Pandemia
Colin Powell falleció de covid-19: ¿por qué mueren algunos vacunados?
Aunque las inmunizaciones son la salida a la pandemia, con la vacunación se empieza a ver el comportamiento real de cada una de ellas. El deceso del exsecretario de Estado americano recordó que hay que seguir cuidándose.
“Hemos perdido a un notable y cariñoso esposo, padre, abuelo y un gran estadounidense”. Con estas palabras, la familia de Colin Powell anunció su deceso por covid-19 este lunes. Powell fue el primer afroamericano en ocupar el puesto de jefe del Estado Mayor Conjunto, antes de convertirse en jefe de la diplomacia estadounidense.
En el mensaje, su familia relató que el ex alto funcionario se encontraba completamente vacunado, pero que su cuerpo no resistió las complicaciones del virus que puso en jaque al mundo.
El diario The New York Times explicó que Powell sufría de un mieloma múltiple, un agresivo cáncer. Y que esto sumado al Covid agravó su situación. El periódico advierte que en este tipo de pacientes adquirir el virus es grave y que su sistema inmune se vio fuertemente comprometido.
En Colombia, las historias de personajes conocidos que han muerto por complicaciones derivadas de esta enfermedad después de tener su esquema de vacunación completo han conmovido al país.
En agosto pasado, SEMANA publicó cómo en Twitter algunos expertos compartieron los primeros datos del impacto de las vacunas en Colombia con base en cifras de vacunación de Antioquia, donde van inmunizadas más de 1.621.983 personas con una o dos dosis, y a pesar de eso el número de fallecidos posvacunados confirmados asciende a poco más de 1.187. De ellos, 137 tenían el esquema completo y cumplían los 15 días de posvacunación.
Estos datos no son una novedad para los médicos y científicos, quienes sabían que las vacunas no son 100 por ciento seguras. Pero el público en general sí está asombrado, pues de alguna manera entendió mal el mensaje y confió en que, si bien estas inyecciones no protegían del contagio, sí eran capaces de evitar la enfermedad severa, que es la que podría matar. Por esta razón, los expertos siempre han advertido que no se pueden relajar los cuidados.
Además de esa cifra general, la información que ha recogido la Gobernación de Antioquia muestra el comportamiento de las diferentes vacunas en la vida real, lo cual ha generado otra discusión entre los expertos. Lo más interesante para ellos es el comportamiento de Sinovac y Pfizer frente a la mortalidad, pues en Antioquia, donde para esa fecha ya había 178.344 personas con esquema completo de la vacuna Sinovac, 169 han fallecido por covid-19 después de más de 14 días de haber recibido el esquema completo (0,04 por ciento). Mientras tanto, de 75.625 vacunados con el esquema completo de Pfizer, cuatro han fallecido por covid-19 después de más de 14 días de haber recibido el esquema completo.
“Esto significa que la efectividad de Pfizer vs. Sinovac para prevenir la muerte por covid-19 en Antioquia es del 94,4 por ciento, muy cercana a la observada tanto en el ensayo clínico de Pfizer (vs. placebo) como en los dos estudios poblacionales de Israel (vs. no vacunar) que fue de 95 por ciento”, dice el epidemiólogo Jaime Ordóñez.
Según sus cálculos, al haber vacunado a 178.344 personas con el esquema completo de Sinovac se han prevenido 21 muertes por covid-19 en comparación con no vacunar. Pero si esos 178.344 individuos vacunados con Sinovac (de los cuales han muerto 169) hubiesen sido vacunados con Pfizer, se habrían prevenido 160 de esas 169 muertes, es decir, “de ese grupo solo habría tenido nueve muertes”, señala.
