estrategia
Comando animal
Roedores, cetáceos y hasta insectos hacen parte de la nueva generación de animales entrenados para la guerra. Sus funciones van desde localizar minas antipersona hasta patrullar las costas.
Ni los avances tecnológicos más recientes han podido mandar a buen retiro las diferentes especies que les ayudan a los humanos en operaciones de alto riesgo. No sólo se trata de los tradicionales perros rastreadores. Las Fuerzas Armadas de todo el mundo tienen una gran diversidad zoológica que incluye ratones, delfines, ballenas, abejas y leones marinos.
En África, uno de los peores vestigios que han dejado las innumerables guerras civiles es el de los campos sembrados con minas antipersona o 'quiebrapatas'. Una de las soluciones más novedosas que se le están dando a ese problema es usar ratas para que encuentren estos artefactos. La idea surgió en Apopo, un centro de investigación belga que presta asesoría en países como Tanzania y Mozambique, en donde actualmente se entrena a los roedores. Éstos tienen un olfato excepcional y después de pocos meses de adiestramiento son capaces de encontrar un explosivo por su olor. Debido a que pesan menos de dos kilogramos, pueden pararse sobre las minas y desenterrarlas sin activarlas. Un especialista atado al animal por una cuerda larga que lo mantiene alejado del peligro sólo entra a desactivar el explosivo cuando tiene plenamente identificada su ubicación. La rata sólo exige un pedazo de banano como recompensa.
En Colombia, la Policía y el Ministerio de Defensa llevan un año trabajando en un proyecto similar con ratones. Los animales ya pasaron la primera fase de adiestramiento, que consiste en pruebas de efectividad y error con pólvora, y están empezando la segunda, que involucra explosivos más complicados. Se espera que en poco tiempo empiecen el trabajo en ambientes reales.
Otra forma barata de desactivar minas y rastrear explosivos es con abejas. "Los científicos las entrenan con agua azucarada mezclada con el olor de los explosivos. Las abejas, después de sólo tres o cuatro días de entrenamiento, pueden ser liberadas en campos minados y salen a buscar este olor, ya que lo identifican con comida. Observando el lugar en el que buscan es posible saber dónde están las minas", le dijo a SEMANA el biólogo especialista en abejas James Nieh. Este tipo de trabajo se está probando en Croacia, en donde la guerra de los Balcanes dejó, según estimaciones, más de 1.000 kilómetros cuadrados de campos minados. Aunque todavía no existe un programa a gran escala, ejércitos como el de Estados Unidos también han hecho sus pruebas con estos insectos.
En lo que sí está muy adelantada la Armada estadounidense es en el trabajo con especies marinas. De hecho, el Programa Mamífero de la Marina lleva varios años trabajando con delfines, orcas, ballenas y leones marinos. En los años 50 la forma hidrodinámica de estos animales ayudó a darles forma a proyectiles y naves más efectivos. Gracias a su inteligencia, su buen oído y su capacidad para alcanzar grandes profundidades repetidamente, son usados para recobrar armas, localizar minas, buscar buzos intrusos y supervisar puertos y bases navales. Esto lo logran con ayuda de dispositivos de agarre que se les amarran a la cabeza, o cámaras sobre sus aletas.
Y aunque la historia de los animales en la guerra no es nueva, las diferentes organizaciones a favor de los derechos animales han puesto el grito en el cielo, ya que, como le dijo a la BBC el vocero de la organización Gente por el Trato Ético de los Animales (Peta, por su sigla en inglés), "la guerra es un asunto humano y mientras la gente y los partidos políticos pueden decidir si es necesaria, los animales no pueden hacerlo".