SALUD
¿Cómo prepararse mentalmente para hacer dieta?
Bajar de peso no se logra solo con una dieta o programa, sino que se requiere de un estilo de vida que incluya una alimentación saludable y actividad física regular.
Mantener un peso saludable es una de las herramientas más poderosas para evitar el desarrollo de diversos tipos de enfermedades, entre ellas, las relacionadas con el corazón. No obstante, esto no siempre es fácil de lograr.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), es normal que quienes desean adelgazar quieran hacerlo de manera rápida. Sin embargo, asegura que la evidencia científica demuestra que las personas que bajan de peso en forma gradual y constante, entre una y dos libras por semana, logran mejores resultados, dado que es más difícil que vuelvan a recuperarlo.
“Bajar de peso en forma saludable no se trata solamente de seguir una dieta o programa. Es un estilo de vida que incluye una alimentación saludable y actividad física regular”, precisa esta institución, que también afirma que si una persona ha perdido peso, lo más importante es cuidar lo que ingiere para evitar recuperarlo.
Es clave, por ejemplo, restringir la ingesta de carbohidratos, los cuales están presentes en gran cantidad de alimentos. Una manera de consumir el tipo y la cantidad adecuada es usar tablas de índice glucémico (IG) que facilitan la elección de alimentos. De igual modo, se deben reducir las grasas, particularmente las saturadas y trans.
Tendencias
Pero más allá de cualquier alternativa que se adopte para bajar unos kilos de más, una de las mejores formas de lograrlo es a través del cerebro.
Un artículo publicado por The New York Times cita a Traci Mann, quien dirige el laboratorio de salud y alimentación de la Universidad de Minnesota. La experta señala que “además de la decepción que supone no mantener el peso, las dietas afectan al organismo de varias formas negativas. Entre otras cosas, la alimentación restrictiva puede afectar a la memoria y a la función ejecutiva, provocar pensamientos obsesivos sobre la comida y desencadenar un aumento del cortisol, una hormona del estrés”.
Por ello es más fácil trabajar este tema desde el cerebro. Según información del diario El Confidencial, de España, en su sección de salud, las emociones mal gestionadas o los pensamientos recurrentes ligados a situaciones de estrés o ansiedad pueden interferir en los hábitos de alimentación, haciendo que los intentos por perder peso no funcionen.
Según el portal Top Doctors, las dietas pueden provocar alteraciones tanto físicas como psíquicas que se reflejan en irritabilidad, cansancio, tristeza, apatía, dolores de cabeza y dificultades en el sueño. Por ello es muy importante trabajar desde el punto de vista mental.
En cualquier caso, todo depende de la persona y del caso concreto. “En conclusión, es necesario advertir de que los cambios físicos que se esperan con la dieta pueden ir acompañados de cambios psicológicos que no se esperaban al inicio. Ser conscientes de ello y encontrar el punto medio de equilibrio, manteniendo el foco en el objetivo final, permitirá acercarse a él”, precisa el mencionado sitio web.
Identificar emociones
Para entrenar el cerebro en torno a una adecuada alimentación, uno de los primeros pasos que deben darse es identificar las emociones. Si una persona se siente mal y por ello come de manera compulsiva o ingiere productos poco sanos, es vital encontrar otras conductas alternativas más saludables que la ayuden a sentirse bien. Una opción es buscar apoyo en seres queridos o hacer deporte.
Una alternativa, por ejemplo, es tener la nevera ordenada y sobre todo, llena de productos saludables. Esto impedirá que el cerebro lleve a “pecar” con la ingesta de alimentos que no son nutritivos. La idea es obligar al consumo de alimentos considerados sanos.
Según el portal Cuerpo y Mente, una forma de lograr el estado ideal recurriendo al cerebro es comer como si la persona fuera delgada, como si ya hubiera conseguido su peso ideal, pues esto hace tomar conciencia de lo que realmente se está ingiriendo. Es importante generar una relación muy cercana y natural con los alimentos y, de esta forma, se consumirá solo lo que realmente el cuerpo requiere y no lo que se desea.