Otros análisis apuntan en la misma dirección. En junio, un artículo de The New York Times titulado ‘Se confiaron en las vacunas chinas y ahora tienen brotes’ señala que Mongolia, Baréin, las islas Seychelles y Chile, entre otros, le apostaron a esta inoculación. “Y aunque lograron tener muy rápido a entre 50 y 68 por ciento de la población con esquemas completos, superando incluso a muchos países desarrollados, los cuatro hoy están en el top 10 de peores países con brotes”, afirma el diario neoyorquino. “Todos los cuatro usaron dosis de dos vacunas chinas: Sinopharm y Sinovac Biotech”, agrega. En Chile, según datos de un estudio, dice el diario, la vacuna de Sinovac resultó menos efectiva que las de Moderna y Pfizer en la prevención de la infección entre los vacunados.
En contraste, países que se apoyaron en Pfizer-BioNtech y Moderna, los casos han descendido 94 por ciento en los últimos meses. Agrega que lo mismo sucede en Israel, que administró la de Pfizer y en junio su número de casos confirmados diario fue de apenas 4,95. Más preocupante aún es el caso de Indonesia, donde, según el Times, más de 350 médicos y enfermeras han tenido covid a pesar de haber sido vacunados con Sinovac, de los cuales 61 han muerto entre febrero y el 7 de junio.
Como era de esperarse, esto ha desatado un debate científico mundial, pero algunos expertos han salido a calmar la tormenta. Para el médico John González, los datos de Antioquia son muy preliminares y aún no pueden ser analizados de esta manera, pues no muestran las variables que influyeron en cada paciente, además de la vacuna. Desde el comienzo se sabía que estas inyecciones no protegían 100 por ciento, pues eran estudios realizados en diferentes poblaciones, con diferentes vacunas y en diferentes condiciones epidemiológicas. “Dijimos ‘se va a morir gente’ y el hecho es que se está muriendo gente vacunada”. Esto sucede, según el experto, por tres razones.
La primera de ellas es que las vacunas tienen un porcentaje de restricción poblacional debido a la propia genética de la gente. Así sucede, dice el experto, con la vacuna para hepatitis B, a la cual no todo el mundo responde y por lo tanto hay unos vacunados, alrededor de 30 por ciento, que quedan desprotegidos y no lo saben.
La segunda es que los mayores de 65 años sufren de inmunosenescencia, que traduce el deterioro de su sistema inmune por lo cual son más proclives a infecciones, a cáncer, así como a menor respuesta de las vacunas. La tercera variable para considerar es que el virus del SARS-CoV-2 ataca a personas con enfermedades asociadas y “en algunas ocasiones las enfermedades concomitantes, no importa la vacuna, ponen en alto riego a las personas”.
Ordóñez añade otra coyuntura: las condiciones actuales de distribución de variantes en Antioquia, que serían muy similares a las del resto del país, donde las predominantes son la alfa y gamma, y donde se da por hecho que la delta ya llegó.
En este sentido, para Leonardo Arregocés, director de Medicamentos y Tecnología en Salud del Ministerio de Salud, “la vacuna no necesariamente es la que falla, sino la condición de salud de la persona”. Explica que con la vacuna la persona está protegida de no tener una enfermedad severa, pero eso no le devuelve la condición de salud de base que tenía ni le quita la fragilidad por edad. “Sí sirven y sí protegen, y si no las tuviéramos estaríamos viendo cientos de muertos más en esa población”.
Una proyección realizada por Isabel Rodríguez Barraquer, que aún no ha recibido revisión de pares, así lo indica. El estudio muestra la correlación de muertes por covid según grupos de edad. Al principio de la pandemia esas correlaciones entre las edades de los fallecidos era constante, pero eso cambió cuando empezó el proceso de vacunación.
“Por ejemplo, el número de muertes reportadas en personas de 10-40 años está correlacionada con el número de muertes en personas mayores de 80 años. Esta correlación se mantuvo hasta febrero de 2021 y empezó a cambiar con la etapa 1 de vacunación. Lo mismo es cierto para las personas de 70-80 años y en menor grado para las de 60-70 años, a quienes empezaron a vacunar hace pocas semanas. En cambio, la correlación no ha cambiado para las personas de 40-50 años, a quienes todavía no empiezan a vacunar”, dice la epidemióloga de la Universidad de California, en San Francisco.
