SALUD

¿Cómo curé mi insomnio?

Jose Fernando Pérez, un profesional de 25 años con un problema de insomnio crónico, contó a Semana.com cómo fue su experiencia con un tratamiento de acupuntura.

30 de junio de 2016
“La fatiga es la señal que nos manda el cuerpo de que debemos descansar”, explicó Tran Dinh Chan.

Desde los 15 años he tenido problemas para conciliar el sueño. Mi insomnio consiste en que me demoro mucho tiempo para quedarme dormido. Desde que me acuesto y apago todo, el televisor, las luces, el teléfono y me propongo a dormir, pasan entre hora y media y tres horas en la cama, despierto. No es falta de sueño. Yo estoy somnoliento pero como al otro día tengo que madrugar me da estrés. Ya es un problema crónico porque llevó más de 10 años con esta dificultad que me ha traído muchos problemas no solo en el estudio sino en el trabajo: fatiga, cansancio y sin ánimos de mover un dedo.

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Lo he intentado todo. Recientemente decidí tomar pastillas para dormir, pero me siento como un zombie al otro día. Cuando oí que Santiago Rojas, un reconocido experto en medicina alternativa, ofrecía un método para dormir basado en acupuntura, me le apunté. Este es el relato de lo que han sido mis dos meses con acupuntura para dormir.

El tratamiento consiste en encontrar un punto muy especial en el cráneo en el que se debe poner la aguja. Este punto está descrito en la acupuntura milenaria y es clave porque al estimularlo logra recuperar la sensación de fatiga. El día de la primera cita estaba en el consultorio de Rojas el médico francés de origen vietnamita Maurice Tran Dinh Chan, un experto en detectar dicho punto.

Tran Dinh Chan me dijo que la fatiga es un proceso normal, pero hoy en el mundo, con tanto trabajo, tantos estímulos tecnológicos, tantas opciones de diversión, se ve como un problema que hay que combatir. Por eso el redbull, el café y otras bebidas energizantes. “La fatiga es la señal que nos manda el cuerpo de que debemos descansar”, me dijo y agregó que la gente hoy tomaba ese tiempo dedicado al descanso para hacer más actividades y por eso vivíamos con un gran déficit de sueño.

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El mío era grave. Pero me di cuenta de que no estaba solo. En esa estada el experto vio a 100 personas con insomnio. Se calcula que el 30 % de las personas sufren de algún tipo de insomnio. Algunos, como yo, no se duermen cuando toca, pero otros tienen problemas de sueño interrumpido, es decir que se duermen a horas normales pero se levantan en la mitad de la noche y no pueden conciliar de nuevo el sueño. Según Rojas, este problema es mucho más grave porque de esta manera la reparación no se logra completamente.

Para la cita llené un cuestionario y expliqué cuál era mi problema de insomnio. Luego pasé a un consultorio donde me esperaba Tran Dihn Chan para detectar el punto en el cráneo, algo que el ya sabe hacer con facilidad gracias a sus manos expertas. Luego de detectarlo hizo una marca con tinta y enseguida puso la aguja. Sentí una sensación de cansancio y una descarga eléctrica por el cuerpo desde la cabeza hasta las extremidades. En el consultorio había una camilla y me recosté 45 minutos que se pasaron volando en medio de un adormecimiento un poco inusual para la hora, las 5 de la tarde. Una enfermera me retiró las agujas y me indicó que me podía ir, pero antes me explicó el esquema de visitas que debía seguir.

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En medio de la sesión Rojas y Tran Dinh Chan respondían a cualquier inquietud que tenía. Yo estaba interesado en saber qué obstáculos tenía para conciliar el sueño. Ellos mencionaron que un gran problema era la luminosidad actual. Tener aparatos electrónicos en la habitación que emanan pequeñas luces puede dificultar el sueño. Por eso me recomendaron ir bajando la intensidad de la luz una hora antes de irme a dormir. “El problema de no hacerlo es que la luz disminuye el nivel de melatonina, la hormona que controla los ciclos de sueño”, me dijo Rojas. Tampoco recomiendan hacer ejercicio extenuante antes de dormir. Y si por cualquier motivo uno se para en medio de la noche la recomendación es no prender luces, ni ver la hora. ¡Un gran obstáculo para dormir es el estrés y la ansiedad que produce no dormir!

Yo debía ir dos veces por semana durante dos meses al consultorio de Rojas a que me pusieran la aguja, cuya aplicación podía durar media hora. Me fui optimista para la casa. Esa misma noche noté el cambio. Me recosté y no tuve que pasar tanto tiempo esperando quedarme dormido. Al otro día recordé al despertarme que ni siquiera había tenido tiempo para pensar si me dormía o no. Lo mismo sucedió el día siguiente. Como mi mamá es médico alternativo, ella me puso las agujas durante los dos meses. El gran éxito del tratamiento es encontrar el punto. Tran Dihn Chan dice que es tan preciso como un número telefónico. Pero la aplicación de las agujas es mucho más sencilla.

Ya han pasado dos meses y desde aquel día me he dormido mucho más fácilmente que antes. Casi siempre lo logro en cuestión de 20 minutos. Estoy más descansado al otro día, me acuesto a la misma hora, duermo más, tengo mayor productividad y menos estrés. Ya no me pongo las agujas dos veces por semana. A veces, cuando tengo estrés extra o estoy muy cansado, le digo a mi mamá que me las ponga para dormir mejor.

Rojas me contó que de las 100 personas que fueron en esa oportunidad con el experto, 92 habían tenido éxito. A veces me preguntó si todo será producto del efecto placebo. Aun si lo es, porque el efecto placebo funciona para lo positivo como para lo negativo, lo cierto es que mi problema de insomnio se mejoró sustancialmente.