¿Cómo se manifiesta el cáncer de hígado?

El hígado es el órgano de mayor tamaño dentro del cuerpo. Cumple funciones clave en el organismo. como digerir los alimentos, almacenar energía y eliminar toxinas.

En el hígado se pueden formar varios tipos de cáncer. El más común, según el instituto Mayo Clinic, es el carcinoma hepatocelular, que comienza en la célula hepatocito. Otros tipos, como el colangiocarcinoma intrahepático y el hepatoblastoma, son mucho más frecuentes.

Según expertos, es más común que un cáncer que se haya generado en otra parte del cuerpo se disemine en el hígado. Cuando la enfermedad inicia en otra área del organismo como el colon, el pulmón o el seno, y luego se disemina al hígado, se denomina cáncer metastásico y no cáncer de hígado. Este tipo de cáncer lleva el nombre del órgano en el que comenzó.

Causas

El cáncer de hígado ocurre cuando las células hepáticas desarrollan cambios (mutaciones) en su ADN. El ADN de una célula es el material que proporciona instrucciones para cada proceso químico en el cuerpo. Las mutaciones del ADN causan modificaciones en estas instrucciones. Un resultado es que las células pueden comenzar a crecer fuera de control y con el tiempo pueden formar un tumor, es decir, una masa de células cancerosas.

Algunas veces se conoce la causa del cáncer de hígado, como en el caso de las infecciones crónicas por hepatitis, pero a veces también puede presentarse en personas sin enfermedades preexistentes y no está claro qué lo origina.

Según la Sociedad Americana de Cáncer, con frecuencia los signos y síntomas del cáncer de hígado no aparecen sino hasta que la enfermedad se encuentra en etapas más avanzadas, aunque a veces pueden presentarse antes.

Los síntomas más frecuentes, según esta entidad, están relacionados con pérdida de peso y de apetito, sensación de llenura luego de comer poco, náuseas o vómitos, agrandamiento del hígado y del bazo, dolor en el abdomen (vientre) o cerca del omóplato derecho, hinchazón o acumulación de líquido en el abdomen, picazón y coloración amarillenta de la piel y los ojos.

Otros síntomas pueden incluir fiebre, venas agrandadas en el abdomen que se pueden observar a través de la piel, y sangrado o moretones anormales.

Las personas que tienen hepatitis crónica o cirrosis pueden sentirse peor de lo habitual o solo presentar cambios en los resultados de los análisis de laboratorio, como en las pruebas para evaluar la función del hígado o para medir los niveles de alfafetoproteína (AFP).

La Sociedad Americana de Cáncer, indica que algunos tumores del hígado producen hormonas que actúan en otros órganos aparte del hígado. Estas hormonas pueden causar: altos niveles de calcio en la sangre (hipercalcemia), ocasionando náuseas, confusión, estreñimiento, debilidad o problemas musculares.

También pueden provocar bajos niveles de azúcar en la sangre (hipoglucemia), lo que puede causar cansancio o debilidad; aumento del tamaño de los senos; altos niveles de glóbulos rojos y de colesterol.

Según los especialistas de Mayo Clinic, algunos de los factores que aumentan el riesgo de padecer cáncer primario de hígado son los siguientes:

1. Infección por el virus de hepatitis: La infección crónica por el virus de la hepatitis B o el virus de la hepatitis C aumenta el riesgo de padecer cáncer de hígado.

2. Cirrosis: Esta afección progresiva e irreversible hace que se forme tejido cicatricial en el hígado y aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer en este órgano.

3. Ciertas enfermedades hepáticas hereditarias: Algunas de las enfermedades hepáticas que pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de hígado son la hemocromatosis y la enfermedad de Wilson.

4. Diabetes: Las personas con este trastorno del azúcar en sangre tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de hígado que las que no lo tienen.

5. Enfermedad del hígado graso no alcohólico: Una acumulación de grasa en el hígado aumenta el riesgo de padecer cáncer de hígado.

6. Exposición a aflatoxinas: Las aflatoxinas son venenos producidos por mohos que crecen en cultivos mal almacenados. Los cultivos, como los granos y las nueces, pueden contaminarse con aflatoxinas, que pueden terminar en los alimentos elaborados con estos productos.

7. Consumo excesivo de alcohol: Consumir diariamente y durante muchos años una cantidad de alcohol que es superior a la moderada puede llevar a un daño hepático irreversible y aumentar el riesgo de padecer de esta enfermedad.