En Colombia, según datos del ministerio de Salud, el infarto es la primera causa de muerte de colombianos. Así mueren al año 29.000 personas, en su mayoría hombres. | Foto: GETTY IMAGES

SALUD

¿Por qué late el corazón del cardiólogo Valentín Fuster?

El experto investigador trabaja para probar científicamente que las estrategias de prevención de las enfermedades cardiovasculares son más efectivas en niños que en adultos. Con el proyecto Si Colombia, lo está logrando.

14 de octubre de 2017

A sus 74 años el cardiólogo Valentín Fuster tiene muchos sueños. Uno es que su equipo del alma, el Barcelona siga ganando. Otro es lograr a los 80 años subir en bicicleta el puerto de Tourmalet, una etapa de categoría especial en el Tour de Francia. Pero su mayor ambición, y en lo que más energía ha invertido en la última década, es en educar a niños entre 3 y 7 años a adoptar un estilo de vida sano para toda la vida, y con ello bajar las cifras de la enfermedad cardiovascular, la  causante número uno de muertes en el mundo. Según las autoridades sanitarias más de 36 millones de personas en el planeta mueren prematuramente a causa de las enfermedades no transmisibles, lo que representa el 63 por ciento de las muertes globales. De esas, 17 millones son causadas por infarto. En 2030 serán 23 millones.

En Colombia, según datos del ministerio de Salud, el infarto es la primera causa de muerte de colombianos. Así mueren al año 29.000 personas, en su mayoría hombres. Esto quiere decir que cada día 80 personas fallecen por esta enfermedad. Los accidentes cardiovasculares ocupan el tercer lugar en ese listado. Y con el paso del tiempo estas cifras aumentarán lo que afectará no solo a los pacientes sino a los sistemas de salud que tendrán que sufragar el costo del tratamiento de estos males.

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El experto ha sido uno de los abanderados en investigación en este tema y ha hecho descubrimientos que explican los mecanismos biológicos que conducen a un infarto, algunos de los cuales han cambiado la práctica de esta especialidad. Por eso, este español es una de las voces más escuchadas en el tema.

Fuster explica que el infarto de miocardio y el infarto cerebral son la muerte de parte del corazón y del cerebro y se da por la oclusión de las arterias que proveen el oxígeno a estos órganos. Pero el responsable real es una enfermedad de base conocida como aterosclerosis, que se genera en las paredes de estas arterias y “luego se complica en un momento determinado con la formación de un coágulo que ocluye el vaso”, explicó a SEMANA,el experto, quien es director médico del hospital Monte Sinaí de Nueva York.

Para el, la sociedad de consumo está llevando a la epidemia de infartos. Solo basta observar los 7 riesgos para esta enfermedad. “Los físicos: la obesidad y la alta presión arterial; los químicos: glucosa, diabetes y colesterol elevado; las conductas: fumar, hacer ejercicio o no, y la nutrición: el exceso de grasa y azúcar en las bebidas”.  Todos estos favorecen que el colesterol penetre en las arterias y las dañe por dentro. Esta capa se va engrosando con material de colesterol y al final se rompe y es cuando se forma el coágulo que la tapona. Esto genera que falte la sangre en alguna región cardiaca o del cerebro, con lo que se  proudce un infarto cerebral o infarto miocardio. Lo increíble es que todos ellos son factores modificables y si se controlaran podrían evitar esos incidentes.

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Paradójicamente la enfermedad comienza muy temprano, desde los 15 años, pero evoluciona hasta que a los  40, 50 y 60 años llega el infarto. Por eso para muchos en los 30 años es muy dificil tomar medidas preventivas pues a pesar de tener un estilo de vida poco saludable aún se sienten formidables en terminos de salud. Por eso no ha sido por la prevención que la mortalidad por esta causa haya bajado, especialmente en países avanzados, sino por la tecnología. La gente llega infartada a los hospitales pero hay herramientas que la ayudan a sobrevivir.  

En los niños la prevención es distinta porque ellos captan más rápido la información, especialmente entre los 3 a 6 años. Por eso el científico se embarcó en un proyecto que busca educarlos en esas edades y uno de los países escogidos fue Colombia, donde se desarrolla desde 2009. Cerca de 2000 niños han sido intervenidos durante más de 70 horas por seis años para ensañarles, entre otras cosas, cómo funciona el cuerpo y la nutrición, cómo saber decir que no cuando les presentes drogas y alcohol. “Nuestro objetivo es llegar a ver cómo se comportan y cuán saludables son cuando tengan 20 años”, dice Fuster.

A continuación,  la conversación que Semana.com tuvo con el experto a raíz de su visita a Colombia, donde lanzó el documental Resilient Heart, en el que muestra el gran esfuerzo que adelanta no solo aquí sino en España, Kenia, y otros paises del mundo para lograr que prevenir estas enfermedades. Por eso, Fuster epite una y otra vez que el futuro de la humanidad está en el corazón de los niños. “Es muy simple, queremos motivarlos a que pasen de la enfermedad a la salud”. Con Si Colombia lo está logrando.

