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Colombia, oro en un concurso mundial de agua
Un agua mineral sin gas extraída de un nacimiento en Pensilvania, Caldas, ganó la medalla de oro en uno de los concursos más prestigiosos en este campo. María Elvira Talero cuenta la historia
La mayoría de los colombianos piensan que el agua más pura sale de los Alpes, de los manantiales de italianos o de las islas Fiyi. Por eso, muchos la compran embotellada a precios mucho más altos que otras aguas minerales. Hace unos días, curiosamente, sucedió un hecho que contradice esa idea. La Agencia para Valorización de Productos de Francia (AVPA) concedió la medalla de oro a los creadores del agua Hontanar, una empresa que embotella el líquido a partir de un nacimiento en Pensilvania, Caldas.
El evento, que se llevó a cabo en París con competidores asiáticos, europeos y norteamericanos, demostró que el agua de los manantiales colombianos es un producto para estar orgullosos, según destacados sommeliers de agua.
“Cuando en un salón internacional escuchas decir: Colombia, Aquandina, pasen a recibir el premio, se te eriza la piel”, dice Andrés Ramírez, gerente y cofundador de esta pyme productora de agua mineral. La sorpresa fue aún mayor si se tiene en cuenta que esta agua mineral salió al mercado tan solo en 2016.
Aun así le ganó en franca lid en este concurso a muchas de las marcas más reconocidas internacionalmente. Uno de ellos, el sommelier de agua francés Michel Bontemps la describió como cristalina y con una perfecta combinación de dulce y salado sobre fondo vegetal. “Es elegante y sedosa, asombra por su dulzura y sus lados ácidos de caramelo anisado que recuerdan a las flores silvestres recién cortadas…”.
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Además del galardón de la AVPA, esta agua mineral ha obtenido varios reconocimientos internacionales, como el galardón Gran Gold otorgado por el Instituto Monde Selection de Bruselas, Bélgica, en 2019, que reconoce su superioridad internacional no solo por el agua, sino por la imagen. También recibieron el galardón Gold del Instituto Monde Selection de Valencia, España, en 2018.
La aventura de crear la compañía comenzó cuando Ramírez, junto con su tío, el economista Miguel González, y su amigo Mario Arcos, químico farmacéutico como él, quisieron hacer algo productivo y sostenible para la región de Pensilvania, una zona tradicionalmente cafetera que ha sido muy afectada por la violencia. Miguel había heredado unos terrenos en las afueras de Pensilvania que habían pertenecido a su familia por generaciones. Allí, a 2.100 metros sobre el nivel del mar, en un bosque de niebla, había un nacimiento de agua.
Enviaron entonces muestras del agua a un laboratorio en Bogotá que analizó sus características microbiológicas, físicas y geológicas, entre otras, y encontró que el agua del nacimiento era muy pura y rica en minerales esenciales para el bienestar. Fue así como decidieron crear la empresa Aquandina en 2014, la cual se enfocó en el embotellamiento del agua. Luego, para escoger el nombre del producto se remitieron a la fuente primigenia de la lengua española y consultaron el Diccionario de la Real Academia en donde encontraron que la palabra hontanar era precisamente lo que estaban buscando: el lugar en donde nacen los manantiales. Hicieron los trámites para la concesión de agua y la obtuvieron en 2016. Era algo muy nuevo en la región.
Estos tres socios no han dejado nada al azar. Detrás del diseño de la botella, realizado por Alexánder Vargas, de las etiquetas y de la página en internet hay toda una reflexión sobre la razón de ser de la empresa. El vidrio de la botella, por ejemplo, es transparente para que el consumidor constate la pureza del agua que contiene la botella. Además, han puesto en marcha diversos procesos con la comunidad, como vincular laboralmente a personas desplazadas por la violencia, lo que implica capacitarles en algo muy diferente como es la producción de agua mineral.
Y si bien la pandemia los impactó al truncar muchos acuerdos que tenían con hoteles y restaurantes en el país, ellos no se detuvieron y ahora venden sobre pedido en el país y planean llegar a mercados extranjeros como los Emiratos Árabes, Estados Unidos, entre otros. Ya cuentan con la certificación de calidad de exportación de la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) en Estados Unidos. A su vez, tramitan ante la Superintendencia de Industria y Comercio en Colombia la denominación de origen, pues según Ramírez “aunque somos pequeños y no tenemos el músculo financiero de las grandes marcas, nos diferenciamos porque este es un producto de origen noble”. Su historia demuestra que es posible hacer las cosas bien y que nuestros recursos naturales son oro, pero al tratarlos como tal, es posible obtener grandes resultados.
Recientemente el agua se ha vuelto protagonista de la buena mesa, al punto que hay expertos en catarlas y en proponer el maridaje perfecto para ellas. Las minerales, que se toman directamente del nacimiento, solo requieren filtración para retirar arena y sólidos. Esta agua, a su vez, puede ser rica en sodio, calcio, potasio o magnesio. Estas características la hacen un agua gourmet y estas se diferencian de las demás aguas potables embotelladas porque en su mayoría provienen del acueducto y han sido sometidas a tratamientos químicos.