Astronomía
Científicos colombianos inician primera misión simulada a Marte
Este sábado siete jóvenes investigadores ingresarán a la Estación de Investigación de Marte, en Utah, para recrear durante 15 días como sería la vida en el planeta rojo. SEMANA conversó con Óscar Ojeda, comandante de la tripulación, sobre las expectativas de la misión.
Como si se tratara de una película de ciencia ficción, este sábado 12 de enero un grupo de siete científicos colombianos ingresará a la Estación de Investigación de Marte (MDRS por sus siglas en inglés) en Utah. Allí recrearán durante 15 días cómo sería la vida en el planeta rojo. Se trata del primer grupo conformado completamente por colombianos que realizará una misión análoga de este tipo.
La MDRS es el segundo hábitat de simulación para la exploración superficial del planeta rojo después de la Estación de Investigación del Ártico Flashline en Marte, situada en la isla de Devon. Esta fue construida en el oeste de los Estados Unidos en el año 2000 y fue destinada por la Mars Society en el año 2001 para educar a los investigadores, a los estudiantes y al público en general sobre cómo los humanos pueden sobrevivir en Marte. Debido a que el desierto de Utah tiene composiciones similares a las del planeta en las condiciones de suelo y clima, sirve para recrear situaciones posibles allí.
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Actualmente la MDRS es utilizada por pequeños equipos de investigación que la habitan por cortos períodos de tiempo y según la Mars Society ya son más de 200 equipos de seis personas los que han vivido allí en visitas de campo de 1 a 2 semanas. Óscar Ojeda, comandante de la tripulación colombiana y quien ha visitado la Estación en otras misiones internacionales, afirma que el lugar incluye un invernadero, un observatorio, un espacio principal donde está la cocina y las habitaciones, y otras zonas abiertas destinadas a la investigación.
“El espacio principal es un cilindro de dos pisos con ocho metros de diámetro, donde están las habitaciones y la cocina. Tiene un domo destinado a la ciencia de 7 metros de diámetro, un invernadero con dos metros por cinco y otra instancia similar de ingeniería. No es la cosa más grande del mundo”, explica. Para Ojeda la convivencia en este tipo de misiones es una de las pruebas más difíciles pues aún no se sabe mucho sobre la vida y la exploración en Marte. Algunos predicen que sería parecida a la vida en el Antártico donde los científicos conviven en condiciones extremas. Hace poco, en una Estación rusa en el continente, un científico atacó a otro.
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La tripulación colombiana estará allí del 12 al 27 de enero y su objetivo será probar algunos equipos de astrobiología, biología, ingeniería y poner en práctica otras investigaciones. Según Ojeda esta innovación es importante porque aunque en Colombia existe el potencial humano para avanzar en este tipo de tecnologías, el conocimiento se está desaprovechando y la mayoría de talentos están optando por darle su trabajo a otros países. “Todos los países vecinos tiene satélites y no es porque sí, sino porque lo que obtiene un país a partir de esta exploración espacial es muy grande, dice.
De acuerdo al experto, los resultados de la investigación podrían ser valiosísimos, pues si tiene la posibilidad de cultivar con éxito semillas y plantas que se llevarán, esto podrían replicarlo cualquier lugar de la tierra. “Podríamos usar esta tecnología con fines especiales para mejorar la calidad de vida de nuestra gente. Como la Guajira o el Chocó, donde la nutrición se ve afectada. Esto no es una ficción como muchos lo ven, es una realidad que tendría la capacidad de explotarse en Colombia”, asegura.
En Colombia, a parte de un satélite de la Fuerza Aérea, no hay mucho más avances espaciales ni recursos para la investigación afirma el experto. Esto a pesar de que estos desarrollos “tienen un costo marginal en comparación como cualquier otra industria grande”. Según Ojeda las dos semanas que pasarán los siete investigadores dentro de la Estación no superan los 750 dólares por persona. Un monto que muchos de ellos están sacando de su propio bolsillo. En cambio, los resultados en conocimiento e investigación, podrían ser mucho más valiosos. “Todos los días usamos tecnologías derivadas de la exploración espacial sin darnos cuenta. El GPS es el más claro, igual que materiales como el velcro. Las imágenes JPEG también fueron desarrolladas por NASA para que las imágenes fueran menos pesadas”, cuenta.
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En este sentido, el científico asegura que la misión es clave por la posibilidad de abrir puertas, e inspirar a la gente a hacer grandes cosas. “Es el primer paso para poder llegar a que colombia sea un país ilustrado y también vincular a más gente a la Misión, Si nosotros tuvimos la terquedad de hacerlo en un país como Colombia, esto demuestra que la gente puede cumplir sus sueños con este tema”, dice.
Además de realizar estas explicaciones científicas, los jóvenes también tendrán que someterse al aislamiento, la escasez de agua, el espacio reducido y las condiciones climáticas extremas, que entre otras, hacen que las posibilidades de vida en Marte sean muy difíciles. Según Ojeda, el ritmo de vida en la Estación es complicado por estas razones. Pues a parte de realizar proyectos de ciencia, el mantenimiento de la estación es complicado: “Toca hacer informes diarios que sólo se pueden enviar en una ventana de dos horas, que es la ventana real de comunicación que una Estación Real mantiene con la Tierra”, explica. Además,
La tripulación está conformada por siete personas. Todos seleccionados y convocados por la Universidad Nacional de Colombia por su capacidad profesional en su campo científico. El lider es Ojeda, ingeniero y quien tiene especial interés por el desarrollo de misiones tripuladas a la luna. El segundo oficial es David Mateus, egresado de Ingeniería Mecatrónica de la Nacional. Luego están los oficiales científicos: Yael Méndez, microbióloga de la Universidad de los Andes y profesora de la Facultad de Ciencias Agrarias; Hermes Bolívar, biólogo y quien será oficial del invernadero; Liza Forero, geóloga; Freddy Castañeda, ingeniero de la tripulación; y Santiago Vargas, astrónomo y profesor del Observatorio Astronómico Nacional.
Fotos: Cortesía de Óscar Ojeda.