VIDA MODERNA
Cómo es el negocio de las 'sexcams' en Colombia
Después de Rumania, Colombia es el primer país proveedor de este tipo de modelos en el mundo. Semana.com estuvo en un estudio en Bogotá para explorar cómo viven las mujeres que se dedican a esto y qué tan legal es esa práctica.
Si tuviera que definir lo que hace, Daniela diría que es una youtuber del sexo. Una modelo webcam que se desnuda para entretener a sus clientes por dinero. Pero no es prostitución, aclara, aquí nadie me toca, a mí me gusta disfrazarme y hacer shows para enamorar a mis seguidores. Y en efecto, cuando entra al cuarto del estudio en el que trabaja, Daniela está sola con sus juguetes; se maquilla, prende la cámara y comienza a chatear con los usuarios que van a pagar por pasar un momento virtual con ella.
Algunos vienen simplemente para charlar y otros para masturbarse. La idea es que hagan un poco de los dos. Pero ese no es el único modelo de negocios que existe, hay otros escenarios de sexo en vivo en los que los clientes son una orquesta de directores porno que manejan los actores a su conveniencia, según la cantidad de tokens -moneda virtual- que estén dispuestos a gastar para mirar parejas, tríos u orgías en acción.
Si tienen dinero, pueden optar por un privado en el que sean los únicos en disfrutar del espectáculo. Más parece que a la mayoría de los consumidores prefieren las funciones grupales en vivo: alrededor de las sexcams se ha desarrollado una industria cooperativa de voyeurs anónimos. Aunque aceptan ambos, Cristián y Sergio prefieren que las chicas trabajen solas, es menos complicado para ellos.
Puede leer: Los ‘millenials’ tienen menos sexo
A primera vista, el estudio que montaron en el barrio Castilla parece un prostíbulo, con estrellitas de navidad que ocultan los escapes de aire que ornan las grandes paredes azules del lugar y el olor a ambientador que impregna los pasillos. Pero para ellos, no hay nada más lejano de lo que hacen que la prostitución.
—Aquí nadie se acerca a las chicas, se ofende Cristián, a menos que ellas quieran.
En el estudio hay de todo, mujeres flacas y otras gordas, caderonas, tetonas, nalgonas… Lo que importa es su personalidad, precisa. Su facultad para cautivar a clientes con todo tipo de fetiches.
El dueño del local es pequeño pero robusto y tiene la pinta de un geek exitoso, con sus chaquetas americanas y sus gorras de beisbol visadas en el cráneo.
—En todo caso, lo que hacemos es más parecido a un nuevo tipo de porno futurista. En el mercado ya existen gafas de 3D con las que puedes entrar al cuarto de la modelo si tiene una cámara de 360 grados y hay dispositivos que vibran a distancia cuando los activas… Nada dice que en diez años no podamos clonar una modelo.
No sé si has visto ese capítulo de Black Mirror en el que un man tiene sexo con los recuerdos de su pareja. Hacia allá vamos, hacia una experiencia sexual que cada vez va a ser más virtual, afirma.
Y él espera ser pionero en ese mundo, pero la competencia es ruda en Colombia.
***
Aquí, la historia de las sexcams debutó con el nuevo milenio, cuando llegó a Medellín un tipo de apellido Fernando que montó la primera empresa del ramo en un bus con internet satelital. En ese entonces, el negocio de las modelos en línea era muy mal visto y la Policía, que no tenía muy claro de que trataba, los perseguía sin tregua.
Prácticamente al mismo tiempo, Bob, un americano obeso que murió después de un ataque al corazón, levantó su propia firma en Cali con 150 modelos, también desde la sombra. Uno trabajaba con la página Streamate y el otro con Flirt4free, que es como decir que eran representantes de Coca- Cola y de Pepsi, o de Mac y Microsoft. Ambos se retiraron del negocio.
Puede leer: “Padres no tengan miedo, ser transexual es normal”: Nacho Vidal
Por suerte para Sergio y Cristián, las cosas han cambiado desde entonces. Con los años, el modelo se fue desarrollando en Colombia, hasta volverse el segundo proveedor de modelos en el mundo, después de Rumania. De acuerdo con las estimaciones realizadas por Semana.com para este reportaje, es posible que cerca de 30.000 mujeres colombianas laboren en esa figura hoy en día, lo que con un promedio de pago de 1.500.000 por chica implicaría que en total se mueven cerca de 45.000 millones de pesos mensuales en la incipiente industria.
Hace tres años, ninguno de los dos sabía casi nada de modelos webcams. Aunque estudió ingeniería de sistemas en Medellín, el mundo de Cristián era el del diseño de páginas web, mientras que Sergio estudió contabilidad en la Universidad Militar Nueva Granada. Fue por casualidad que Cristián comenzó a ligarse con administradores que requirieron sus servicios y con los que conoció el mundo detrás de las primeras plataformas colombianas. El de las transacciones y los negocios cibernéticos.