Arregocés señala que el análisis del Ministerio de Salud es muy parecido al de Rodríguez. “En ese ejercicio algo está haciendo que en los mayores de 80 años esa relación se rompa y lo más probable es que sea la vacuna porque además se empieza a ver que a medida que avanza el programa la relación empieza a cambiar para los de 70 y 60 años”, dice.
Aunque el doctor González acepta que la vacuna de Sinovac ha sido cuestionada en todo el mundo, de hecho fue la última aprobada por la Organización Mundial de la Salud, y en los pocos datos que se tiene no protege tanto como otras, más que criticarla piensa que el problema es otro: no tener datos sobre la efectividad del programa de vacunación para covid en el país. Sin ellos es imposible hacer estrategias como pedir refuerzos para los adultos mayores con otra vacuna más eficaz, como están pensando en algunos países, entre ellos República Dominicana, que vacunaron con el producto chino y hoy piensan agregarles la vacuna de Pfizer. Además, con la llegada de la variante delta no se sabe a ciencia cierta cuáles funcionan mejor y en qué población.
El tema del refuerzo ha despertado interés a raíz de un estudio de la Universidad de Oxford en el cual se observó que mezclar vacunas genera una respuesta mayor. González, sin embargo, invita a los ya vacunados a no hacerlo a la carrera, sino primero someterse a una prueba de anticuerpos vacunales para saber si la persona respondió a la vacuna, ya que no se conoce si existe un nivel óptimo de anticuerpos. “Medir anticuerpos nos puede dar una idea de la respuesta individual a la vacuna, por ejemplo en los individuos trasplantados o inmunosuprimidos, en donde ya se discute que si la respuesta es baja se debe poner una dosis de refuerzo”.
Así las cosas, el mensaje más importante es que las vacunas sí son parte de la salida a esta crisis. Así lo dijo un titular de The New York Times, cuyo artículo menciona tres investigaciones científicas recientes. La primera indica que aquellos con vacunas de ARN mensajero no necesitarían refuerzos, mientras las variantes y el virus no evolucionen mucho más allá de lo que han hecho hasta ahora. Además, la vacunación mezclada es segura y por lo tanto promisoria, según otro trabajo, y lo más interesante es que un tercero señaló que aumentaba la inmunidad. “Juntos, los hallazgos muestran que las herramientas para finalizar la pandemia están en nuestras manos”, dice el diario.
Otro dato importante es que en Gran Bretaña, que ha basado su campaña en la vacuna de AstraZeneca, reportó que la vacunación ha evitado 72 millones de infecciones y 27.000 muertes en ese país, según datos de Public Health England y la Universidad de Cambridge.
En Colombia, dice Arregocés, pasa algo similar. “Si a una persona mayor de 80 años le daba la enfermedad, la probabilidad de morirse era más o menos de 12 por ciento, y lo que vemos con la vacunación es que con esquema completo esa probabilidad es de menos del medio por ciento. Es un gran descenso”, dice.
El problema, según el funcionario, es que la gente quedó con la expectativa de que “vacunado ya no le va a pasar nada, algo que sucede con todas las vacunas”, dice. Por eso hoy es clave educarlos para que entiendan que tener el esquema completo de vacunación no es la victoria final y, por lo tanto, no es el momento de decir adiós al distanciamiento físico, al uso de tapabocas ni al lavado de manos.
No menos importante es que las personas acudan a las citas de la dosis de refuerzo que se han abierto en el país. En este momento pueden ponerse la tercera dosis todos los mayores de 70 años. Si bien la protección que da la vacuna es alta con sus dos dosis, la posibilidad que comenzarán a tener los colombianos de contar con una tercera deja mucho más segurosa quienes se la apliquen.