INTERNET
10 señales que advierten que un niño puede caer en la ballena azul
La Policía, así como psiquiatras y expertos hacen algunas recomendaciones para estar alerta y prevenir que los menores sean víctimas de este tipo de fenómenos. Los peligros de Internet pueden llevar a algunos pequeños incluso hasta el suicidio.
El macabro reto de la ballena azul, que se cree ha cobrado la vida de niños y adolescentes en el mundo, ha revivido el debate sobre los peligros que pueden correr los menores en Internet. Como ya es conocido este mal llamado ‘juego’ invita a los pequeños a superar 50 retos que van desde dibujar una ballena utilizando como lienzo la propia piel y como lápiz un navaja, hasta acabar con su vida.
Contexto: Ballena azul: El aterrador juego de la muerte
Las autoridades están tras la pista de los llamados ‘curadores’, que son quienes corroboran que los niños cumplan con los retos, así como de los administradores de los grupos en redes sociales. Poco a poco los identifican, pero este promete ser un monstruo de mil cabezas. Cada vez se sabe más de la ballena azul, sin embargo, las mentes que crean estas trampas para causar daño a los menores pueden cambiar su modus operandi, y hay que tener los ojos bien abiertos para proteger a los menores de caer en sus garras.
El debate está abierto, y la preocupación de aquellos a los que corresponde cuidar a los niños crece con los días. Por eso, la Policía, así como psiquiatras y expertos hacen algunas recomendaciones para estar alerta y prevenir que los niños caigan en ‘ballenas azules’.
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Explique a los niños y adolescentes los riesgos de grupos cerrados en redes sociales que atenten contra su integridad física o psicológica. Esta es un herramienta de Facebook que permite que las personas se conecten en un espacio privado, su característica principal es que solo pueden ingresar quienes sean aceptados por el administrador, por tanto el contenido es secreto.
Aun cuando se cree que entre los padres y los hijos existe una “brecha digital” es importante que haya un conocimiento básico y se hable en casa o en el colegio sobre los peligros que se corren en la web. Además, hay que enseñar a los niños que hay que evitar los secretos y que hay algunos que los ponen en riesgo. Lo primero que hay que hacer, según la psicóloga Gloria Isaza Posse, es “no pedir a los niños, especialmente si son pequeños, que guarden secretos, pues esto les genera tensión emocional y sentimientos de culpa por estar haciendo algo indebido o por tener que mentir para cumplir su cometido”.
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Detecte comportamientos extraños que se salgan de la rutina diaria de sus niños o adolescentes, como levantarse a la madrugada, no dormir o pasar noches enteras viendo películas de horror. Para ello Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Redpapaz, recomienda crear redes protectoras que actúan como una serie de anillos entre el colegio y la familia que permiten alertar y actuar a tiempo. Lo ideal sería que se cree un ambiente de confianza entre el niño y el adulto que les permita dialogar sobre lo que les pasa en su diario vivir y evitar que piensen que serán castigados si hablan de algo que hicieron, o que sus padres se decepcionarían o los dejarían de amar.
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Identifique marcas inusuales en el cuerpo de los menores, como imágenes de la ballena o heridas provocadas por ellos mismos. También si realizan preguntas extrañas sobre formas de morir o suicidio. Se prenden las alarmas, explica la médica especialista en psiquiatría Gloria Marcela Basto, cuando un niño se comienza a aislar. “Uno de los factores puede ser depresión y si su única relación es con el computador, con el celular o con la Tablet, ahí es que toca entrar a mirar qué está pasando con él”, asegura.
Si los niños preguntan por formas de morir o si los padres identifican comportamientos extraños se debe hablar de ello. “El suicidio se tiene que asumir como un evento que no debe ser glorificado. Al hablar del tema los padres se deben respaldar con información sólida sobre la prevención y los factores de riesgo, pero nunca de manera explícita ni con detalles”, recomienda la psiquiatra Yahira Guzmán.
Además, si se da cuenta que el niño intentó hacerse daño, no se alarme exageradamente. No pregunte por el método que utilizó sino por las razones que lo llevaron a tomar esta decisión.
