Libro
Cómo pasar de víctima a héroe
Robin Sharma, autor del libro “El club de las cinco de la mañana” regresa con otra obra en la que enseña a ser más positivos y productivos. Este es un capítulo de “Manifiesto para los héroes de cada día”.
Uno de los principales mensajes que espero que asimiles a nivel celular gracias a esta obra es el siguiente: cada día representa una grandísima oportunidad de convertir cualquier forma de victimismo en heroísmo cotidiano. De modo que casi cada movimiento que hagas según van pasando las horas es un voto para la plena realización de la grandeza personal.
Para materializar tu dominio y disfrutar tu mejor vida, te invito a dar los siguientes cinco pasos.
Permíteme que te guíe en cada uno:
Paso n.° 1: Cambiar la mentalidad de “no puedo” por la de “sí puedo”. Las víctimas son prisioneras del “no puedo”. Te dicen sin cesar por qué un ideal no puede tener éxito, por qué una empresa no puede funcionar y por qué una ambición no puede materializarse. Debajo del “no puedo” habita el miedo. A fracasar, a no ser lo bastante bueno, a no merecer la victoria, a ser criticado, a salir herido y a las responsabilidades del éxito que imaginamos. Todos los constructores del mundo y los líderes del cambio son expertos en utilizar el lenguaje de la esperanza, el vocabulario de la consumación y el dialecto de la libertad. Evitan contagiarse del “no puedo”.
Tendencias
Entienden que las palabras que utilizas son tus pensamientos verbalizados, y que la creación de una obra maestra, el inicio de un movimiento o el diseño de una vida magnífica requiere la energía positiva del “puedo”.
Los escépticos y los pensadores derrotados jamás se convierten en aquellos que forjan la historia.
Una de mis películas favoritas es El instante más oscuro, un filme sobre el ascenso de Winston Churchill hasta convertirse en un líder legendario en tiempos de guerra. En la escena final pronuncia un apasionado discurso que encandila a quienes se encuentran a ambos lados del espectro político del Parlamento.
Lord Halifax, la némesis de Churchill, estaba atónito ante la ejecución de la magia vocal de Churchill y le preguntó al colega que estaba sentado a su lado: “¿Qué acaba de pasar?”. La respuesta fue: “Ha movilizado la lengua inglesa. Y la ha enviado a la batalla”.
Sí, las palabras que empleas son semillas de la cosecha que recoges. Las palabras son poderosas. Se han utilizado para inspirar y liberar a naciones enteras. Y cuando se pronuncian con motivos malvados, han influido a las masas para que se conviertan en soldados del odio.
Cuando escuchas a alguien cuya filosofía es la mediocridad, verás que hace uso de un lenguaje victimista, habla de forma negativa y esgrime argumentos sobre por qué no puede representar el heroísmo en los aspectos principales de su vida. Explicarán por qué no pueden mostrarse elegantes en momentos difíciles, optimizar su rendimiento sin importar las condiciones, ser un gran ejemplo para los demás, tener una excepcional forma física, amasar su fortuna y dejar su huella. El “no puedo” es una torre en la que se encierran las víctimas con la esperanza de que eso les proteja del peligro o el riesgo. Pero, al hacerlo, evitan las abundantes recompensas que de forma inevitable conlleva asumir riesgos de manera reflexiva frente a hacerlo de forma irreflexiva.
El otro día vi a un hombre en televisión que se quejaba de que el gobierno no le estaba apoyando lo suficiente para garantizar que su pequeño negocio prosperara ni para hacerle la vida más fácil. “No veo ninguna solución a esta situación y no puedo sobrevivir en este ambiente tan turbulento”, se quejaba.
Vaya...
No lo juzgo en absoluto, pero me parece que esta buena persona esperaba que un poder ajeno al suyo hiciera realidad sus aspiraciones. Y por lo que yo sé, el universo no funciona así. No recompensa a quienes culpan a sus circunstancias cuando las cosas no funcionan y esperan ayuda del exterior sin mover un dedo.
No. Aplaude a quienes demuestran su capacidad para superar las dificultades y convierten sus problemas en victorias.
La vida ama a esos héroes cotidianos que entienden que poseen habilidades, capacidades y la fuerza para dar forma a todos los acontecimientos que el destino les depara.
Las palabras que utilizas tienen potentes campos de fuerza a su alrededor, que atraen resultados que se identifican con ellas del mismo modo que los imanes atraen las limaduras de hierro. También debes saber que las palabras que utilizamos cada día revelan nuestras creencias más arraigadas a todos los que nos rodean, aunque esas creencias no nos sirvan (incluso pueden ser auténticas mentiras que nos enseñó alguien en quien confiábamos al comienzo de nuestra vida).
Yo utilizo siempre la técnica de la autosugestión para reorganizar mi vocabulario hacia un pensamiento positivo y una creatividad mayor. Por la mañana muy temprano, mientras mi subconsciente está más dispuesto a recibir instrucciones, recito lemas como: «Estoy muy agradecido por el día que me espera y por toda su belleza, sus alegrías y sus emociones». Durante el día, si mi mente y mi corazón se desvían hacia alguna herida del pasado o alguna reflexión negativa que mancilla lo mejor de mí, susurro: “Ya no hacemos esto” o “No entremos ahí”. Entiendo que esto puede parecer extraño, pero dado que deseo de verdad ayudarte, comparto esta práctica personal que me funciona muy bien.
