en torno a la prevención primaria, es decir, sobre la conveniencia de recetarlas a personas sanas con bajo riesgo de enfermedad cardiaca. En el caso de los pacientes que sí tienen antecedentes, lo que se llama prevención secundaria, “no hay duda de que los beneficios superan a los efectos secundarios y son una excelente solución para aumentar la expectativa de vida del paciente”, afirma Porter.
Según las guías internacionales, un médico receta estatinas si el riesgo de padecer algún evento cardiovascular en la próxima década supera el 10 por ciento. Para medir esa potencialidad tabula datos como la edad, el género, los niveles de presión arterial y los del colesterol. Quienes superen esta cifra deben tomarlas y mantener su nivel de colesterol LDL por debajo de 70 miligramos por decilitro (mg/dL). “También es obligatorio usarlo en la gran mayoría de los diabéticos y aquellas personas que tengan un LDL mayor de 190 mg/dL”, afirma Merchán. Además, se recomienda que las personas se hagan el examen para medir sus niveles de colesterol una vez cada cinco años a partir de los 20 años de edad.
Más allá de los beneficios de las estatinas, los expertos insisten en que las personas deben ayudarse primero a sí mismas. Esto quiere decir que “se debe insistir en los cambios de estilo de vida. Es necesario que las personas tengan una dieta rica en frutas y verduras, y que consuman menos grasas saturadas y carbohidratos. Esto debe ir de la mano con el ejercicio”, explica Merchán, y de no fumar ni excederse con el alcohol. Esto no solo ayudará a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular, sino que también disminuirá el riesgo de cáncer, diabetes e hipertensión. Porter reconoce los beneficios de las estatinas pero es partidario de que sean la última opción. “Es mejor considerarlos un suplemento de la dieta y el estilo de vida. Nunca un sustituto”, afirma el experto.
A pesar de que los críticos de las estatinas exigen más investigación que certifique sus beneficios, varias organizaciones de salud han respaldado usarlas bajo la asesoría de un especialista. Un dato muy importante es que estos fármacos funcionan a mediano y largo plazo. Por eso no deben considerarlas píldoras mágicas, pero tampoco pensar que son muy peligrosas. Simplemente deben dejar en manos de su médico personal la decisión de ingerirlas por su bienestar.