Vida Moderna
¿Cómo saber si se tiene el síndrome de intestino irritable?
Se desconoce la causa precisa del síndrome de colon irritable.
El síndrome de colon irritable es un trastorno frecuente que afecta al intestino grueso, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
Por ello, explicó que si bien los signos y síntomas del síndrome de colon irritable varían, suelen persistir por un período prolongado y los más comunes incluyen los siguientes:
- Dolor, cólicos o hinchazón en el abdomen relacionados con la evacuación intestinal.
- Cambios en el aspecto de las deposiciones.
- Cambios en la frecuencia con la que se evacúan los intestinos.
Asimismo, otros síntomas que suelen estar relacionados incluyen hinchazón, aumento de gases o mucosidad en las heces.
Adicional, indicó que muchas personas tienen signos y síntomas ocasionales de síndrome de colon irritable, pero es más probable que se padezca el síndrome si:
- Se es joven. El síndrome de colon irritable se manifiesta con mayor frecuencia en personas menores de 50 años.
- Se es mujer. El síndrome de colon irritable es más común entre las mujeres. La terapia con estrógenos antes o después de la menopausia también es un factor de riesgo para el síndrome de colon irritable.
- Se tienen antecedentes familiares de síndrome de colon irritable. Los genes pueden influir, al igual que los factores compartidos en el entorno familiar o la combinación de genes y entorno.
- Se tiene ansiedad, depresión u otros problemas de salud mental. Los antecedentes de abuso sexual, físico o emocional también podrían ser un factor de riesgo.
Así las cosas, para evitar el síndrome de colon irritable el portal portugués de salud, nutrición y bienestar, Tua Saúde, reveló qué alimentos incluir y eliminar de la dieta:
- Frutas como papaya, melón, fresa, limón, mandarina, naranja o uvas.
- Vegetales blancos o naranjas como chayota, zanahoria, calabaza, calabacín, pepino o lechuga.
- Carnes blancas como pollo o pavo sin piel.
- Pescados de cualquier tipo, preparados a la plancha, al horno o al vapor.
- Alimentos probióticos como el yogur natural o el kéfir.
- Huevos.
- Leche desnatada y quesos blancos sin lactosa (si por algún motivo se siente malestar al ingerir este tipo de productos debe evitarlos).
- Bebidas vegetales de almendra, avena o coco.
- Frutos secos como almendras, nueces, marañón, cacahuates, pistachos.
- Tes con propiedades digestivas y calmantes, como la manzanilla, tilo o toronjil (melisa), debiendo tomarse sin azúcar.
- Harina de avena, de almendras o de coco para preparar pan, tortas, galletas y ponquecitos caseros.
- Quinoa, alforfón y sorgo.
De otro lado, sobre los alimentos que se deben evitar indicó que “en la dieta para el síndrome de intestino irritable es importante evitar alimentos que sean estimulantes como café, chocolate, bebidas energéticas, té negro y té verde; la ingesta de bebidas alcohólicas y de alimentos que contengan edulcorantes artificiales; de condimentos como la pimienta, picante, cubitos de caldo y salsas; y de alimentos con elevado contenido de grasas y de azúcares, como frituras, embutidos, cortes de carne roja con mucha grasa, quesos amarillos, queso crema, comidas congeladas tipo nuggets, pizzas o lasañas, comidas rápidas, galletas rellenas, pasteles elaborados, entre otros”.
De hecho, Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, reveló que la mayoría de las personas con diagnóstico de síndrome del intestino irritable pueden controlar sus síntomas con dieta, manejo del estrés, probióticos y medicinas.
Sobre la misma línea, se pueden tomar otras medidas para cuidar el colon como perder peso si la persona presenta sobrepeso; llevar una dieta saludable con un bajo contenido de sal y rica en frutas, vegetales y granos integrales; no beber alcohol; mantenerse activo físicamente (realizar ejercicio mínimo treinta minutos por día); dormir lo suficiente y beber mucho líquido.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.