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No permita que los niños o adolescentes a su cargo planeen encuentros con desconocidos a través de redes sociales. La vieja recomendación de no hablar con extraños y no recibir nada de ellos aplica también en este caso. Aun cuando una persona en su vida real no se muestre muy sociable es probable que en las redes sociales sea más abierta a entablar relaciones, por eso hay que enseñar a los niños los límites que existen y explicarles que a veces se usan las redes sociales para engañar y que esa persona puede que no sea quien dice ser.
"Lo primero es tener una red amorosa": Gloria Basto
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Se ha determinado que las víctimas son aceptadas en estos grupos cerrados por la cantidad de información que publican en redes sociales. Controle y evite que los menores publiquen datos personales o familiares. “Se pueden tener conversaciones para decirle a los menores que no compartan información cuando le pidan”, explica Laura Rojas coordinadora de comunicaciones de la Fundación Karisma. En las redes sociales se suele exponer la vida privada de las personas y los niños deben ser conscientes que es necesario controlar qué se cuenta y a quién.
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Configure las opciones de privacidad de sus redes sociales, para que desconocidos no accedan a su información. Estas son posibilidades que ofrecen las mismas herramientas y que permiten ejercer un mayor control en internet. Felipe Lizcano, editor y cofundador de Techcetera.co, va un poco más allá y recomienda utilizar herramientas para estar atento al contenido que los menores pueden ver en internet, incluso asegura que hay “herramientas que ayudan a ver qué está haciendo el niño en Facebook, conocer sus contactos. No se trata de no prohibir sólo de conocer”.
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Los administradores de estos grupos realizan ingeniería social muy precisa para poder manipular a sus víctimas con la información disponible en sus perfiles. Los delincuentes usan esos datos para amenazar a los menores y forzarlos a hacer lo que se les ordena. Los pequeños al ser manipulados acceden en algunas ocasiones por temor a compartir su “secreto” con los papás, de ahí la importancia de crear un ambiente de confianza que permita evitar esos escenarios.
La psicóloga Gloria Isaza Posse va hasta la raíz y recomienda “permitir el no”. Asegura que es importante que se respete la decisión de los niños de no acercarse, abrazar o besar a las personas cuando no lo desean, aun cuando se trate de miembros de la familia o amigos cercanos. Obligar a los niños a ser afectuosos con todas las personas les enseña que dejarse tocar es un acto de amabilidad que no se debe rechazar. Resulta difícil para él comprender que no debe hablar o dejarse tocar por un extraño cuando sus padres le insisten en que salude, le muestre cómo canta, le de un abrazo y un beso a la amiga de ellos que acaba de conocer.
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Oriente a sus hijos para evitar que asuman retos promovidos vía internet. En este punto Laura Rojas de la Fundación Karisma recomienda conocer “los aspectos que no son meramente tecnológicos”, es decir que se debe hablar con los menores, pues internet no se limita a un objeto que requiere habilidades para manejarlo sino que se necesita criterio para utilizarlo, esto traspasa las barreras de lo tecnológico para entrar en el espacio de las habilidades humanas.
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Las instituciones educativas, profesores y padres de familia deben promover que los menores usen responsablemente las posibilidades de internet. También deben estar atentos a señales como cambios inexplicables de comportamiento. La psicóloga Gloria Izasa recomienda "crear una red familiar donde todos se unen para proteger y apoyar a quien está en dificultades, enseñando que se debe avisar cuando alguien está en peligro. Una familia unida crea una especie de escudo protector para los niños".
Pero la médica especialista en psiquiatría Gloria Marcela Basto Beltrán advierte que en algunas familias los menores no encuentran el apoyo y la atención que necesitan, lo cual los hace más vulnerables. “Estos juegos tienen varios elementos. El primero es el de poder pertenecer a algo. De por sí en la época de la adolescencia todos queremos pertenecer y ser parte de algo, de nuestro grupo, tener algo en común con otras personas, y hoy por hoy hay muchos jóvenes, incluso de familias muy prestantes que tienen todo, pero que no pertenecen a nada. Están solitos”, explica.
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Ante cualquier sospecha o inquietud comuníquese y denuncie a @caivirtual o caivirtual.policia.gov.co. “Compartir no salva vidas, denunciar sí. Al encontrar algo que nos alerte no debemos borrarlo sino enviarlo a las autoridades”, recomienda Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Redpapaz.