Salud mental
¿Cómo saber si se está sobreprotegiendo a un hijo? Las afectaciones que esto puede generar en la salud mental de niños y jóvenes
SEMANA conversó con dos expertas en psicología de infancia y adolescencia que hablaron de la preocupación que existe en las familias por los cambios de estados de ánimo de sus hijos y lo peligroso que esto puede ser.
Por querer hacer más, muchas veces los padres cometen errores que son difíciles de subsanar. Sobreproteger a los hijos puede generar problemas de salud mental en niños y jóvenes.
La psicóloga Nadia Moratto, magíster en ciencias sociales, indicó que cada vez es más común ver en las familias a adultos jóvenes de 25 a 30 años tratados por sus familiares cómo adolescentes.
Hoy en día existen múltiples herramientas que permiten que los jóvenes conozcan el mundo. Sin embargo, los padres no permiten que los mismos niños y adolescentes los afronten, sino que prefieren ellos acarrear las responsabilidades que deberían asumir sus hijos, indica la experta en salud mental.
“Sería muy importante que como papás nos preguntemos: ¿Cómo estoy facilitando que mi hijo se desarrolle en la etapa en la cual se encuentra?, sea adolescente e incluso adulto”, indica Moratto.
Afirma que en Colombia se está viendo un fenómeno particular y es que cada vez se retrasa más la adultez, considerando que los adolescentes deben estar más cerca de los padres. “Tenemos todavía adolescentes de 25 años en casa con las actividades y normas que un adolescente debe tener”, dijo.
Por lo anterior, hace un llamado para que los padres de familia se cuestionen el rol que se está cumpliendo. No hay una edad definida psicológicamente para dejar de ser adolescente, pero la docente investigadora y coordinadora del Grupo Psicología, Salud y Sociedad de la Universidad CES aclara que, por proceso de desarrollo, se estima que cuando ya se ingresa a realizar actividades de la vida adulta, como trabajar, se deja de ser adolescente.
“Nosotros en Colombia los mantenemos dentro de nuestros nichos y hogares hasta los 25 y 30 años, hasta que terminan su universidad o primera maestría. Si ustedes miran las dinámicas de las familias estadounidenses, entre más alejados estén los hijos cuando van en la universidad, ellos evalúan que hicieron bien su trabajo, porque los hijos están adquiriendo autonomía”, explica.
Para la cultura norteamericana, ir a la universidad implica que trabajen y asuman su autocuidado según los estudios sociales hechos. “Mientras que en Colombia dejarlos volar del nido es cada vez más difícil”, enfatiza. Lo anterior implica que se retrase el desarrollo emocional.
Para ella no es recomendable juzgar si es bueno o malo, lo que sí hay que evaluar es qué tanto se le está posibilitando al hijo ser un adulto joven y asumir las responsabilidades que se tienen en el mundo laboral y educativo, más allá de las soluciones que tienen que dar los papás.
Lo anterior hace que los jóvenes empiecen a comprender que en la vida hay frustraciones y que es normal dentro del desarrollo. Una vez aprendan a manejar sus emociones, se puede contrarrestar síntomas que traen enfermedades de salud mental como la ansiedad y la depresión, indica Melisa Parra, psicóloga de la Universidad CES y magíster en psicología clínica.
A su vez, también cuando aparezcan estas señales de alerta, asistir a donde un especialista para determinar si los cambios de estados de ánimo y afectaciones en la salud repentinas están o no relacionas con alguna patología médica.
Por otro lado, recalcan la importancia de facilitar el diálogo familiar que promueva espacios de confianza y autoconocimiento.