SEMANA: que resultados han visto de esta intervención

Valentín Fuster: Es un proyecto que ya evidencia un seguimiento en niños de 3 años que ha sido fabuloso. Ahora tenemos el seguimiento de los niños de 10 años, hasta lograr los 20 años de investigación. El proyecto lo estamos llevando a otros países. Según los análisis preliminares se ha visto una tendencia positiva frente a la intervención pues hubo cambios en conocimientos actitudes y hábitos tanto de niños como padres y profesores.

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SEMANA: Pero los padres, por ser adultos,  no cambian…

V.F.: Lo que hemos visto es fascinante. Los niños tienen gran influencia en sus padres. Cuando llegan a su casa les dicen que comen mal, que por qué no hacen ejercicio. Hemos visto que los niños tienen más influencia en sus padres que los padres en sus hijos. Cuando los niños dicen que dejen de fumar, ellos dejan de fumar. 

SEMANA: ¿Cómo funciona el programa?

V.F. Estamos aliados con la Fundación Cardioinfantil, allí inició el grupo y el proyecto. Ellos han seguido los niños en el 2009 y los seguirán por 20 años más.

SEMANA: ¿Qué tipo de mensajes le dan a los niños?

V.F. Es duro, son 70 horas de educación en 6 meses. Los dividimos en 4 paneles. El primero es físico y el último es cómo controlar las emociones. Con nuestro proyecto impulsamos que los niños no prueben la nicotina. Queremos que sepan cómo actuar cuando vean cigarrillos o cuando los inviten a probar. Hasta el momento todo ha sido un éxito. Esto lleva mucho esfuerzo pero las escuelas lo aceptan.

SEMANA: ¿Eso quiere decir que ya tiró la toalla con los adultos?

V.F.: No. Hemos comprobado que en comunidad los adultos logran cambiar sus costumbres. Por ejemplo, si están en un grupo como Alcohólicos Anónimos se logra cambiar de perspectiva. Otro aspecto que comprobamos es que cuando ingresan a comunidades, donde se ayudan los unos a los otros, como en Kenia, donde se colaboran todos para conseguir alimentos, los resultados son más efectivos. En Kenia, por ejemplo, les hemos dado aparatos automáticos que miden la presión y se ayudan tomándosela a sus vecinos; es una obra fantástica. Con respecto a los grupos de Alcohólicos Anónimos, varios estudios han mostrado que si 10 personas se juntan, todos con los factores de riesgo ya mencionados, y se ayudan por meses, los resultados son más exitosos. Es un aspecto psicológico.

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SEMANA: Y con los niños, ¿cómo controlan que tengan una oferta saludable en el colegio?

V.F.: La institución ya debe estar a tono con lo que ellos piden, es decir, cosas saludables. Cuando un colegio acepta que nosotros entremos debe estar listo para estos cambios. Siendo honestos, pocos nos han dicho que no. Cuando ven que hay alguien que quiere llegar a hacer algo bueno sin pedir nada, aceptan. Solo hay que tener a alguien interesado y apasionado en influir por medio de la educación.

SEMANA: ¿Cuáles han sido los mayores retos en estos años?

V.F.: El reto es continuo, siempre hay resistencia porque hay quienes no creen en el proyecto. Nuestras ganas demuestran que si uno quiere avanzar hay que luchar. Es una lucha constante. Hay que lidiar contra la gente, el ambiente negativo de los políticos o con quienes no le dan importancia al tema. Los que estamos trabajando en esto nos hemos vuelto obsesivos. Sin embargo, hemos logrado un comité ejecutivo para hablar con el presidente Trump y el Congreso sobre el papel de la salud, en esto llevamos dos años. Lo bueno es que no nos han puesto trabas y se debe a nuestro empeño y buenos resultados.

SEMANA: ¿Cuál será el próximo paso?

V.F.: Ya estudiamos a los niños, ahora vamos a estudiar a los tutores para hacer un espectro. Trataremos de entrar mucho más extensamente en Colombia, para llegar a la calidad máxima. 

SEMANA: ¿Y no habría que poner en cintura a la industria de la comida?

V.F.: Ese es otro aspecto. Aquí se habla de cómo uno puede cambiar la sociedad de consumo. Es un tema importante y es cómo uno puede forzar una sociedad u organización a cambiar, lo que es casi imposible. Por ejemplo, el tabaquismo  tiene un sistema legal tan potente que  ni las Naciones Unidas han logrado disminuir.  Al tabaco se le han puesto reglas en los espacios públicos pero su influencia sigue siendo fuerte. 

SEMANA: ¿Por qué es importante el proyecto?

V.F.: porque es una investigación. No es un proyecto descriptivo sino científico. Yo diría que es el primero en el mundo. Ha tenido impacto en gobiernos como el colombiano, porque al ser científico es un proyecto válido que si se prueba nadie lo podrá debatir. Además, evita muchas enfermedades como la obesidad infantil y muchas más.