Educación
¿Cómo hacer las matemáticas más divertidas para que no generen miedo entre los niños? Hablan los expertos
La clave está en propiciar que los niños, niñas y adolescentes disfruten y se sientan vinculados al proceso de enseñanza y aprendizaje.
Es una verdad que no se puede desconocer: Las matemáticas se han convertido en el ‘coco’ de millones de niños, niñas y adolescentes en todo el mundo. Y existen muchas razones que explican este fenómeno, pero en la gran mayoría de casos se debe a que se les dificulta su aprendizaje o porque no encuentran el sentido de lo que les enseñan o están aprendiendo.
Sin embargo, la importancia de las matemáticas ha venido en aumento en los últimos años y resultan fundamentales para las áreas relacionadas con inteligencia artificial, robótica, aplicaciones móviles y para la ciencia en general.
Para Óscar Leonardo Pantano, doctor en educación con énfasis en Educación Matemática y docente del programa de matemáticas de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, existen algunas alternativas para hacer que los estudiantes dejen de temerles a las matemáticas.
Estas herramientas buscan propiciar que los niños, niñas y adolescentes disfruten y se sientan vinculados al proceso de enseñanza-aprendizaje. Las más importantes son:
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- Enseñar matemáticas a partir de la lectura de libros interesantes y divertidos: Como, por ejemplo, El diablo de los números, de Hans M. Enzensberger; Malditas matemáticas, de Carlo Frabetti; y Planilandia: una novela de muchas dimensiones, el hombre que calculaba de Malba Tahan, entre otros. Estos textos, le permiten al estudiante sumergirse en el mundo de las matemáticas a través de aventuras inesperadas y sorprendentes, de retos o de juegos matemáticos y de estrategias de cálculo mental y de resolución de situaciones. las cuales se pueden implementar en su proceso de formación para complementar su aprendizaje y por qué no para hacer los cálculos más rápido y de una manera más divertida.
- Enseñar matemáticas mediante la utilización de recursos didácticos como las Torres de Hanoi, los Pentominós, los Bloques base diez, el Geoplano, Tangrams y el salto de la rana, entre otros. El Tangram y los Pentominós ayudan a representar algunos conceptos geométricos. Y con las Torres de Hanoi se pueden trabajar objetos matemáticos como la potenciación y las sucesiones, puesto que el reto en este caso consiste en determinar el total de veces que se deben mover todos los discos para ubicarlos en una varilla distinta a la que se encuentran dispuestos todos inicialmente.
- Enseñar matemáticas mediada por el uso de software o aplicaciones, como GeoGebra, Wolfram Alpha y Maple, entre otros. Esto con el propósito, por ejemplo, de modelar objetos en tercera dimensión, que no son tan fáciles de representar y manipular a lápiz y papel y que pueden girarse, agrandarse y alterarse con más facilidad en estos software y aplicaciones.
- Enseñar matemáticas desde la resolución de problemas. Esto ayuda a que se tome conciencia gradualmente de que las matemáticas son útiles para comprender y modelar algunas situaciones del mundo real y que no solamente se trata de aplicar algoritmos, una y otra vez, de manera memorística y repetitiva. Un problema muy interesante y que se encuentra en el libro Pensar Matemáticamente, de John Mason, Leone Burton y Kaye Stacy, es el siguiente: “Una cabra está atada con una cuerda de 6 metros a la esquina exterior de un establo de 4 metros por 5 metros situado en un campo cubierto de hierba. ¿Qué superficie de hierba puede pastar la cabra?”. Este problema, como muchos otros, pone en evidencia que las matemáticas posibilitan interpretar y dar solución a situaciones de la cotidianidad. Así mismo, es conveniente proponer situaciones problema que permitan tomar decisiones y hacer implicaciones de la solución encontrada en el contexto de la situación problema.
- No obstante, hay una última alternativa, “la que consideramos la más importante”, a juicio de Óscar Leonardo Pantano. Esta alternativa consiste en enseñar matemáticas con amor, con pasión. Disfrutando realmente el proceso de enseñanza, interactuando con los niños, niñas y adolescentes, en una búsqueda en común en la que no solo el aprendizaje trata de saberes sino también de seres que se transforman y se reconocen en las prácticas matemáticas que llevan a cabo.