Naranja
Esta fruta es un antioxidante por excelencia que ayuda a prevenir el daño de los radicales libres y, así, evitar que se desarrolle la inflamación pulmonar. | Foto: Getty Images/Image Source

SALUD

¿Cómo consumir naranja para fortalecer los pulmones?

Alimentarse bien y hacer ejercicio de forma regular ayuda a fortalecer los pulmones.

16 de febrero de 2022

Los pulmones funcionan como un complejo sistema que permite el ingreso y salida de gases, como oxígeno y dióxido de carbono, para el normal funcionamiento de las células del cuerpo.

Respirar aire contaminado, humo de cigarrillo y otras toxinas puede dañar los pulmones e incluso causar problemas de salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición a la contaminación del aire provoca 4,2 millones de muertes en todo el mundo cada año.

La salud pulmonar es vital para el bienestar general de una persona, asegura el medio especializado Medical News Today. Los pulmones se limpian solos y normalmente se curan una vez que dejen de exponerse a los contaminantes, por ejemplo, cuando alguien deja de fumar.

Cuando estos órganos están expuestos a la contaminación, es posible que la persona sienta su pecho lleno, congestionado o inflamado. En los pulmones se acumula mucosidad que atrapa microbios y patógenos, lo que contribuye a esta sensación de pesadez.

Alimentarse bien y hacer ejercicio de forma regular ayuda a fortalecer los pulmones. Sin embargo, también hay frutas que contienen vitaminas y minerales que favorecen al sistema inmunológico y pulmonar. Una de ellas es la naranja, la cual además es rica en vitamina C, que ayuda a prevenir el daño de los radicales libres y, así, evitar que se desarrolle la inflamación pulmonar.

Dadas la propiedades de la naranja, ésta es recomendada para fortalecer el sistema inmunológico. Además, se dice que su consumo mejora tanto la tos matutina como la tos crónica en personas que fuman, según indica el portal Mejor con Salud. También acelera la regeneración de los tejidos y favorece la eliminación de toxinas.

La recomendación es incluir en la dieta diaria un vaso grande de zumo de naranja, que ayudará a conseguir los 90 miligramos de vitamina C que el cuerpo requiere cada día. También se puede consumir la fruta pura, pues la fibra es favorable para la digestión.

Otras frutas para los pulmones

Sin embargo, la naranja no es la única fruta que los expertos recomiendan para ayudar a limpiar y fortalecer los pulmones.

Las fresas también son ideales. Una taza de éstas contiene más del 100 % de la dosis diaria recomendada de vitamina C. Entre otras cosas, ayudan a mantener una función pulmonar sana, así como a prevenir la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Una publicación del Journal of the Science of Food and Agriculture, indica que la fresa es fuente de antioxidantes. Por eso, su consumo puede reducir el riesgo de varias enfermedades crónicas. Además, son idóneas para combatir los efectos negativos de los radicales libres, que pueden generar oxidación en las células de los pulmones.

También han ganado popularidad los arándanos. Según Mejor con Salud, un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition plantea que la ingesta de esta fruta podría estar asociada a una tasa más lenta de disminución de la función pulmonar.

La papaya, por su parte, tiene betacarotenos, una sustancia antioxidante que juega un importante papel en el sistema inmunológico e interviene en la formación y mantenimiento de huesos, piel y mucosas. Por eso, protege los tejidos epiteliales del pulmón y favorece la regeneración de las mucosas dañadas e inflamadas en numerosos trastornos respiratorios, precisa el portal Vivir Mejor TV.

Por último, están los tomates y las manzanas. El aumento de la función pulmonar y la reducción de las sibilancias se asocia con la ingesta de tres tomates o cinco manzanas a la semana. Así lo indica un artículo de European Respiratory Journal. Esto se debe a los fitoquímicos presentes en las cáscaras de estos frutos. Al ser antioxidantes, ayudarían a proteger las vías respiratorias de los irritantes externos, tales como la contaminación o el tabaco.