TESTIMONIO
Cómo controlar la artritis
En la última década, los pacientes que padecen esta enfermedad autoinmune han visto avances en el tratamiento que nunca habrían imaginado. Este es el testimonio de Heidi Velasco.
Pocas veces se presentan eventos revolucionarios en el manejo de una enfermedad crónica. Pero eso sucedió en 1997 cuando apareció el primer medicamento biológico para la artritis. Hoy se usan regularmente. Esta enfermedad autoinmune que afecta las articulaciones podía deformar los huesos de sus víctimas y dejarlas postradas en una silla de ruedas. Pero todo cambió gracias a estas terapias que actúan sobre las células T del sistema inmune, que en estos casos están aumentado y producen el proceso inflamatorio que ocasiona los estragos en las articulaciones. Se calcula que 40 por ciento de estos pacientes pueden requerir estos medicamentos.
Es el caso de Heidi Velasco, una abogada de 42 años. Hace cinco, tras sentir dolores en el hombro que en un principio achacó a su afición por el deporte, se sorprendió cuando la diagnosticaron con artritis, aunque su mamá también tiene la enfermedad desde hace 30 años.
Si bien la detectaron temprano, sus manifestaciones fueron severas desde un comienzo. “Me levantaba y no podía abrir las manos del dolor, ni tender la cama”. Al principio le manejaron el problema con pastillas para el dolor y la inflamación, corticoides y metotrexato, ninguno de los cuales detiene la enfermedad aunque disminuyen los síntomas. Durante dos años, los medicamentos funcionaban bien por seis meses, pero luego los síntomas volvían a aparecer.
La asustaba, sobre todo, que esta enfermedad degenerativa empezara a dañar los huesos tal como lo había hecho con su madre, a quien al principio trataron como si tuviera lupus. “En su época los exámenes no eran tan precisos. Al ver que el tratamiento no le funcionaba, los médicos notaron que el diagnóstico estaba errado”, dice. Pero ya era tarde. La enfermedad avanzó al punto que deformó la estructura de los huesos, lo que hoy dificulta su movilidad.
La artritis deteriora la calidad de vida. “Te duele la planta del pie como si algo te chuzara; hacer cosas sencillas como sostener en la mano el timón del carro es doloroso”. Muchos como Heidi dejan de trabajar porque es muy incapacitante: “Mi esposo me tenía que bañar y vestir y además me daba ánimo para seguir”. Diciembre de 2014 fue una fecha clave porque los dolores fueron más intensos, a tal punto que llegó a caminar encorvada. Entonces su médico decidió ensayar los medicamentos biológicos reservados para una artritis severa como la suya.
Se trata de una dosis anual suministrada en dos tandas con 15 días de diferencia, y requiere hospitalización. Desde hace dos años se acabaron los dolores y la inflamación, suspendió los corticoides y demás medicamentos. Debido a que estos fármacos trabajan sobre el sistema inmunológico, ella tiene las defensas bajas y está más expuesta a enfermedades. Pero según los exámenes de sangre por primera vez desde el diagnóstico se logró controlar la enfermedad.
Tendrá que aplicarse la inyección de por vida porque esta enfermedad es crónica. Y como tiene alto costo, ella teme que un día el sistema de salud la restrinja o la corte. “Pienso que sería un error porque la calidad de vida genera ahorro. Si un mal como este se desborda, aparecen otras patologías aún más caras”.
El caso de ella y el de su mamá podrían reflejar cómo ha avanzado el tratamiento de la artritis. “A pesar de la deformación ella lleva una vida independiente y funcional, pero yo logré evitar llegar a esa etapa y hoy tengo una vida normal”.
No se cura pero se controla
Carlos Vinicio Caballero, médico reumatólogo, ofrece estos consejos para evitar que la enfermedad genere estragos.
1. Si tiene antecedentes familiares esté pendiente de síntomas, como un dolor permanente.
2. Si ya tiene el diagnóstico, cumpla con el tratamiento. Los más disciplinados dominan mejor este mal.
3. Procure tener controles cada tres meses.
4. Los pacientes con artritis tratados por un reumatólogo tienen mejor manejo que con un médico general.