Su primera experiencia fue amarga porque su socio español desapareció el día del pago y nunca volvió; pero eso le permitió formar un primer núcleo de colaboradoras que siguieron apoyándolo desde la distancia. En satélite, como le dicen a las trabajadoras independientes que no necesitan ir a un estudio.
Prácticamente por casualidad, pronto arribó Sergio, su nuevo socio estratégico, con quien juntó los 15 millones de pesos necesarios para volver a erigir la compañía Tipmodels. Rentaron una casa, compraron computadoras y cámaras e incluso lograron abrir otras dos sedes en la ciudad al poco tiempo. En aquel entonces fue un monto suficiente, pero hoy haría falta un capital mínimo de 50 millones para empezar esta vuelta, afirman.
Por su parte, Sergio tuvo que lidiar con la visión de una familia conservadora que tardó en aceptar su nuevo empleo.
***
Cuando se habla con ellos por fuera del marco laboral, las chicas y los hombres que trabajan con Sergio y Cristián están generalmente contentos del trato que les dan en la compañía y la paga es decente.
En el caso de Tipmodels, Cristián y Sergio le entregan a las chicas 60 por ciento del dinero en un inicio, que puede aumentar hasta 80 o 90 por ciento en algunos casos, según su rendimiento, el éxito que tengan en las redes y el cumplimiento de las seis horas diarias a las que están comprometidas. En caso de no asistir a su horario laboral, reciben una penalidad económica por el incumplimiento.
En general, los precios varían y es difícil encontrar una escala fija que sirva de referencia, pero en principio, la página o plataforma a la que se conecta el usuario y por la que transmiten los shows es la que se queda con la primera tajada del negocio. Su pago puede ir del 40 hasta el 70 por ciento del total de gasto de los clientes, según las negociaciones que logre cada estudio o cada trabajador(a) independiente. Luego, de lo que queda, nuevamente el estudio se quedará con otro pedazo del botín antes de poder descontar el salario de la modelo.
Le puede interesar: Mucho Netflix, poco sexo
No todo es rosa en el mundo de las sexcams. De hecho, la labor es bastante más complicada de lo que parece en un inicio. Muchas chicas ingenuas que han llegado a estudios pensando en un empleo fácil lo han aprendido a su pesar.
- Esto es una carrera, explica Valeria, quien es novia de Cristián y modelo. Es un estilo de vida en el que hace falta mucha paciencia, mucho tiempo disponible. Uno tiene que estar presente todos los días para que la empiecen a conocer y tiene que saber que no le van a dar dinero en un principio, eso toma tiempo.
Aunque en internet se vislumbran ejemplos de éxito de modelos multimillonarias e incluso célebres, como la actriz porno y modelo webcam Esperanza Gómez, la mayoría de las mujeres que debutan en el negocio ganan 500 .000 pesos y un millón durante las primeras quincenas e incluso menos. Antes de subir a un promedio de millón, dos, tres o hasta 15 y más, si les va bien y siguen escalando en los ratings de modelos colombianas. Como en los deportes de alto nivel o en los youtubers, muchos se quedan en los primeros peldaños sin nunca alcanzar la fama.
Peor aún, existen numerosos casos de estudios que no cumplen con los mínimos requisitos de higiene, que son conocidos como estudios de garaje, en donde incluso maltratan a las modelos. La falta de regulación jurídica y económica del negocio ha abierto un bulevar para las malas prácticas profesionales que imperan en medios en donde es difícil denunciar. Varias cuentas de trabajadoras han sido cerradas por los bancos, porque la figura laboral de la modelo webcam no corresponde a ninguna pauta impositiva de las que existen en los formularios de la DIAN.
Nadya por ejemplo llegó al mundo de las camgirls siendo aún menor de edad. Como muchas, trabajó con una cuenta reciclada de otra persona que le permitió fingir ser adulta y tuvo que lidiar con los baños mal desinfectados de un estudio en el que le dio cistitis. En un principio se acomodó junto con otras modelos en una habitación confinada, dividida en cuatro, prácticamente sin ventilación y sin asear, hasta que pudo cambiar de lugar y encontrar mejores condiciones de trabajo. Se fue sin cobrar su última quincena, pero aún así, se siente privilegiado al lado de otras mujeres a las que no les pagaron nunca y que incluso fueron vetadas de trabajar en el medio por denunciar el maltrato a las que las sometían los administradores del negocio.
