Vida Moderna
Colon irritable o intestino irritable: ¿cómo se detecta?
El síndrome de colon irritable se manifiesta con mayor frecuencia en personas menores de 50 años.
El síndrome de colon irritable o intestino irritable (SII) es un trastorno que lleva a dolor en el abdomen y cambios en el intestino, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, explicó que si bien los signos y síntomas del síndrome de colon irritable varían, suelen persistir por un período prolongado y los más comunes incluyen los siguientes:
- Dolor, cólicos o hinchazón en el abdomen relacionados con la evacuación intestinal.
- Cambios en el aspecto de las deposiciones.
- Cambios en la frecuencia con la que se evacúan los intestinos.
Otros síntomas que suelen estar relacionados incluyen hinchazón, aumento de gases o mucosidad en las heces.
Adicional, indicó que aunque se desconoce la causa precisa del síndrome de colon irritable, los factores que incluyen los siguientes:
- Contracciones musculares en el intestino. Las paredes de los intestinos están revestidas con capas de músculo que se contraen a medida que mueven los alimentos a través del tracto digestivo. Las contracciones que son más fuertes y duran más de lo normal pueden causar gases, hinchazón y diarrea. Las contracciones intestinales débiles pueden ralentizar el paso de los alimentos y provocar heces duras y secas.
- Sistema nervioso. Las anomalías en los nervios del sistema digestivo pueden hacer que experimentes un malestar mayor que lo normal cuando el abdomen se estira debido a los gases o las heces. Las señales mal coordinadas entre el cerebro y los intestinos pueden hacer que tu cuerpo reaccione de forma exagerada a los cambios que normalmente ocurren en el proceso digestivo, lo que causa dolor, diarrea o estreñimiento.
- Infección grave. El síndrome de colon irritable puede aparecer después de un episodio grave de diarrea (gastroenteritis) causada por bacterias o virus. El síndrome de colon irritable también podría estar asociado con un exceso de bacterias en los intestinos (sobrecrecimiento bacteriano).
- Estrés a temprana edad. Las personas expuestas a eventos estresantes, especialmente en la infancia, tienden a tener más síntomas de síndrome de colon irritable.
- Cambios en los microbios intestinales. Los ejemplos incluyen cambios en bacterias, hongos y virus que normalmente residen en los intestinos y juegan un papel clave en la salud. Las investigaciones indican que los microbios en las personas con síndrome de colon irritable puede diferir de los microbios en las personas sanas.
Así las cosas, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde reveló qué alimentos incluir y eliminar de la dieta para evitar la enfermedad:
- Frutas como papaya, melón, fresa, limón, mandarina, naranja o uvas.
- Carnes blancas como pollo o pavo sin piel.
- Pescados de cualquier tipo, preparados a la plancha, al horno o al vapor.
- Alimentos probióticos como el yogur natural o el kéfir.
- Huevos.
- Leche desnatada y quesos blancos sin lactosa (si por algún motivo se siente malestar al ingerir este tipo de productos debe evitarlos).
- Bebidas vegetales de almendra, avena o coco.
- Frutos secos como almendras, nueces, marañón, cacahuates, pistachos.
- Tes con propiedades digestivas y calmantes, como la manzanilla, tilo o toronjil (melisa), debiendo tomarse sin azúcar.
- Harina de avena, de almendras o de coco para preparar pan, tortas, galletas y ponquecitos caseros.
- Quinoa, alforfón y sorgo.
Por su parte, señaló en su portal web que “en la dieta para el síndrome de intestino irritable es importante evitar alimentos que sean estimulantes como café, chocolate, bebidas energéticas, té negro y té verde; la ingesta de bebidas alcohólicas y de alimentos que contengan edulcorantes artificiales; de condimentos como la pimienta, picante, cubitos de caldo y salsas; y de alimentos con elevado contenido de grasas y de azúcares, como frituras, embutidos, cortes de carne roja con mucha grasa, quesos amarillos, queso crema, comidas congeladas tipo nuggets, pizzas o lasañas, comidas rápidas, galletas rellenas, pasteles elaborados, entre otros”.
No obstante, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique que es lo más adecuado para cada persona, pues la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.