Así que da el paso para ser más consciente del lenguaje y de los pensamientos que tienes. Y después, con ese mayor conocimiento, inicia el proceso de eliminar todos los “no puedo” y reprograma el poder del “puedo”. Redirigir tu vocabulario hacia el liderazgo y la excepcionalidad es una de las formas más sencillas pero potentes de aumentar tu confianza, rendimiento e influencia en el mundo.
Paso n.° 2: Dejar de poner excusas para obtener resultados
Puedes poner excusas o puedes cambiar el mundo. Es imposible hacer ambas cosas. Se detecta a una víctima observando que tiene una razón casi instantánea para explicar por qué su vida no va bien (y nunca tiene nada que ver con ellos).
Esas personas han recitado tantas veces dichas excusas que se han lavado el cerebro ellas mismas y han terminado creyendo que son ciertas. Las han racionalizado hasta el punto de que se han convertido en unos maestros a la hora de explicar su mediocridad. Tu experiencia cambia en el mismo instante en el que entiendes que achacar la culpa de cualquier carencia en tu realidad a las condiciones, a los acontecimientos y a otras personas, da poder a las condiciones, los acontecimientos o las personas a las que responsabilizas de tu descontento. Crecemos en el instante en que asumimos la responsabilidad personal plena por la apariencia de nuestros resultados. Y, al hacerlo, recuperamos nuestra soberanía para realizar las mejoras que buscamos. Cada vez que te abstengas de recurrir a una excusa y en su lugar te consideres a ti mismo el creador de tu vida, obtendrás el correspondiente aumento de la fuerza. Haz esto a diario y te convertirás en un individuo de carácter sobresaliente, productivo, con autocontrol y libertad espiritual.
Paso n.° 3: Abandonar el pasado para forjar un futuro mejor
A las víctimas se les da de fábula vivir en el pasado. Pero no se puede abrazar un futuro fantástico con un pie en una época pasada. Considera tu historia como una academia de la que puedes aprender en vez de una cárcel en la que permanecer encadenado. Emplea la amnesia selectiva para recordar solo lo bueno que has tenido la suerte de disfrutar. Olvida resquemores latentes y decepciones que languidecen mientras aprovechas el excelente crecimiento que los duros acontecimientos te han reportado para convertirte en un productor más audaz y en una mejor persona.
Durante todo mi trabajo de tutoría con titanes de la industria, iconos del deporte y auténticos constructores del mundo, cada uno de ellos adquirió la capacidad de utilizar todo lo que le había ocurrido como combustible para enriquecerse aún más. Cada una de estas superestrellas pasó de pensar en el pasado a optimizar el presente de primer nivel que precede a un futuro magistral.
Paso n.° 4: Pasar de estar ocupado “estando ocupado” a ser productivo
Te ruego que no confundas estar ocupado con ser productivo. Y desde luego, no des por hecho que movimiento equivale a progreso. Una agenda llena no significa que estés haciendo cosas maravillosas. Demasiados buenos artistas, sin duda legendarios, cayeron en la trampa de realizar un trabajo falso en vez de un trabajo real. No es lo mismo.
Para una víctima, el ajetreo se convierte en la droga preferida, una vía de escape que llena su tiempo de frivolidades y trivialidades en un vano intento inconsciente de eludir la incomodidad que supone la creación de una obra cumbre que respete el genio humano. Es mucho más fácil engañarte a ti mismo pensando que tienes demasiado que hacer –y luego echar la culpa de tu falta de victorias artísticas y triunfos productivos a un mundo duro y cruel que exige tu atención–, que controlar tu vida bloqueando todas las distracciones digitales e interrupciones innecesarias y honrar tu brillantez nata realizando un trabajo que fascine a todo el que lo vea.
Paso n.° 5: Dejar de tomar del mundo para dar al mundo
No hagas caso a la creencia del statu quo, según la cual el éxito significa que el ganador se lo lleva todo. En vez de tomar del mundo, haz que te resulte siempre emocionante dar al mundo. Y compórtate de un modo que ayude a todos los ciudadanos.
Los que pertenecen a la mayoría viven en la escasez (temor a que no haya suficiente para que todos sean felices). Son supervivientes, atrapados en un secuestro límbico, que actúan con su cerebro ancestral en vez de con la gran sabiduría de su intelecto superior. Para experimentar las recompensas que las posibilidades te tienen reservadas, continúa reafirmando el lema que dice: «Aquel que enriquece a más personas, gana». Y permite que la generosidad, junto con la virtud del servicio constante a los demás, guíe el resto de tu vida.
La estadista Golda Meir escribió una vez: “Confía en ti mismo. Sé la persona con la que te haría feliz vivir el resto de tu vida. Saca el máximo partido de ti avivando las diminutas chispas interiores de las posibilidades para que ardan las llamas de logros mayores”.
Al aplicar los cinco elementos del paso de víctima a héroe, la confianza que tienes en ti mismo crecerá, la estrecha relación con tus talentos especiales y tus grandes méritos será más profunda y restablecerás la relación con esa parte de ti que está segura de tu capacidad para traducir tus actuales deseos en un éxito colosal: personal, profesional, económica y espiritualmente.
Sí, estoy de acuerdo en que el proceso no siempre será fácil. (¿Por qué nuestra sociedad aplaude lo que es fácil?)
Sin embargo, recuerda que las actividades que no te exigen nada nunca harán que mejores.
Y que las actividades que más cuesta acometer suelen ser las más valiosas.
Y que el miedo siempre grita más fuerte cuanto más cerca está tu magia.
Así que sigue adelante con la poderosa sabiduría de que las cosas buenas les suceden a las personas que hacen cosas buenas mientras compartes tus tesoros con nosotros.