Semana.com ha reunido los testimonios de tres modelos que pasaron por un estudio situado en el barrio de Chapinero, cerca de la 57, quienes denuncian el abuso cometido en su contra por el administrador del lugar, Andrés. Tatiana, cuyo nombre modificamos por cuestiones de seguridad y quien ya no labora en el medio, tuvo que desnudarse para su entrevista de trabajo y aunque se sentía incómoda, relata, fue tocada por Andrés bajo el pretexto de verificar si lubricaba bien antes de tratar de penetrarla. Con las otras chicas, llegó incluso más lejos.
En el medio corren numerosas historias sobre mujeres que han tenido que acostarse con los productores de los estudios a los que llegan o que incluso salen golpeadas de citas con los administradores de estudios y páginas web en Colombia con los que deciden encontrarse, pero que no se atreven a denunciar por temor a las autoridades o a las represalias de sus abusadores. El año pasado, la Dijin incluso tuvo que desmantelar todo un estudio de Ibagué en el que trabajaban menores de edad.
En Risaralda fue el crimen organizado el que se metió con el negocio, cuando llegaron hombres de la bacrim la Cordillera a reclamar el pago de 10 millones mensuales al dueño de un estudio después de investigarlo minuciosamente para poder extorsionarlo. El del sexo, como cualquier negocio tolerado o semilegalizado es una presa fácil para los delincuentes de todo tipo.
***
Una de las figuras públicas que luchan por la legalización del modelo de trabajo de las sexcams es Juan Bustos, un estudiante de filosofía paisa que fue uno de los primeros en crear una página 100 % colombiana conocida como JuanaX y que ahora se posiciona en el centro de la escena nacional.
Muchos le han criticado su protagonismo en medios y el favoritismo del que hace gala al recomendar siempre las mismas modelos con las que trabaja en su estudio, pero es una figura inevitable de ese mundo en Colombia. Sobre todo porque antes de meterse en el sector, Juan tuvo una agencia de escorts con la que habría podido escribir Sin tetas no hay paraíso y gracias a la cual entendió las ventajas que entrañaba una propuesta laboral mucho más alejada de la prostitución y de los criterios tradicionales de la pornografía.
Ahora, incluso participa en la creación de la enorme exposición Lalexpo, que tiene lugar en Cartagena y en la que se entregan trofeos a los miembros del gremio, como el del mejor estudio de Cundinamarca que Sergio y Cristián exhiben orgullosamente en su escritorio. A la pregunta de por qué Colombia tiene tanto éxito en ese sector, Juan responde en dos tiempos.
- Primero, dice, existe un estereotipo latino al que responden las colombianas. Son pícaras, atrevidas y lindas. Pero tienen que aprender a profesionalizarse, porque muchas sienten todavía que tienen que dedicare a lo nasty y abrir las piernas desmedidamente para insertarse objetos del tamaño de una brazo para tener éxito, cuando es más su personalidad la que tienen que aprender a vender.
- Luego, en un país en el que uno puede gastarse 100 millones en una carrera universitaria y sale a ganarse un mínimo, es mejor para muchas chicas profesionalizarse como modelo webcam, ahorrar dinero durante cuatro a cinco años y pagar su carrera al contado si quieren superarse, detalla.
Porque ese es un punto en el que todos coinciden, y es que la mayoría de las chicas que acuden a ellos son mujeres de escasos recursos o estudiantes que necesitan trabajo urgente y están cansadas del telemarketing o de las opciones de pagos mediocres que existen para los jóvenes no profesionalizados hoy en día. Cielo o Ada por ejemplo, incluso laboraron en la misma empresa de mercadeo por teléfono antes de dedicarse al modelaje webcam.
***
Finalmente, para Sergio, el socio de Tips Modelo, el hecho de que la liberación sexual femenina haya pasado por el prisma del traquetismo y del dinero en Colombia, a diferencia de lo que sucedió en Europa, donde aconteció de la mano de mujeres politizadas, es un evento triste. Pero también es parte de un cambio ineluctable que debe ser acompañado por una protección legal sólida para garantizar el cuidado de las chicas que deciden dedicarse a este giro. Por eso es que él y su socio Cristián están tratando de crear un software con el que cualquiera pueda sistematizar la contabilidad y la situación legal de las youtubers del sexo con las que trabajan, explica.
Por eso y por el dinero que les puede aportar su venta, claro. Porque antes que nada, esto de las sexcams es un negocio. Un nuevo tipo de empresa en el que la virtualidad de las relaciones entre usuarios, trabajadores y dueños de los estudios y las plataformas podría cambiar los paradigmas del pago por sexo tal como se concibe hoy, como lo hizo en su momento Uber con el transporte o Amazon con los envíos. Aunque las dificultades que ha tenido el Estado colombiano en definir el estatuto legal de estas nuevas modalidades de comercio no augure una resolución pronta para las sexcams, a pesar de que cada vez más mujeres como Daniela, Valeria o Cielo decidan vivir de este trabajo, pese a las críticas constantes de su entorno.