SALUD

El cáncer no es una guerra

El lenguaje bélico que con frecuencia se usa para hablar sobre esta enfermedad, podría tener una seria repercusión en los pacientes y un efecto negativo en los familiares de quienes no la superaron.

21 de julio de 2017
| Foto: © Simon Jarratt/Corbis

En ninguna otra patología se usan metáforas bélicas como se hace con el cáncer. Nunca se habla de un paciente que “esté dando la guerra contra la diabetes” o de un “guerrero de la enfermedad cardiovascular”, condiciones que incluso tienen mayor incidencia y mortalidad. El asunto es que en una guerra siempre hay un derrotado, un débil que no dio lo suficiente y fue vencido. En esta contienda los que luchan no lo pidieron así y quienes caen no necesariamente fueron los más débiles, ni quienes no merecieron sobrevivir.

“Este lenguaje belicoso genera mucha presión sobre el paciente y su familia”, explica  la psicooncóloga María Castrellón. Cuando se le da la connotación de batalla, lucha, vencedor, héroe y esas expectativas no se pueden llegar a cumplir, “para la persona hay una sensación de fracaso que no contribuye a su bienestar emocional, ni físico”, complementa la experta. Precisamente, en los pacientes que están sometidos a un tratamiento oncológico no tienen la decisión de “pelear” y los resultados médicos que se dan son independientes de si enfrentó la enfermedad con valentía o no.

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Por ello, pacientes oncológicos alrededor del mundo se han rebelado en contra de este lenguaje y se han declarado “cansados de luchar”. Muchos aseguran que el uso de estos eufemismos promueve la noción de que los sobrevivientes son los fuertes y quienes sí dieron la lucha. Por su parte, en quienes el tratamiento no tuvo éxito y fallecieron, hizo falta voluntad y pasa a ser asunto de debilidad.

Es claro que quienes hablan de esta manera no lo hacen con el ánimo de afectar al paciente y su familia. Contrario a ello, estas metáforas se usan comúnmente para darle nombre a lo que significa enfrentar una complicada enfermedad. Sin embargo, esto puede generar un efecto contrario porque “cuando le decimos al paciente que no se deje derrotar, de alguna manera le estamos prohibiendo que esas emociones negativas que puedan tener, como la rabia o la tristeza, sean expresadas y esto es nocivo para el proceso que está viviendo”, dice Castrellón.

Dar la lucha contra esta enfermedad, trae consigo una connotación de osadía e intrepidez en una situación que no tiene nada de romántica. En opinión de la experta, adornar la enfermedad con palabras que no le corresponden lo que hace es generar insatisfacción con lo que se está viviendo “Parte del proceso de la enfermedad es aceptarla y enfrentarla. Si la empiezo a ver como mi enemigo no va a ser beneficioso para tu cuerpo”, afirma.

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En ese sentido, lo recomendable es hablar directamente de la enfermedad, pues referirse en términos de batalla sobre una experiencia que solo puede entender quien la vive, denota que la necesidad no es tanto del paciente sino de quienes están a su alrededor. Son ellos quienes quieren convencerse de que el diagnosticado está dando la pelea y siendo valiente hasta el final. “Lo que se sugiere es desligar el lenguaje bélico y hablar en términos de “vamos a hacer lo posible por mejorar” o “busquemos otras alternativas”, pero sin generar presión en la persona”, explica Castrellón.